"Hombres" de Angelika Schrobsdorff
La primavera de 2016 se inauguró con un éxito editorial: "Tú no eres como otras madres", que lanzaron de forma conjunta las editoriales Periférica y Errata naturae. Esta colaboración, que se convirtió en una feliz idea, dio sus frutos y, además de la crítica, el boca a boca, que es al fin lo que hace que un libro triunfe, lo convirtió en uno de los libros del año. El nombre de Angelika Schrobsdorff saltó a la actualidad literaria y aunque es muy difícil de pronunciar nos descubrió a una autora especial.
"Tú no eres como otras madres" pone sobre el papel la vida de la madre de la autora, Else Kirchner, que se salta las convenciones de la época, tuvo tres hijos de los tres hombres que amó y conoció el vértigo de los años veinte del siglo XX y la frivolidad de la sociedad berlinesa anterior al nazismo porque, sencillamente, quería"vivir su vida" lo que no es poca cosa. Hasta que no pudo ser. Para la escritora era su libro de memorias; para los lectores, un descubrimiento que dejó tan buen sabor de boca como para esperar algo más. Es lo que suele suceder cuando un autor interesa. Y por eso las dos mismas editoriales han prolongado su tarea y han publicado, en este año de 2018, también en marzo, este "Hombres", la primera novela de Angelika Schrobsdorff, la que le valió ser conocida dado su carácter escandaloso.
"Hombres" tiene también carácter autobiográfico. Su protagonista, Eveline Clausen, es hija de padre alemán y de madre judía. Vive su infancia coincidiendo con el ascenso del nazismo. Precisamente la escritora, que había nacido en Friburgo el día de nochebuena de 1927, emigró a Sofía en 1939 con su madre y no regresaría a Alemania hasta el año 1947. Una familia judía de clase media alta que se encuentra con que su vida cambia drásticamente. Y después vendría la postguerra, con la miseria y la desolación.
Cada uno de los ocho capítulos tiene un título alentador. El primero "El capitán de corbeta" comienza cuando ella tiene catorce años. Los siguientes son "Los hermanos", "Los candidatos al matrimonio", "El seductor", "El esposo", "El vencedor y el vencido", "El artista" y "El padre".
La historia comienza cuando ya viven en Sofía, adonde han llegado huyendo del ascenso del nazismo. La nostalgia de su país, Alemania, se trasluce ya en algunas frases, aparentemente simples: "Me interesaban mucho más los soldados alemanes. No porque fuesen hombres, sino porque venían de mi patria". Allí en Sofía conoce a otros berlineses que, como ella, han tenido que dejar atrás todo lo que constituía su vida y empezar de nuevo. Pocas veces, cuando se habla del nazismo, se cae en la cuenta de que no solamente hay que anotar en su debe el número de muertos, sino todos aquellos trasterrados, exiliados, gente que abandonó de forma obligada su tierra, su modo de vida, sus afectos, para intentar huir, muchas veces sin éxito, del señalamiento y la muerte.
Cada uno de los ocho capítulos tiene un título alentador. El primero "El capitán de corbeta" comienza cuando ella tiene catorce años. Los siguientes son "Los hermanos", "Los candidatos al matrimonio", "El seductor", "El esposo", "El vencedor y el vencido", "El artista" y "El padre".
La historia comienza cuando ya viven en Sofía, adonde han llegado huyendo del ascenso del nazismo. La nostalgia de su país, Alemania, se trasluce ya en algunas frases, aparentemente simples: "Me interesaban mucho más los soldados alemanes. No porque fuesen hombres, sino porque venían de mi patria". Allí en Sofía conoce a otros berlineses que, como ella, han tenido que dejar atrás todo lo que constituía su vida y empezar de nuevo. Pocas veces, cuando se habla del nazismo, se cae en la cuenta de que no solamente hay que anotar en su debe el número de muertos, sino todos aquellos trasterrados, exiliados, gente que abandonó de forma obligada su tierra, su modo de vida, sus afectos, para intentar huir, muchas veces sin éxito, del señalamiento y la muerte.
El texto está escrito en primera persona. Eveline nos cuenta su historia, entretejida de la historia de Angelika. Por ella desfilan escenarios, gestos, espacios, tiempos y personas. También los hombres a los que el título alude y que pasaron por su vida. Padres, amantes, maridos e hijos. Hombres. Con todos ellos Eveline realiza un doble juego: los observa y se implica en sus vidas. Están cerca y lejos a la vez. Es como si pudiera salir y entrar de un espacio único, reservado a aquellos que la rodean, involuntaria o voluntariamente. El ejercicio es complicado, pero el lenguaje es sencillo, asequible, y, en cada momento, podemos asimilarlo a lo que cualquiera de nosotras contaría de la vida. Desde el momento en que, siendo muy niña, se mantiene insegura ante su físico, ante las relaciones con los demás, hasta que esa seguridad se acentúa con el paso de los años, transgrediendo las normas y haciendo de ellas su propio manual de uso.
Seguramente en ese personaje creado a partir de ella misma hay otras muchas mujeres que, como Eveline, quisieron conjugar la miseria, la persecución y el desarraigo con relaciones sentimentales o encuentros con hombres, la mayoría de ellos poderosos, que ayudaran a paliar la pérdida de la vida cotidiana. En un escenario brutal, donde las cosas ya no son como eran, vivir intensamente es una preocupación esencial para esta mujer. Pronto descubriremos, junto a ella, que no es posible huir de ciertas cosas y, sobre todo, de uno mismo. Y, al final, una realidad tangible, inevitable, la llevará a entender, a modo de redención de pecados no cometidos, que existe algo, alguien, por quien vivir sin traicionarse.
Hombres. Angelika Schrobsdorff. Editoriales Periférica y Errata naturae. Traducción del alemán de Joaquín Aguilera Gamoneda. Primera edición marzo de 2018. Título original: Die Herren.
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