"La modista de Dover Street" de Mary Chamberlain


Los libros con modistas son encantadores. Hay algunos de ellos circulando por ahí que son prueba de lo que digo. En general, el mundo de la costura es sugestivo, lleno de posibilidades, no solo literarias sino humanas. Quizá sean lo mismo en el fondo. Hace poco hablaba de "La modista" de Rosalie Ham, convertida también en una película de éxito y de aceptable factura protagonizada por la siempre interesante Kate Winslett. Antes de eso, el enorme suceso que supuso "El tiempo entre costuras" de María Dueñas, puso de actualidad, al menos en España, las tramas narrativas en torno a los talleres de costura, bien es verdad que con un trasfondo histórico importante. Recordadme, hablando de esto, que un día reflexione sobre lo que gusta en nuestro país la novela histórica o construidas al menos sobre un telón histórico importante. Para Rosalie Ham su modista tenía que cumplir una misión y resarcirse del pasado. Para María Dueñas, Sira Quiroga o su alter ego Agoriuq Aris estaba inmersa en otra misión, bastante más peligrosa, delicada y trascendente. Aunque nunca tendremos claro si la trascendencia tiene más que ver con el interior o con el exterior de los acontecimientos. 

"Flores para la señora Harris" de Paul Gallico, constituyó una reedición muy bien acogida de un tema eminentemente costureril, esa señora de la limpieza británica que se apasiona tanto con un vestido de Dior que tiene que llegar al continente, en concreto a París y allí intentar comprarse un traje en la famosa firma francesa. 

Así esta "modista de Dover Street" recala por una senda ya trazada pero tiene sus propias peculiaridades. Estamos en Londres, año de 1939 que señala, a la vez, el fin de la guerra de España y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Tiempos convulsos, difíciles, plagados de traiciones y se peligros. Ada Vaughan, ambiciosa, modista y soñadora, conoce a un aristócrata húngaro, Stanislaus von Lieben y con él viaja a París para cumplir su sueño. Este es el arranque del libro y, a partir de aquí, el nazismo, el gobierno de Vichy, la ambiguedad francesa, la Resistencia y, cómo no, el ardor vital de Ava para quien la única forma de subsistir espiritualmente a este hundimiento del mundo que le ha tocado vivir está en la creación de la belleza que, en sus manos, trasciende hacia los vestidos, la moda, la costura. Todos tenemos que buscar la felicidad allí donde se encuentre. Incluso en los peores tiempos de la historia. 

La modista de Dover Street. Mary Chamberlain. Editorial Planeta. Traducción de María José Díez Pérez. 2016. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

39 páginas

"Noche y día" de Virginia Woolf

La primera vez que fui feliz

Elegantes

Siete libros para cruzar la primavera

Slim Aarons: la vida no es siempre una piscina

Curso de verano