"Las sillitas rojas" de Edna O´Brien
Después de leer y releer Las sillitas rojas me di una vuelta por Internet para contrastar mi propia opinión del libro con otras de críticos avezados, gente que escribe en los periódicos, en los suplementos culturales, la gente que debe saber de literatura. Y me encontré con dos críticas tan absolutamente distintas que empiezo por referirme a ellas este reseña propia del libro. En Babelia escribió Marta Sanz y en El Cultural Joyce Carol Oates. Ambas visiones son tan diferentes que me han hecho pensar. Así que quizá esto sea una crítica sobre las críticas.
Lo que escribe Marta Sanz es posterior a lo de Joyce Carol Oates, unos quince días aproximadamente. Sanz explica de tal modo su visión del libro que, leyéndola, resulta imposible conocer su argumento y, más aún, la impresión que le ha causado la lectura. Parece evidente que, o no lo ha entendido, o no le ha gustado y no se atreve a decirlo, o se le escapa el universo O´Brien mucho más de lo que ella está dispuesta a reconocer. En un lenguaje engolado, lleno de claves literarias y culturales, pero que no aporta claridad, la escritora nos abre más interrogantes de los que cierra y concluye que tiene muchas dudas acerca del libro y su intención. Además de comenzar diciendo que es una obra sobre el conflicto serbio-bosnio y no identificar las claves del libro en el contexto de la literatura de Edna O´Brien. Si tuviera que leer este libro a partir del aliciente que supone una crítica, nunca hubiera llegado a hacerlo desde esta crítica.
Sin embargo, leer la página que publica El Cultural firmada por Joyce Carol Oates nos pone exactamente en la pista de sobre qué estamos hablando. Porque, debajo de la historia aparente, debajo de esos personajes y de su impostura, surge, y Oates lo percibe, la esencia misma de O´Brien, sus miedos, mitos, cobardías y atrevimientos. En realidad, no es el malvado asesino exterminador lo que suscita el mayor interés sino cómo el pequeño pueblo al que arriba con una identidad falsa cae en la trampa de sus manipulaciones, sencillamente porque son gente no solo ingenua, que también, sino obnubilada por una visión simplista de la vida, irracional, que les impide pensar por sí mismos. Y esto es exactamente lo que denuncia en todos sus libros Edna O´Brien acerca del telón de fondo de su Irlanda natal. Esa recurrencia del paisaje sentimental e intelectual de su vida es lo que identifica a este libro con el resto de su obra, lo que le da sentido de continuidad y lo explica. Y esto es lo que no ha logrado captar Marta Sanz y lo que ha asimilado divinamente la gran Joyce Carol Oates.
Edna O´Brien toma aquí una realidad bien conocida por ella, la de un pequeño pueblo irlandés "pintoresco y monótono", llamado Cloonoila y hace llegar a él un impostor, el doctor Vladimir Dragan, que se presenta como poeta, sanador y terapeuta sexual. Su llegada hará reaccionar a los habitantes del pueblo de formas muy diversas, pero todas tienen un denominador común: cada uno de ellos buscará la forma de que el extranjero les solucione algunas de sus debilidades y problemas, dejándose seducir por una apariencia venerable y por un espejismo. Incluso los que comienzan siendo suspicaces terminarán finalmente abducidos. La mujer, esa mujer que siempre surge en las novelas de la autora, es, en este caso, Fidelma McBride, que está casada con un hombre al que no quiere y no la hace feliz (otro rasgo recurrente) y que quiere ser madre a toda costa. El desenlace final abocará a Fidelma a una vida entregada a los demás, quizá como penitencia o expiación, quizá porque en ese servicio puede encontrarse alguna luz que, de otra forma, nunca aparecería.
No es este un libro sobre la guerra, ni sobre los asesinos que se esconden para evitar ser descubiertos, ni de los huidos de la justicia. Es más bien un libro sobre la naturaleza humana, sobre la forma en que un acontecimiento, un individuo, un hecho, es capaz de mover las aguas interiores de cada uno y las estructuras sociales de una comunidad. Es un libro sobre la manipulación que ejercen quienes poseen el poder de intervenir sobre los demás sin escrúpulos y sobre la ingenuidad de quienes viven una existencia basada en elementos irracionales, místicos, religiosos o fuera de la realidad. La indefensión de los desinformados, de los que no ofrecen ninguna reserva al exterior, de los que no conocen la suspicacia ni la desconfianza porque no han trabajado sus almas salvo para la entrega indiferente.
Es un libro, por tanto, de pensamiento, de filosofía de vida y de reflexión, más allá de las circunstancias concretas. Es un cuento en el que el malvado aparece surgido desde la historia reciente y desde fuera, como queriendo dar a entender que ese mal con mayúsculas es algo ajeno pero ante el que se encuentran desarmadas las buenas gentes que se conocen de toda la vida. Es el encuentro de dos mentalidades colectivas, una de las cuales no está preparada para la simulación y la mentira y la otra abusa de esta circunstancia. Es un aviso, quizá. Una llamada al orden, por otro lado. Siendo O´Brien hasta la médula hay aquí nuevas influencias o, quizá, una evolución marcada por el signo de los tiempos, por la asimilación de que los paraísos en un mundo globalizado terminan siendo contaminados y destruidos.
Las sillitas rojas. Edna O´Brien. Editorial Errata Naturae. Primera edición octubre 2016. Traducción de Regina López Muñoz.
Edna O´Brien (Tuamgraney, Irlanda, 1930) es, ahora mismo, la decana de las letras irlandesas.
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