Bell y Virginia

 


(Quentin Bell, a la izquierda, de niño junto a sus hermanos Angelica y Julian)
  

De igual modo que el sobrino de Jane Austen, James Edward Austen-Leigh (1798-1874) escribió Recuerdos de Jane Austen, la primera biografía de la escritora, así Quentin Bell (1910-1996), hijo de Vanessa Bell, la hermana mayor de Virginia Woolf, escribió su biografía. Sin embargo, ahí terminan todas las semejanzas. Si Austen-Leigh hubiera hecho lo mismo que Bell entonces nos cantaría otro gallo, conoceríamos mucho más a Jane Austen y estaría despojada de todo ese manto de disimulo que la familia tejió sobre ella, para esconder no se sabe qué. 

Quentin Bell escribió su biografía por encargo del viudo, Leonard Woolf, ante la insistencia de este y porque ya se barruntaba que habría otros atrevidos biógrafos. Quiso preservar el conocimiento cabal sobre su tía pero también quiso decir la verdad, no edulcorarla ni hacerla pedir perdón por cómo fue y por lo que escribió. Esto ocurrió en 1972. Desde entonces, ya nunca más se podría decir que Virginia Woolf estaba en la oscuridad porque la biografía fue tanto un ejercicio de conocimiento como de vindicación. Debemos a Quentin Bell despojar de polvo la biografía de su tía, devolverla a la actualidad y hacer que se hablara de ella. El torrente de publicaciones de todo tipo sobre Virginia tuvo lugar a partir de esta obra y por eso es doblemente importante. 

Está bien saber a qué se debía tamaño olvido. Por qué hubo que esperar a 1972 para que Virginia Woolf entrara en el circuito de conocimientos académicos que se impartían en el Reino Unido en relación con la literatura de su época. Y tenemos cumplida información en el prólogo que escribe Marta Pessarrodona en el año 2002 para una de las ediciones del libro en español. Resulta que un matrimonio de "mandarines de Cambridge", F. R Leavis y Queenie Roth hicieron todo lo posible, que era mucho, para esconderla, ocultarla e impedir que se difundiera su obra y, de paso, "destruir todo lo que oliera a Bloomsbury". Así sucedió desde 1941, año del suicidio de Virginia y 1972, momento en que se publica esta biografía de Bell. 

De modo que no solo significó el resurgir de ella sino de todos los demás miembros del grupo, que antes no ocupaban espacio alguno en los contenidos que se impartían en las escuelas y universidades del Reino Unido por la presión sostenida del citado matrimonio. Flaco servicio a la literatura hacen estas actuaciones, mezcladas de opiniones personales, filias, fobias e inquinas mediocres. Deberíamos haber aprendido la lección, pero me temo que no es posible. La naturaleza humana, dice la señorita Marple, es la misma en todas partes. 


(Quentin Bell, retrato que se conserva en la National Portrait Gallery de Londres)

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