En otro orden de rosas...
(Emile Vernon. Pintura)
El olor de las rosas te salpica. Ha llegado de nuevo, de improviso, de fiesta, desde lejos, a través del milagro de la técnica. Las rosas han convertido en un invernadero todo el lugar que habitas. Allí, sobre las aguas transparentes de un jarrón francés y de cristal, se posan quietas, sin llamar la atención pero lanzando rayos con su tono rosado y sus hojas tan verdes. Las rosas hoy se llenan de sentido, anuncian la efemérides, saludan el momento en que viste la luz, en que un hombre y una mujer callados, a la espera de verte, se miraron por fin con la mirada cómplice de quien sabe que existes y que eres. El calor de sus besos se mezcla con las rosas todavía. Existen porque sientes.
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