Ariadna abandonada por Teseo (1774), Angelika Kauffmann, Museo de Bellas Artes (Houston)
Las referencias que tenemos acerca del aspecto físico de Jane Austen coinciden en afirmar que se trataba de una mujer alta, de buena figura, rasgos regulares, cabello oscuro y mirada ingeniosa. Por desgracia, los dos únicos retratos que circulan de ella los hizo su hermana Cassandra, que no era Vanessa Bell, desde luego, sino una artista más que regular y que ofrecen un físico algo adusto y pocos datos verdaderamente interesantes. Resulta raro que en ningún momento optara por hacerse un buen retrato a cargo de algún pintor adecuado, pero así es y la posteridad tiene que apañarse con esa pobre iconografía de la escritora.
Sin embargo, sí nos han llegado referencias escritas acerca de su persona. En lo que se refiere a la altura ella misma la deja clara y basta con hacer un pequeño cálculo para conocer cuánto medía. El 25 de enero de 1801, en una carta escrita desde Stevenson y dirigida a Cassandra Austen, la hermana, que estaba de temporada en Godmersham, le solicita encargue un sencillo vestido marrón de muselina de batista para las mañanas. Además hace referencia a algo que ha visto en una tienda y le ha encantado, una tela de un hermoso color amarillo con rayas blancas. Para ese encargo le recuerda la altura de su madre, para la que encarga otro vestido, y la suya. Su madre mide 7 yardas y ella 7 yardas y media. Calculando el valor de la yarda ya tenemos que Jane Austen medía 1,68 metros, es decir, casi 1,70, lo cual no es solo una altura importante para la época sino también para ahora mismo. La media de altura en esos años para mujeres estaba en 1,50. Queda constatado entonces que no mienten cuando hablan de ella como una mujer alta y suponemos que tampoco lo hacen al añadir "y de buenas proporciones".
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