Crónica de la vida
Esta es la imagen que vale más que mil palabras. Las portadas de esta revista son una especie de crónica diaria de lo que nos va sucediendo. En este caso, tan reconocible. La mesa llena todavía de los cacharros de la cena. Una familia numerosa, quién sabe si con algún invitado además. Un montón de gente. Cada uno a lo suyo. Cada uno enfrascado en su móvil, las pantallas brillando, las personas de todas las edades absortas en su propio juego, separados, distintos, alejados.
Me ha hecho recordar, por lo exótico, nuestras sobremesas de infancia. Mucha gente en la mesa, los platos todavía sin recoger, el postre a medias, la charla. La charla, la conversación, el intercambio, las miradas. Si todo eso se ha sustituido por una brillante pantalla que parece acercarte al mundo, entonces es que el apocalipsis no es una broma de Billy Wilder.
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