En la librería
/Librería Ler Devagar, Lisboa, Portugal/
Como sueles hacer, te pierdes en la librería a la hora de comer y se te olvida la comida. En las estanterías hay muchos libros en inglés y te pones a buscar la sección de jardinería porque, dices, los ingleses son muy amantes de los jardines. El chico que te atiende tiene la paciencia de un santo. Porque eres un cliente difícil, que siempre tiene tendencia a irse a lo más raro y porque hay que sacarte las palabras con sacacorchos. El chico de la librería no tiene por qué estar pendiente de ti, te digo. Y te sonríes. Y me desarmas. Te he dejado con tus libros en inglés y con portadas de flores y me he ido a buscar cosas de Lidia Jorge o de Peixoto, o también de Eça de Queirós y de Pessoa. Encuentro una edición de El primo Basilio que es un primor, con una cubierta blanca y rosada, muy original y bonita. Y luego me llevo dos libros más cuyos autores desconozco pero también tienen unas cubiertas preciosas. Entonces tú te das cuenta y me dices: ea, qué bonitos ¿no? Y te ríes Y me desarmas. Pocas cosas dan más ganas de hacer el amor que ir de librerías contigo.
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