En la Colección de Materiales Curriculares para la Educación Primaria,
que se editaron con motivo de la inmersión en la Logse, se dice:
“La
presencia del flamenco en la enseñanza constituye una necesidad insoslayable y
un reto para el profesorado andaluz. Esa necesidad viene subrayada por el hecho
de que el flamenco, además de tener unos valores musicales, artísticos y
literarios intrínsecos, es un medio de expresión del pueblo andaluz. La escuela
no puede permanecer al margen de algo tan vivo y tan nuestro, y, por lo tanto,
tan cercano al alumno. El flamenco es un conjunto de formas de expresión
cultural de características multiformes que incide sobre los diversos grupos
sociales de nuestra Comunidad. “
Se
entendía, por tanto, que el flamenco era parte de un entorno muy cercano al alumno
y que, por lo tanto, partir de su estudio y conocimiento debería constituir un
motivo de motivación para el trabajo escolar. En este sentido, sólo una
pregunta podemos hacernos ¿está el flamenco tan arraigado en los distintos
pueblos y ciudades de Andalucía como para que constituya un elemento común de
partida en el currículum de la enseñanza?
Con
el fin de favorecer el trabajo en el aula se editaron los Talleres de Cultura
Andaluza, cuyo número 18, publicado en 1986 (y reeditado dos años después) se
denominaba “Cantes y Bailes”. En la misma línea se editó el libro antes citado
de Calixto Sánchez y José Luis Navarro y entre los años 1988 y 1990 vieron la
luz sucesivamente los vídeos que formaban una colección sobre flamenco, también
editada por la Consejería
de Educación, compuesta por 26 entregas.
Los
problemas que entonces se vislumbraron en relación con el intento de una
enseñanza escolar del flamenco se referían a la necesidad de una selección de
contenidos, una secuenciación de los mismos, así como una batería de
actividades que, partiendo de unos determinados conceptos metodológicos,
hiciera posible, de forma práctica, llevar el flamenco a las aulas. A esta
necesidad intentó responder el libro “Didáctica del Flamenco” que escribí en
1989 por encargo de la
Consejería de Educación y que se publicó en 1990 dentro de la
colección que se denominó Nuevos Talleres de Cultura Andaluza.
Este
libro propugnaba una Didáctica del Flamenco basada en una serie de principios
metodológicos básicos:
1. Partir del entorno
más cercano al alumno (esto es, de las manifestaciones musicales del folklore)
para llegar al flamenco
2. Comenzar por el
ritmo y el compás
3. Utilizar una
metodología participativa
4. Integrar la
enseñanza del flamenco en un trabajo multidisciplinar
Estas cuatro premisas fueron debatidas y
acordadas en los numerosos cursos de formación sobre el flamenco que se
organizaron e impartieron en esos años. En 1991 tuvieron lugar, en este mismo
escenario del Centro Andaluz de Flamenco, entonces denominado Fundación
Andaluza del Flamenco, las primeras Jornadas sobre Didáctica del Flamenco.
Estas Jornadas que coordinamos el entonces director de la Fundación, Joaquín
Carrera, y yo misma, ponía especial énfasis en la participación de aquellas
personas que estaban llevando a cabo experiencias diversas sobre el flamenco en
el aula. Por ello, al ser de carácter regional, tuvimos profesores y maestros
de toda Andalucía, que se organizaron en diversos talleres con el fin de
trabajar de modo directo y de intercambiar sus experiencias.
Una cuestión previa subyacía en todo el
planteamiento, algo que no debemos perder de vista: no se trataba, ni se trata,
de enseñar a “hacer” flamenco, sino de enseñar a comprender, conocer, entender
el flamenco. No se trata de formar futuros profesionales, sino conocedores de
los aspectos más básicos de este Arte y, sobre todo, de generar una corriente
de respeto hacia el mismo. Un respeto que nos puede parecer obvio a los que, de
alguna manera, estamos interesados en esto pero que, todavía, tiene mucho
terreno por recorrer, pues, como manifestación artística ha sufrido y sufre una
situación de incomprensión, aislamiento e, incluso, de marginación. Qué parte
de responsabilidad tienen en ello los mismos que dicen defender al flamenco, es
algo que excede del tema de esta conferencia, pero que, sin duda, hay que
considerar a la hora de hacer una reflexión completa.
Partiendo, por lo tanto, de la base de que
la enseñanza escolar del flamenco está orientada a suministrar una formación
suficiente al alumnado, con el fin de que conozca, distinga y respete sus
contenidos, hay que señalar que ello no está reñido con que se adopte una
metodología de trabajo participativa, que se haga atractiva al alumno y que
implique, por ello, que se puedan realizar actividades de aprendizaje de palmas
o de cantes sencillos, sin que queremos hacer de la escuela un concurso de
estrellas.
Desde que se iniciaron los movimientos de
reforma en la enseñanza, consecuencia de los cambios legales y de la inquietud
del propio profesorado, se hizo necesario un esfuerzo de formación que
compensara los desconocimientos entre el profesorado. Ese esfuerzo divulgativo
no es ajeno al flamenco en otros formatos y contextos, lo que se pone de
manifiesto, por ejemplo, en la modalidad de CONFERENCIAS ILUSTRADAS que son tan
recurrentes en los ciclos de las peñas flamencas y de otras instituciones que
se dedican a este trabajo de divulgación. El flamenco, por su propia
complejidad y porque, está alejado de
las vivencias cotidianas del andaluz, precisa ser explicado,
contextualizado y connotado, para ser entendido y apreciado en sus matices y en
su conjunto.
En los Centros de Profesores, en las
Delegaciones Provinciales y en la propia Consejería se fomentaron los
encuentros, cursos, jornadas, congresos, que ponían en contacto a las distintas
personas que se habían interesado por convertir el flamenco en objeto de
estudio y aprendizaje escolar.
Los cursos de flamenco para maestros y
profesores que llevamos a cabo durante años tuvieron la oportunidad de contar
con los mejores artistas. Nombres como Carmen Linares, José Mercé, Diego
Clavel, Miguel Vargas, Aurora Vargas, Tina Pavón, Emilia Jandra, Marcelo Sousa,
José Parrondo, Luis de Córdoba, Mariana Cornejo, El Mistela, Ana Parrilla,
Manolo Franco, Moraíto Chico, José Luis Postigo, Antonio Carrión, Manolo
Sanlúcar… estuvieron ilustrando las conferencias de los mayores entendidos:
Manuel Ríos Ruiz, José Blas Vega, Félix Grande, Manuel Herrera Rodas, Ricardo
Rodríguez Cosano, Antonio Murciano, Antonio García Barbeito, Amós Rodríguez
Rey, José Cenizo…
El ambiente de trabajo en torno al flamenco
en las aulas era efervescente y produjo numerosos frutos, dispersos, eso sí,
pero que dejaron una huella fundamental en los alumnos que disfrutaron de estas
clases en los colegios e institutos de Andalucía.
(Conferencia de Catalina León Benítez, Jerez de la Frontera, 2008) (Continuará)
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