Por donde quiera que vaya
Violeta me ha hecho caso y también, claro está, a su corazón, y el curso que viene estará viviendo en su preciosa ciudad en la que se ha buscado un piso encantador, que ella está decorando con grandes dosis de imaginación, frescura y alegría nórdica, ya me entendéis...Violeta no sentirá, con el paso de los años, el vacío de que a su alrededor no haya gente que la conoció de niña. No verá crecer a sus sobrinos en la distancia y vivirá cerca de todo lo que quiere, de todo lo que le importa.
Violeta está sola, como lo estamos todos, como lo somos todos. Pero en esa soledad habrá enormes ventanas abiertas al mundo exterior en el que viven sus seres más queridos, sus calles, sus recuerdos...Los gaditanos lo tenemos mal fuera de nuestra tierra. Porque no todo el mundo entiende ese sentido del humor nuestro, la permanente ironía, el ponerle motes a la gente, el meternos hasta con nosotros mismos. Sí. Por desgracia reprimo cada día las cosas que se me ocurren y hablo en un lenguaje políticamente correcto para que la gente no se mosquee. Ese es otro precio a pagar por haber volado sola hace tiempo.
Lo pienso ahora, rememoro esos tiempos, mi decisión de dejar mi casa, de dejarlo todo, de buscarme la vida en otro sitio y entiendo que no pude evitarlo, que no pude hacer otra cosa, que tenía que hacerlo. Sola llegué. De la nada y sin ayuda construí aquí una vida. Cuando el amor hizo su aparición esa vida adquirió el mayor sentido y aún más con mi hijo. Durante muchos años, veintidós, he tenido mi propia familia, esa aspiración de todos, ley de vida, dicen. Pero mi gran familia, mi familia de sangre, ha estado presente cada día, incluso en los tiempos en los que nos veíamos poco por la distancia y los avatares de la vida. En mis sueños siempre aparece mi casa, la casa de mi infancia, en esa calle tan llena de vida, la calle del sol, mi calle...ese es el paisaje de mis sueños, poblados de su gente, de mis padres, de mis hermanos, de los vecinos, de las niñas de la calle, de los amigos del instituto, de la pandilla o del colegio...
Violeta está donde debe estar. Por donde quiera que vaya encontrará signos de todas sus horas, de toda su gente.
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