Se fue Maggie la gata

Internet lanza al aire la noticia a través de todas las formas posibles: ha muerto Elizabeth Taylor. Tenía 79 años cumplidos el 27 de Febrero, pues había nacido en 1932, en Londres, por lo que era una de las actrices inglesas que llegaron a conquistar Hollywood. La noticia de su muerte me hace recordarla en su plenitud, en esos fotogramas que la muestran como una belleza única de ojos violeta: "La gata sobre el tejado de zinc", de 1958 es, quizá, el mejor tributo a su plenitud física. Antes de eso había debutado en 1939 y rodado un puñado de películas entre las que yo destaco siempre "Ivanhoe", a pesar de que aquí hacía un papel secundario, el de la judía Rebeca, enamorada sin suerte del héroe. "Ivanhoe" es una de las novelas de Walter Scott que me han parecido siempre más atrayentes y poderosas. Recomiendo siempre a los adolescentes que la lean y a los padres que se la regalen a sus hijos. Puede encontrarse en ediciones reducidas pero merece la pena leer las seiscientas páginas de la edición completa, por la multitud de matices, de detalles, por la fuerza que tiene la historia y la potencia de sus personajes. Hechos históricos y adrenalina en estado puro.
Pues bien, Elizabeth Taylor, después de ser Rebeca, en 1952, siguió su paso firme en la historia del cine, dentro la cual tiene su propio espacio. En 1963 filmaría "Cleopatra" con Mankiewicz, una cinta mítica no solamente por lo que rodaba, sino por lo que ocurría detrás, entre imaginarias bambalinas: la historia de amor entre Taylor y Richard Burton, uno de los mejores actores ingleses de todos los tiempos, una voz maravillosa en versión original. Después de una vida dedicada al cine, Elizabeth Taylor debutó en el teatro, en Broadway, en el año 1981 y dos años después, en 1983, representó en los escenarios una memorable adaptación de "Vidas privadas", con Richard Burton.
La actriz de los ojos color violeta (curiosa rareza que compartía con la princesa Margarita de Inglaterra, ya fallecida), obtuvo dos Oscar de la Academia: en 1961 por "Una mujer marcada" y en 1981 por "¿Quién teme a Virginia Woolf?".



En nuestra memoria una larga serie de títulos que nos traen recuerdos imborrables de cines de verano, de salas de proyección a oscuras en los largos meses de invierno, de actores inolvidables, de imágenes únicas: "Mujercitas" de 1949, "Un lugar en el sol" de 1951, "La senda de los elefantes" de 1954, "Gigante", 1956, "El árbol de la vida" de 1957, "De repente, el último verano", de 1959, o "La fierecilla domada", su segundo Shakespeare. Directores como Edward Dmytryck, Mike Nichols, Franco Zefirelli, John Huston o George Cukor, la tuvieron bajo sus órdenes.
Aparte de su biografía salpicada de matrimonios y anécdotas, Elizabeth Taylor fue una mujer comprometida con algunas causas que ocuparon sus últimos años, como la lucha contra el Sida, a raiz del fallecimiento, por esta enfermedad, de su gran amigo Rock Hudson. Su "mala salud de hierro" la mantuvo muchas veces saliendo y entrando de los hospitales, hasta ahora, en que ha fallecido.


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