Ópera para mafiosos
(Patricia Clarkson es la esposa de Eliot Ness)
Coger las manzanas del árbol y no del cesto. Esa es la receta que el policía Malone le ofrece al agente del Tesoro Eliot Ness para impedir que, en su equipo, haya traidores. La épica de la lucha contra el crimen organizado en estado puro. Ness, juramentado hasta el final para conseguir llevar ante la justicia a Al Capone y los suyos. Experimentos fallidos, actuaciones fracasadas, momentos de desánimo, todo parece que va a ir mejor con esa cuadrilla de Intocables que además de a Malone y a Ness incluye al joven y experto tirador George Stone y al contable Wallace. Los cuatro son la reserva ética del Estado contra quienes en los años 30 anegaban de sangre las calles de Chicago a cambio de hacer suculentos negocios.
Esta es una película en la que la grandeza de los buenos hace todavía más patente la villanía de los malos. El malo más repugnante es, sin duda, Frank Nitti, asesino a sueldo que exaspera a Ness con su comentario acerca de cómo mató a su amigo Malone. Hay una frase de Eliot Ness que resume esta espiral violenta en la que todos pierden. He dejado al lado mis principios, dice, he hecho cosas que nunca me hubiera permitido antes. Y todo por lograr el objetivo de cazar al malvado. Es exactamente eso lo que suele ocurrir cuando los canallas son escurridizos y, sobre todo, cuando las estructuras están podridas. Podrida la policía, con los sobornos que les hacen ganar mucho dinero; podrida, la justicia, con los jueces comprados; podridos los jurados, todos a sueldo. Esas estructuras podridas son las que hacen posible la existencia de mafias del crimen al nivel de lo que narra la película, basada en hechos reales como todos sabemos.
La Ley Seca o Prohibición, que había nacido animada por grupos conservadores de origen anglosajón y que pretendían una mejora de las costumbres y, sobre todo, evitar los abusos que se producían tras las borracheras, dio lugar como contrapartida a un enorme aumento de la delincuencia y a un fortalecimiento del crimen organizado. Esto fue, al final, lo que hizo que terminara derogándose aunque todavía hay en USA lo que se llaman condados secos o ciudades secas. En los tiempos que narra la película, años 30, la Prohibición estaba ya a punto de ser derogada, algo que ocurrió en 1933. Gran decepción para Ness y los suyos, sobre todo porque el gran capo, Al Capone, no fue condenado por crimen sino por delito fiscal. Esta época ha sido una gran inspiración para el cine. Las estructuras criminales dominaban ciudades y pueblos, con su especial ley del silencio, llegando hasta los cimientos más profundos de la sociedad. El hecho de que Eliot Ness fuera incorruptible (Los Intocables) es una forma de expresar que, incluso dentro de la peor depravación, hay alguna esperanza, algunos hombres buenos.
El casting es uno de los grandes aciertos de la película. Kevin Costner hace un papel de duro con aspecto de tierno. Las escenas con su mujer, la grandísima actriz Patricia Clarkson, son encantadoras. Andy García encara aquí su primer papel importante y está soberanamente bien, anticipando ese personaje firme pero humano que luego encarnará en otras películas. Los malos son repugnantes y su caracterización hace de Robert de Niro uno de los mejores Capones de la historia. Y dejo para el final a quien, sin duda, ofrece un papel tan matizado, lleno de verosimilitud y de fuerza, que es un peso pesado del film: Sean Connery, como el policía de barrio que no quiere meterse en líos hasta que se mete.
Hay secuencias sobrecogedoras, escenas llenas de poderío, incongruencias que te levantan las tripas (como ese Capone oyendo ópera), momentos de tensión inenarrable (el cochecito del bebé cuando va cayendo por la escalera en la estación), actitudes heroicas y otras terriblemente criminales, hay una fuerza interior que la música, la enorme banda sonora del no menos enorme y grande Ennio Morricone, subraya y realza.
A esta película no le falta nada. Por tener, tiene hasta sus momentos de humor como cuando al final alguien pregunta a Ness qué hará cuando deroguen la Prohibición. Tomarme una copa, dice con una mezcla de conformidad e ingenio.
Sinopsis:
Chicago, 1930. Desde el año 1919 en que se promulgó la Prohibición, el crimen organizado es una de las principales fuentes de ingreso de bandas organizadas, mafias, e incluso alcanza a diversos estamentos sociales, estructuras judiciales y policiales. Para luchar contra esta lacra aparece la figura del agente del Tesoro Eliot Ness que recluta a un grupo de Intocables, hombres incorruptibles y de principios irrenunciables, para efectuar una operación de limpieza centrada en el jefe Al Capone.
Algunos detalles de interés:
El diseño de vestuario y la dirección artística merecieron sendas nominaciones a los Oscar. Realmente son extraordinarios. El primero estuvo a cargo de Marilyn Vance-Straker, consiguiendo unas prendas elegantes, llenas de glamour y reproduciendo fielmente la moda de la época, las hombreras grandes, los abrigos largos, los vestidos entallados, los sombreros, una auténtica maravilla.
Por su parte la dirección artística fue responsabilidad de un numerosísimo equipo comandado por Patrizia Von Brandenstein, William A. Elliot y Hal Gausman.
La música es la gran baza de la película, contribuyendo a la ambientación de una manera notable, haciendo énfasis en los distintos momentos, modulando las imágenes. Ennio Morricone, nacido en Roma y que ha puesto banda sonora a más de 500 películas, cumplió noventa años en noviembre de 2018 y es uno de los genios de la música de este tiempo. Ha conseguido multitud de premios entre ellos un Oscar honorífico y un Oscar en 2016 por la película “Los odiosos ocho” de Quentin Tarantino. Morricone fue un niño prodigio que entró en el conservatorio de música a los doce años y aprobó la carrera, que duraba cuatro, en seis meses.
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