Sin olvido

Sobre "Ana Frank. La creación de una obra maestra" de Francine Proso. Ediciones Duomo, 2011. Título original: "Anne Frank: the book, the life, the afterlife". Traducción de Antonio-Prometeo Moya.

Francine Proso es una escritora estadounidense absolutamente interesante. Como ella misma cuenta, a los 13 años leyó el Diario de Ana Frank, de la misma forma que lo hacen tantísimos adolescentes. Siempre ha sido considerada una lectura propia para estudiantes y así se usa como libro de lectura en todo el mundo. En el Diario se ha destacado siempre su valor testimonial, aunque no muestra los horrores del Holocausto de forma directa, sino en forma de amenaza latente. Su éxito mundial se ha atribuido al terrible contraste entre la cotidianeidad que traza y el trágico destino de su autora y de todos, excepto uno,  los habitantes de la "casa de atrás".
Pero Francine Prose considera, además, que el Diario es, también, una obra literaria escrita por alguien con vocación y cualidades de escritora, y con voluntad de que fuera leído y conocido. En el libro que comentamos Prose disecciona, tanto el contenido del Diario, en sus tres versiones, como el contexto en el que se escribió (y, por tanto, el motivo y el detalle de la vida en la "casa de atrás"), así como los momentos últimos de la vida de Ana y el resto de los escondidos. Hay, asimismo, un capítulo dedicado a la vigencia del Diario y al interés que siempre ha generado entre jóvenes y docentes.
El libro de Francine Prose está escrito de forma tan ágil que parece una novela. Es mejor haber leído antes el Diario de Ana, pero, si no se ha leído, he aquí una excelente ocasión para no perdérselo. Siempre recomiendo que sea uno de los libros que los adolescentes y jóvenes lleven consigo en su formación como personas y como lectores. Todas las actividades que puedan enhebrarse en torno a él tienen sentido educativo. Las vivencias que expresa en sus escritos Ana Frank y los acontecimientos que condujeron al encierro y posterior deportación de Ana y sus siete compañeros, tienen que seguir sirviendo de enseñanza para todos ante los horrores del nazismo.
Ahora, el punto de vista de Francine Prose nos abre paso a una escritora, preocupada por su prosa y por su estilo, que reescribió las páginas de ese diario durante su encierro, con esa tensión interior que genera el hecho de escribir y la necesidad de expresarse con palabras. Una escritora a quien arrebataron la vida, pero no la memoria perdurable de su única obra.

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