"Golpéate el corazón" de Amélie Nothomb
Acaba de salir la última novela de Amélie Nothomb (Bruselas, 1967), publicada como las anteriores por la editorial Anagrama en su colección Panorama de narrativas. Se trata de una escritora inquietante, correosa a veces, limpia en muchas ocasiones, diversa, curiosa, extraña, quieta, certera. He leído algunos de sus libros y penetrado un poco en su mundo literario pero siempre hay sorpresas y este libro es una de ellas.
El tema central es la relación entre madres e hijas. He de decir que es una cuestión tan difícil de analizar sin caer en la mentira o en la ocultación que cada una de nosotras, las lectoras de este blog, podríamos escribir nuestra pequeña historia personal. Las madres y las hijas habitan en un mismo espacio pero tienen diferentes sentimientos, ven las cosas de distinta forma y son, en suma, seres opuestos que pueden o no llegar a encontrarse alguna vez.
Conozco muchos casos de madres e hijas que se odian, otras que se adoran, otras que se soportan, algunas que se admiran, bastante que se ignoran. En esa identificación de la niña con su madre hay mucho de misterio y mucho de rivalidad sin entrar en lenguajes psicológicos, algo que sí hace, de algún modo, Amélie Nothomb en esta novela. La psicología ha puesto nombre a los complejos, a los apegos, a la interacción entre estas dos personas que están condenadas a entenderse y también a separarse. La madre marca la vida de las hijas y las hijas, llegado el caso, podrán vengarse del abandono, del amor escaso, de la inatención o agradecer el apoyo o desear la rectificación. En la mayoría de los casos hay asignaturas pendientes que nunca logran aprobarse.
Quién no ha pensado alguna vez lo equivocada que estuvo al tomar esta o aquella decisión, al juzgar a su madre de determinada manera, al exigir tal cosa...La rectificación casi nunca es posible y solo cuando nuestra madre deja de ser la mujer fuerte que domina el hogar y se convierte en alguien débil, cansado, enfermo o dependiente, nuestra mente es capaz de reconstruir la vida en común viendo esos elementos, pequeños destellos, que se olvidaron en la efervescencia de la juventud y que significan, sin duda, algo más de lo que habíamos pensado.
Conozco muchos casos de madres e hijas que se odian, otras que se adoran, otras que se soportan, algunas que se admiran, bastante que se ignoran. En esa identificación de la niña con su madre hay mucho de misterio y mucho de rivalidad sin entrar en lenguajes psicológicos, algo que sí hace, de algún modo, Amélie Nothomb en esta novela. La psicología ha puesto nombre a los complejos, a los apegos, a la interacción entre estas dos personas que están condenadas a entenderse y también a separarse. La madre marca la vida de las hijas y las hijas, llegado el caso, podrán vengarse del abandono, del amor escaso, de la inatención o agradecer el apoyo o desear la rectificación. En la mayoría de los casos hay asignaturas pendientes que nunca logran aprobarse.
Quién no ha pensado alguna vez lo equivocada que estuvo al tomar esta o aquella decisión, al juzgar a su madre de determinada manera, al exigir tal cosa...La rectificación casi nunca es posible y solo cuando nuestra madre deja de ser la mujer fuerte que domina el hogar y se convierte en alguien débil, cansado, enfermo o dependiente, nuestra mente es capaz de reconstruir la vida en común viendo esos elementos, pequeños destellos, que se olvidaron en la efervescencia de la juventud y que significan, sin duda, algo más de lo que habíamos pensado.
La hija, Diane, es una de esas niñas inesperadas, indeseadas y poco queridas. Eso marcará su infancia y su vida toda. No hallará en Marie, la madre, hermosa, joven y popular, lo que todo ser humano desea: amparo, cariño, protección, mimos. Todo eso intentará buscarlo en Olivia, una profesora, en esa actitud de suplantación de los afectos que suele realizarse en ocasiones y que no da buenos resultados, quizá porque no es natural y porque termina saltando las costuras de las relaciones humanas. Por eso esta es una historia en la que lo humano está muy presente y en la que las emociones y los sentimientos se entrelazan para desconcertarnos y, quizá, para hacernos más inteligible lo que somos nosotros mismos.
Esta es la novela número 25 de Amélie Nothomb y la disección de los personajes, paralela a la trama, es la forma en la que el relato avanza hacia todas las direcciones posibles, su manera de narrar, ya conocida y muy admirada por los lectores que ven en ella esa extraña cualidad de la sinceridad intelectual y de la verdad no impostada.
Esta es la novela número 25 de Amélie Nothomb y la disección de los personajes, paralela a la trama, es la forma en la que el relato avanza hacia todas las direcciones posibles, su manera de narrar, ya conocida y muy admirada por los lectores que ven en ella esa extraña cualidad de la sinceridad intelectual y de la verdad no impostada.
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