Silverio y un puñado de historias
Acabo de caer en la cuenta viendo las estanterías, todas acristaladas, porque no quiero que a mis libros el polvo los ensucie y, sobre todo, que mi alergia reviva al leerlos. Acabo de caer en la cuenta de que tengo una muy buena biblioteca de temas flamencos. Llevo años intentando que no falte ningún libro que merezca la pena, algunas directamente flamencos y otros que están relacionados con la cultura andaluza. Y dándoles una vueltecita he encontrado este, que me parece un libro extraordinario como lo fue el evento que dio lugar a sus páginas, las actas del seminario dedicado al primer centenario de la muerte de Silverio Franconetti. Fue una cita de lujo y lo que recuerdo nítidamente es que estábamos allí cuatro gatos. Cuatro gatos mal contados. Creo recordar que las conferencias eran en el paraninfo de la universidad y también que allí no había flamencos ninguno. Ni artistas ni nada. Cinco o seis personas en cada sesión. Y el plantel no podía ser de más categoría. Y los contenidos, igual. Y yo, siendo lo que mejor se me da, aprendiendo, estudiando, oyendo y disfrutando de la gente que sabe.
José Luis Comellas, Juan Antonio Lacomba, Antonio Miguel Bernal, Isidoro Moreno, Alberto González Troyano, Carlos Álvarez Santaló, Manuel Ríos Ruiz, José Blas Vega, José Luis Ortiz Nuevo, Fernando Quiñones, Rafael Salinas, Francisco Gutiérrez Carbajo, Miguel Espín, Romualdo Molina. Casi nada. Historiadores, geógrafos, antropólogos, flamencólogos, filólogos, escritores, poetas, investigadores. Casi nada.
Echo de menos esta categoría. Esta erudición. Esta elegancia de ofrecer lo mejor de sí y estar a la altura. Alejandro Rojas Marcos me regaló el libro, difícil de conseguir porque no se vendía. Y recuerdo aquellas charlas que rememoro al leer estas actas y que conservo como oro en paño. Todos, de algún modo, fueron mis maestros. Salga la luna y el sol.
Comentarios