"La bailarina" de Ogai Mori
La Editorial Impedimenta nos ofrece ahora un libro pequeño, que incluso podemos llevarnos a la playa para leerlo cómodamente allí, frente al mar. Te cuento algunas cosas de este libro que la misma Editorial refiere:
"La Bailarina" de Ogai Mori.
Traducción de Yoko Ogihara y Fernando Cordobés. 80 páginas:
Hermosa alegoría sobre el amor y la renuncia, La bailarina es una de las piezas más delicadas del japonés Ōgai Mori, máximo exponente, junto a Natsume Sōseki, de la literatura nipona de la era Meiji. Fruto del viaje de su autor a Alemania, país al que se trasladó para perfeccionar sus estudios de Medicina, La bailarina narra, casi en una imagen especular de la Madame Butterfly de Puccinni, el improbable encuentro de Toyotarō Ōta, un joven estudiante japonés, con una bailarina alemana, pobre y bellísima, que poco a poco lo va seduciendo hasta atraparlo. Toyotarō, que por educación posee un acerado sentido del honor, debe elegir entre su carrera y sus violentos sentimientos amorosos hacia la muchacha. La bailarina constituye una fábula de una sencillez pasmosa, que aúna amor, abandono y culpa. Un auténtico clásico de la literatura japonesa por fin recuperado en castellano.
Si no conoces al autor, también te puedo añadir una biografía realizada por Impedimenta para presentar el libro citado:
Ōgai Mori, seudónimo de Rintaro Mori, nació en la ciudad japonesa de Tsuwano, en la antigua prefectura de Iwami, en 1862. Su padre ostentaba el cargo hereditario de médico del señor feudal de su pueblo, y, al ser Ōgai el primogénito, se dio por hecho que seguiría la tradición familiar. En 1872, con la llegada de la Restauración Meiji, los Mori se mudaron a Tokio. Tras licenciarse en Medicina con diecinueve años, convirtiéndose así en la persona más joven en graduarse en esta especialidad en Japón, eligió la carrera de oficial médico del ejército. Pronto fue enviado a Europa, y residió en Alemania desde 1884 a 1888, experiencia que le inspiraría uno de sus relatos más conocidos, La bailarina (1890). Fue allí también donde se familiarizó con la literatura occidental. De hecho, Ōgai Mori fue el primer japonés en viajar en el Orient Express. A su regreso a Japón se entregó a una intensa actividad como traductor de obras literarias occidentales, con tan buen oficio que algunas de sus traducciones (como las de Goethe, Schiller, Ibsen, Andersen o Hauptmann) están consideradas auténticos clásicos de la literatura japonesa. En 1899, Mori se casó con Toshiko Akamatsu, hija del almirante Noriyoshi Akamatsu, aunque se divorció al año siguiente. Se da la casualidad de que su casa, situada en el distrito tokiota de Hongo, donde escribió gran parte de sus obras tempranas, se la alquilaría más tarde al también escritor Natsume Sōseki, que compuso en ella sus primeras novelas, como Soy un gato o Botchan. De hecho, el inmueble, aún hoy en pie, se conoce como «la casa del gato». En 1907 se le reconocieron de manera oficial sus méritos médicos y militares, y Ōgai Mori fue ascendido al cargo de General Médico, el puesto más alto de su rango. Además de La bailarina, Mori escribió algunos de los cuentos más brillantes de la moderna literatura nipona, como (1913), El ganso silvestre (1913), Sansho el camarero (1915) y La barca en el Takase (1916). Asimismo, escribió apreciables novelas, como Vita Sexualis (1909). Murió en Tokio en 1922.
Como he comentado en otras ocasiones, Impedimenta no nos defrauda y estas pequeñas joyas siempre consiguen atraparnos y entrar en nuestro corazón. Ahora, el verano que se ha iniciado ya, es un buen momento para dejarse llevar por historias como ésta.
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