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Woody en París

 


Los que formamos la enorme legión de militantes en la fe Allen esperamos siempre con entusiasmo y expectación su última película, no la que termine con su carrera sino la que continúe con la misma. A ver qué dice, a ver qué pasa, a ver qué cuenta. Esperamos su narrativa y sus imágenes, creemos en sus intenciones y admiramos que vuelva a trabajar con profesionales tan magníficos como este Vittorio Storaro, director de fotografía, que dejó en la retina sus dorados memorables en otras de sus películas y que ahora plasma un París de ensueño. ¿Quién no querría recorrer este París?

En el imaginario Allen tiene un papel esencial la suerte, la casualidad, aquello que surge sin esperarlo y que te cambia la vida. Él cree firmemente en eso y nosotros también. Shakespeare lo llamaría "el destino" y Jane Austen trataría de que la razón humana compensara las novelerías de la naturaleza. Allen también cree en la fuerza de la atracción y en la imposible lucha del ser humano contra sí mismo. Pero todo eso no lo suelta en plan discurso del método sino que lo barniza de película amable, de planos bonitos y de esa distancia irónica que logra hacernos pensar sin pretenderlo incluso. Aquí, en esta "Golpe de suerte", Allen añade una muesca más a su trayectoria de bondades cinematográficas y está bien que lo haga con una película rodada en el país de la nouvelle vague, en el sitio en el que los amantes de todo el mundo se intercambian anillos y abrazos. 


Veamos para empezar la ficha técnica de la película: 

Coup de chance (título original), 2023, 96 minutos de duración, producción francesas, escrita y dirigida por Woody Allen. Fotografía de Vittorio Storaro. Coproducción Francia-Estados Unidos; Petite Fleur Productions, Gravier Productions, Perdido Productions, Dippermouth.

Reparto: Lou de Laâge, Niels Schneider, Melvil Poupaud, Valerie Lemercier, Elsa Zylberstein, Grégory Gadebois, Guillaume de Tonquedec, Bárbara Goenaga, Jeanne Boumaud, Anne Loiret, Sara Martins, Arnaud Viard, Isabelle Hupert, Bruno Gouery.


¿Qué historia nos cuenta Allen en esta ocasión? 

Los protagonistas son un matrimonio ejemplar, de esos que dan envidia, Jean y Fanny. Se llevan de maravilla, tienen buenos trabajos, viven bien, tienen una casa preciosa y el tiempo no ha desgastado su amor. El tiempo, eso que es capaz de horadar hasta las mayores pasiones (y así lo ha contado Allen en sus películas) parece detenido en ellos: se siguen amando. Pero cuando Fanny se tropieza de casualidad con un antiguo compañero del instituto, Alain, las cosas se tambalean. Si hay quien piense que esto es imaginación del cineasta se equivoca. Esas situaciones existen, se dan y te golpean con fuerza. Por eso lo cuenta aquí nuestro querido Woody, porque insiste en la fuerza tempestuosa de los flechazos y de los encuentros fortuitos que llevan, quizá, al desastre. Porque todo puede pasar del rosa al gris y del gris al negro en un tiempo récord. 


Woody Allen es especialista en darnos a conocer actores jóvenes que después de pasar por sus películas ya no son los mismos, aunque algunos exponen una suerte de desagradecimiento que da grima, caso del insulso Chalamet. La película ha tenido una buena acogida entre la crítica, sin que falte el acérrimo detractor que siempre alude la misma monserga para ponerle un Cero, que Allen sigue siendo Allen. Qué esperabas?

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