La tarde estaba llena de un mar de tonterías


Todas las estaciones tenían las mismas letras. Escribíamos renglones casi sin darnos cuenta. Y la vida seguía su ritmo sin cansarse, tardes, las madrugadas, los otoños, los fríos. El gris ámbar del cielo en los amaneceres. El tibio sol que entraba por la ventana a secas. Y el jardín que se abría como un mar de amapolas. Escribíamos la dicha y yo no lo sabía. 

Una vez estuvimos al borde del abrazo. En las tristes noticias contábamos a solas que los sueños se sueñan pero nunca se cumplen. Y aún así era glorioso pasear las alamedas, confiar en que las horas tenían sabor a instantes y que todo se estaba formando sin quererlo, porque éramos tan difíciles de ubicar por la suerte, que la suerte llegó y no supimos verla. 

Si pudiera contarte cómo el sol se estremece cuando cruza el umbral de la ventana abierta...Si pudiera enseñarte cómo el engaño vibra y nos hace más pobres, nos encuentra más fríos...Si pudieras mirar con esos ojos tuyos cómo se desenvuelve al borde de las lágrimas y me cuenta que tiene siempre sabor a ausencia...Si no te hubieras ido todo sería más claro, todo sería más limpio, todos seríamos nuevos. 


Me parece mentira haber sido tan torpe. No haber reconocido el sabor de la brisa, que se escribe tan dulce que nadie la oscurece. Y esos ojos opacos nunca hubieran tenido ningún efecto en mí si contigo las tardes siguieran siendo horas. Ese cascabeleo tan falso de los sueños que nunca se escribieron, que nunca se inventaron y tú mismo enseñando que es más digno dejar de ser sin miedo, que asustarse por todo, que fingir que se quiere, que mostrar la desdicha, que levantar el alma estando abajo, tan triste como nunca diré porque es inútil. 

Mira como se mueve por la ciudad colmada de grúas y escaparates. Cómo escribe su vida, tan solo como está, tan sola como estoy. Dos soledades juntas que nunca se confían y que no serían tales si no te hubieras ido. Si no te hubieras ido la tarde cantaría, escribiría los versos, un mar de tonterías, películas antiguas, en sillones gastados, en rellanos de escalera que flotan al olor del agua que trepa sin descanso, sin ver, sin saber nada, en ti, no sé, si no te hubieras ido, si yo no fuera solo una presencia vaga, un temor, un deseo, el miedo, todo junto, sin ti, si tú estuvieras. 


(Imágenes de Uta Barth) 

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