Libros y madres
Desde que el niño nace, se le cantan canciones, se le enseñan juegos, se les cuentan cuentos, se miran libros ilustrados y ya se están creando vinculaciones con el lenguaje. Todo esto sirve para fomentar la lectura desde pequeños. A la hora de establecer una educación literaria que cree afición, el adulto que lee utiliza sus juicios de valoración, selecciona sus preferencias, escucha las opiniones de otros que han leído. Comparte la lectura para ver cuál es la interpretación que hace la otra persona: hay que formarse para llegar a ser lectores.
El mundo de los libros no existiría sin los lectores, es obvio. De todas formas muchos estudiosos aseguran que no desaparecerá el formato del libro convencional y, por tanto, tampoco el incondicional lector, no sólo de novelas, sino de poesías, ensayos y, por qué no, de periódicos.
Sé que mucha gente piensa que esto de celebrar "los días de..." es algo comercial y que beneficia únicamente a las grandes superficies. Pero yo no lo creo. Porque me parece bien dedicar los días a las cosas buenas y las madres...ya sabemos cuánto de sacrificio hay en ellas. Lo sabemos, por desgracia, cuando somos madres nosotras mismas, porque antes...más de un quebradero de cabeza han tenido por nuestra culpa, por nuestro deseo de volar, por nuestra insatisfacción, por las cosas de la edad.
Cada uno de vosotros tendrá, seguramente, algún libro asociado a su madre. En mi caso, hay muchos, porque mi madre ha sido siempre (ahora lo sigue intentando) una lectora empedernida, tanto de libros, como de prensa y de revistas. Y estas cosas se aprenden en casa. La costumbre de leer el periódico todos los días o de estar al tanto de la actualidad, todo eso viene de una crianza determinada, en la que las madres tienen mucha importancia. Aunque hoy le he enviado flores y no libros, los libros son su principal regalo siempre y hay literatura que está asociada a sus gustos, a comentarla y a hablar de los personajes como si fueran gente cotidiana. Como he dicho en alguna otra ocasión, el cine y la lectura han sido los pilares de mi educación sentimental. Así, mezclados con los nombres de las vecinas de la calle o de las amigas y parientes, están los de Rebeca, Ingrid Bergman, Escarlata O´Hara, Belinda, las hijas de Mujercitas, la señorita Marple y un sin fín de personajes, femeninos y masculinos, de los que hablamos y que hemos incorporado a nuestras vidas.
Las madres que leen, las que se sientan con sus hijos a ver pasar páginas de libros, las madres que tienen su propio rinconcito con su biblioteca, llena de casi todo, incluso de novelas de Corín Tellado o de obras de autoras románticas, de revistas, de recortes de páginas dedicadas a las estrellas de cine; las madres que se sientan con sus hijos a comentar tal o cual libro; las que recorren las librerías de la mano de los niños; las madres y los libros, dos realidades que están cercanas y que, cuando lo están, es una bendición.
¿Verdad?
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