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Querido Sidney...

 


Algo había cambiado, en 1964,  desde que Hattie McDaniel recibiera el Oscar a la mejor actriz secundaria en 1940. Pero quedaba mucho por hacer. La pobre Hattie vivió en primera persona la situación de la época en cuanto al racismo. No pudo disfrutar de su premio como se merecía y toda su vida estuvo llena de obstáculos. El Oscar a Poitier en 1964 por "Los lirios del valle" tuvieron otro sabor. Segregación aparte, Sidney Poitier (Miami, 1927-Nassau, 2022) es el protagonista de algunas de las películas más icónicas de los años sesenta. A mi madre le parecía un actor excelente, de esos que tienen personalidad propia y que dejan su perfume por donde pisan, su impronta. Y eso que las películas no se veían en versión original porque su voz hubiera añadido algo más al cóctel. Mi memoria personal se detiene en "Un hombre para Ivy", "Rebelión en las aulas", "En el calor de la noche" y "Adivina quien viene esta noche". 

La primera es poco conocida pero avanza mucho de la personalidad de Poitier a la hora de trabajar: elegante, discreto, honrado, apuesto..."Rebelión en las aulas" dejó detrás un importante número de películas inspiradas en el mismo tema: profesor carismático que tiene que bregar con una clase de alumnos inaguantables. En la película se cantaba un tema que sería hit en esos años: To Sir, With Love, Al Señor con amor. 

"En el calor de la noche" es uno de mis thrillers favoritos. El inicio es sensacional: Sidney está sentado en la estación de un pueblo imaginario esperando un tren que ha de llevarlo a ver a su madre. Va muy bien vestido, tiene el aire de una persona acomodada, pero es negro. De modo que si hay que detener a un sospechoso de asesinato por parte de un ayudante de shérif de pocas luces, no cabe la menor duda de que va a tocarle a él. Cuando lo llevan a la oficina de la policía tiene lugar la escena antológica en la que discute con el shérif, genial Rod Steiger, siempre mascando chicle. Y la revelación: Sidney es el inspector Virgil Tibbs, de la policía de Filadelfia. No puede ser. Y ganando mucho más dinero que el humilde Steiger. Ese golpe de efecto marca toda la película. Y luego está el segundo: la bofetada que le da Tibbs a un tipo blanco, dueño de una fortuna. Una escena digna de la censura de la época. Nos puede parecer hoy una cosa baladí pero no lo era en absoluto. Estas son las pequeñas luchas que marcan los cambios. Nunca se había visto cosa igual en el cine. 

En "Adivina quien viene esta noche" no había bofetadas sino besos. Los besos entre él y su novia, la chica rubia y guapa, hija del director de periódico y la galerista, que se han conocido y van a casarse cuanto antes. La cena es de alto voltaje porque, además de ellos, están los padres del novio, un cura amigo de la familia y la omnipresente criada negra, que está en contra de todo por supuesto. Todo termina bien pero los discursos que van acompasando la historia y los gestos sucesivos tienen un peso importante en la visión de un mundo sin segregación ni diferencias entre los hombres. No soy un hombre negro, dice a su padre, soy un hombre. Nada más y nada menos. Los padres de la chica eran, nada más y nada menos, que Spencer Tracy en su última película y Katharine Hepburn.  La chica es Katharine Houghton, sobrina de la gran Hepburn. Y el director un Stanley Kramer que suma agilidad y dramatismo. Algunas escenas tienen el encanto especial de este director: la de los helados, la del proveedor de carne, las reacciones de la criada...Y la música ayuda de forma genial al relato. 

Todas estas películas, sus mejores obras, aunque no las únicas que merecen reconocimiento, tienen una característica: su rol de persona educada, formada, bien situada. Puestos a hacer comparaciones él era el más elegante, el mejor vestido, el que tenía un mejor puesto en la vida, el que más sabía, el más reconocido. No representaba la típica imagen del subordinado, el criado o el advenedizo. Todo lo contrario. Y ese es su primer triunfo. Lo que marca la diferencia. Cuando le dieron el Oscar a toda una carrera, en 2002, sucedió el hecho insólito de que el premio al mejor actor se entregara a Denzel Washington por "Training Day". Hay una escena que puede verse en los vídeos de la ceremonia en la que Denzel sube al escenario para recoger su premio y mira al palco en que está Sidney, junto a su esposa, la también actriz Joanna Shimkus, y levanta su propio Oscar en señal de victoria. Y fue una victoria, en efecto. Sigue siéndolo. 





Comentarios

E m i l io ha dicho que…
Es lo que se llama estar al día. Y de forma documentada y personalizada. Una lectura grata, amena y actualizada. Lo agradecemos tus lectores.
Caty León ha dicho que…
Gracias Emilio. La verdad es que este hombre me gustaba muchísimo como actor y también en su lucha.

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