Trilogía de Edna O´Brien

Este libro cierra la trilogía escrita por Edna O´Brien (Tuamgraney, Irlanda, 1932) y que tiene en "Las chicas de campo" y "La chica de ojos verdes", sus otras dos obras. 

He comentado aquí ya la fascinación que me produce la lectura de O´Brien. Su descubrimiento me hizo entenderme a mí misma y mi propio interés por escribir sobre las mujeres y lo cotidiano. Una visión demorada, tranquila, pero certera es la que ella realiza en estos libros, escritos, respectivamente, en 1960 y 1964. Pero su vigencia no se ha perdido con el paso del tiempo, antes al contrario, sirven de explicación, de elemento aclaratorio de esa forma de vida femenina que me importa y me preocupa. 

Kate y Baba son ahora dos mujeres casadas y viven en Londres. Se conocen desde siempre, desde muy niñas. Han compartido avatares de la vida, sentimientos, dificultades, carencias, luchas. Ahora ha pasado el tiempo. Kate ha sido madre. Su marido es el amor de su vida. El de Baba, un tipo que le puede interesar económicamente. Kate es ingenua y vital, Baba es escéptica e irónica. Pero, en los dos casos, sobreviene el desengaño ante la vida marital, que no colma, ni mínimamente, sus aspiraciones de felicidad. Quizá es que no existe o que no es el matrimonio el marco ideal para ello. Aquí podrían correr ríos de tinta y cada mujer contaría su propia opinión del asunto. Pero el trasfondo de desilusión cubre, como una suave gasa que se pegara al cuerpo y no fuera posible evitarla, los comentarios que describen la vida marital pasado el momento de la fascinación. ¿Podemos vivir sin pasión toda nuestra vida para asegurarnos envejecer en compañía? ¿Es preferible gozar del ardor de la sangre y arriesgarse al puñal helado de la soledad? He aquí la elección que, a veces, no es tal, porque la vida decide por ti. 

Las claves de la novela, además de ese desengaño, son también la maternidad, la desigualdad de la mujer y la amistad entre las dos chicas. La maternidad no es, para la autora, ese canto feliz a un tiempo nuevo, lleno de fiestas y de celebraciones. No. Por el contrario, se trata de una difícil aventura, en la que hay mucho miedo y muchas inseguridades. Miedo e inseguridad son las dos emociones claves de las madres. Nunca descansarás ya como antes. Nunca te olvidarás de que existe una persona que depende de ti. Amor, sí. Desasosiego, también.

El sexo y sus problemas. ¿Qué clase de gen desconocido nos impide disfrutar del sexo a modo? ¿Qué clase de pulsión cultural hace que necesitemos que nos amen para gozar con el contacto físico? De una forma mucho más clara que en sus libros anteriores, la autora transita por estos temas cruciales, nada sencillos, desde luego, muy profundos, en todo caso.

Y, por fin, la guinda de este pastel es la armoniosa, inseparable, dulce y tierna amistad entre dos muchachas que se apoyan la una a la otra mientras que la vida las zarandea. La amistad con mayúsculas, aquí representada por dos seres distintos, dispares casi, pero unidos por lazos indestructibles. 

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