Cuentos para mi niño: El mago despistado

Dedicatoria: A Antoñito, el chiquilín


El mago Oz vive en el pueblo de Lión. Su casa es verde, su nariz es verde y su risa es verde. Oz hace magia pero siempre se equivoca. Hace trucos muy raros. Se confunde con la varita mágica. 





Un día se topó con un grillo. El grillo le pidió un favor. Quería ir a la Luna. Pero no sabía nada de cohetes. Oz le dijo: No te preocupes. Te daré un golpe de varita. Pero la varita se equivocó y mandó al grillo a un árbol del parque. 

Oz decidió construir un cohete. Cogió una lata, un palo y dos cajas viejas. Lo tocó todo con la varita ! y apareció un despertador !. Dio otro golpe y salió !un pato amarillo! Luego otro y apareció !un bebé de gorila! Oz se echó a llorar. 



Fue a visitar al viejo dinosaurio del valle. Se llamaba Arisauro. Este le animó. Arisauro era viejo y listo. Se puso a dar clases de magia a Oz. Le enseñó a mover la varita:
!Arriba!
!Abajo! 
!Rápido!
!Despacio!




También le enseñó a hacer pócimas: la pócima azul, la roja y la amarilla. La azul es para reírse, la roja para volar y la amarilla para conseguir los deseos. Entonces Oz le dio al grillo un tarrito con la pócima roja, para que pudiera volar a la Luna. El grillo se bebió la pócima y !catapum, chim, pum, pan, pon, arriba!!!

!Qué contento estaba Oz! !Por fin era un buen mago! !Hurra!!!!


Y todo, gracias al viejo dinosaurio. Después de aquello todo el mundo visitaba a Oz para pedirle ayuda: la rana le pidió un castillo; el loro, un sombrero; la gaviota, un barquito; el mono, un bocadillo; el vecino Pedro, un ordenador; el policía, una gorra nueva. 



Y tú, Antoñito ¿qué quieres pedirle a Oz?

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