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"La historia de amor del señor Gilfil" de George Eliot


En "La historia de amor del señor Gilfil" la autora cuenta la historia de Caterina Sarti, una niña italiana que es huérfana y acoge una aristocrática familia que la cría en Inglaterra. Dos jóvenes muy distintos aparecen en la vida de la muchacha, uno de buenos sentimientos y otro que va a jugar con ella y a engañarla. Es una historia, por tanto, de desesperanza y de salvación, porque la tristeza ocasionada por uno va a ser paliada por la ayuda del otro. Una historia cotidiana, si nos fijamos, y que la autora cuenta con su particular estilo directo y realista, más allá de exageraciones y adornos, dando primacía al carácter de los personajes y a aspectos como la educación del carácter o las conveniencias sociales. 

La historia de amor del señor Gilfil

George Eliot

Traducción de Ricardo Bestué

Editorial Belvedere

Primera edición: noviembre de 2023

Mary Ann Evans había nacido en las Midlands, esa zona del Reino Unido de la que habla en sus libros D. H. Lawrence, el escritor que descubrí con pocos años y del que aprendí algunas cosas imposibles de explicar. Allí, en South Farm, Arbury, condado de Warwick, en una familia de la clase media rural y de fuertes convicciones evangélicas, nació y se crió esta escritora que, tras pasar por un colegio de primera enseñanza, estuvo en un internado hasta que, a los diecisiete años tuvo que volver a su casa por la muerte de su madre. Ese era el destino que le esperaba. Cuidar de la casa, la hacienda y de su padre. 

Pero, de forma autodidacta, Mary Ann estudió griego, latín, alemán, italiano y adquirió una formación inaudita para una mujer de su tiempo. Y para un hombre, añado. Y para cualquier persona de cualquier época, me parece. Tras viajar por Europa durante dos años se dedicó a realizar reseñas de libros en la revista "Westminster Review", hasta que, en el año 1856 publicó, por entregas como era habitual, su primera novela "Amos Barton" y en 1857/58 "Escenas de la vida clerical" que salió en formato libro y puso en la calle su pseudónimo, George Eliot, con el que se la conoce. Dentro del libro estaba "La historia de amor del señor Gilfil" que se publicó antes de forma anónima en la revista literaria "Blackwood's Magazine". 

La serie de obras que continuó publicando sigue con "Adam Bede" de 1859, "El molino junto al Floss" de 1860, "Silas Marner" de 1861, "Romola" de 1863, "Felix Holt, el Radical" de 1866, "Middlemarch" de 1871/72, "Daniel Deronda" de 1876, "Las impresiones de Theophrastus Such", de 1879 y otros textos dedicados a ensayos y, en menor medida, a la poesía. 

Su vida personal fue extremadamente curiosa, sobre todo si tenemos en cuenta la época en la que vivió. Pero hay mujeres que cruzan los límites de la cronología y son capaces de crearse una vida sin que les afecten las opiniones externas. Son esas mujeres cuya inteligencia emocional acompaña a su inteligencia creadora, casos quizá extraños, porque lo corriente es que las emociones devasten las vidas de quienes se sienten plenas de fervor creativo. Durante muchos años fue amante de un hombre casado, George Henry Lewes, filósofo, científico y crítico. La pareja vivía junta, a pesar de la situación matrimonial de él, ya que estaba claro que no podía divorciarse. A pesar de eso, tuvieron una relación plena, basada en su complicidad intelectual y en su amor personal. Cuando murió Lewes, su gran apoyo durante toda su vida, se casó, meses antes de morir, con John Cross, amigo de siempre de los dos, que actuó como su albacea testamentario y se ocupó de escribir la primera biografía de la escritora. 

La obra de George Eliot está caracterizada por la sensibilidad, por realizar certeros retratos de la vida de la gente sencilla. Fue una racionalista que se alejó de las creencias puritanas que había recibido de niña y que se cuestionó aspectos de la vida que todavía la situaron más adelantada a su tiempo que el resto de escritores de la época. "Middlemarch" una de sus obras más representativas, se subtituló como "A study of provincial life", dando así muestras de su apego a la tierra, de su forma de acercar la vida cotidiana a los libros, de la misma manera en que lo hacía, por ejemplo, Jane Austen, maestra de todas las narradoras inglesas. 

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