¿Dónde estoy?

Mi madre tiene Alzheimer. Como es una enfermedad de la que se conoce poco y que se manifiesta de forma diferente según la persona, pues hay cosas que le cuestan, otras que olvida y otras que permanecen en su interior, guardadas en un lugar a la que la niebla de la enfermedad no llega. "Esas cosas imborrables" son, para ella, las palabras, la lectura, los libros, los nombres de los autores y los títulos de sus libros, los que tiene en una estantería donde casi no caben. Ella dice, "mira aquí están mis libros, porque me gusta mucho leer y leo sin gafas las letras grandes. Este autor es muy famoso (se refiere a Grisham) y en este otro libro cuentan la biografía de Lady Di, la pobre, que se mató en un accidente. También tengo otras biografías, porque me gustan mucho y libros de aventuras y todos los libros de la colección del Coyote, que son una especie de tebeos". Ella me dice siempre que coja cualquiera de sus libros y que me los lleve para leerlos. En el centro al que ha empezado a acudir le encargan tareas que sirven para estimular su memoria y su pensamiento, para retener las cosas: coser, sobrehilar, y todo aquello que tiene que ver con el cuidado de la casa. Pero lo suyo, lo que más le gusta y le ha gustado siempre (además del cine, que ya no oye) es leer.
Las palabras no se le han olvidado, ni la facultad de leer y entender la lectura, incluso cuando aparecen rótulos en la televisión, que no oye, porque prescindió de su aparato para el oído hace años y ya no ha querido volver a oír. Las palabras no se le han olvidado, ni los nombres de los escritores, ni las grandes heroínas, pero no sabemos por cuánto tiempo. Esta es una enfermedad rara y desconocida, así que quizá deje de poseer su mayor tesoro, lo que la ha distinguido siempre de las mujeres de su edad: su amor por las palabras, por los libros, por los periódicos, por todo lo que significa saber y entender el mundo. Quisiera que la enfermedad fuera clemente con ella y no le quitara nunca ese placer ni tampoco la expresiva alegría con que nos recibe cuando nos ve y nos llena de besos.


Comentarios

andrea guzmán ha dicho que…
Me siento identificada con su historia porque, también tengo a mi madre con la misma enfermedad pero lamentablemente a ella que le gusto mucho la lectura, ya no los lee...solo los hojea....espero que su madre conserve por mucho tiempo la habilidad de leer.
Caty León ha dicho que…
Entonces, ya sabes cómo es esto. Suerte.
leona ha dicho que…
No se si dejó de leer cuando empezó a apagarse o si empezó a apagarse cuando dejó de leer. Pero ya no fue la misma desde que no tenía aventuras que contar de sus libros. Eran su pasión y creo que la mejor herencia que nos ha dejado a muchos de sus hijos. A mi me invitaba a leer los que les parecía muy interesante en ese momento. Decía que yo sabía cuidarlos y siempre se los devolvía. Y era verdad, entendía su amor por los libros porque a mi me ocurre lo mismo.

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