Ir al contenido principal

"Protege a tus hijas" de Diana Tutton



"Protege a tus hijas", la segunda novela que escribió Diana Tutton, se publicó en 1953. La escritora solo escribió tres novelas, las dos restantes son "Mamma" publicada en 1956 y The Young Ones, de 1959. La colección Rara Avis de la editorial Alba, en su recuperación de textos inéditos de autores poco conocidos o no traducidos al español nunca, publica este libro en marzo de 2020. 

El libro está ambientado en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. La familia Harvey (padres y cinco hijas) vive en un pueblecito cercano a Londres. Son tiempos de racionamiento, de incertidumbre y de reconstrucción para toda Europa. El padre (Padre) es un estrafalario escritor de novelas policíacas de éxito, de carácter raro, misántropo casi, que no quiere mezclarse en las otras vidas e intenta preservar su intimidad todo lo que puede, para lo que suele encerrarse en su vestidor. Por su parte, la madre (Madre) es una flor bella y delicada, pintora de ocupación más que de profesión, con una debilidad cierta sobre la comida, por lo que acapara muchos de los alimentos que llegan a la casa con dificultad y se los zampa, esta es la palabra, en soledad, en su propia habitación, sin que las hijas la molesten en absoluto, porque para eso están aleccionadas. Esta complicada pareja tiene un modo de vida muy particular, alejado de la gente, sin contacto social nada más que el imprescindible, y con una filosofía que atañe a sus hijas y que, asimismo, las aisla. Por ejemplo, nunca han recibido educación externa y lo más que han tenido es una institutriz que, cuando la novela comienza, ya no está en la casa. Tampoco queda en casa ya la hermana mayor, Pandora, que se ha casado y se ha ido a vivir a Londres con su esposo, el joven James Tremayne

Es precisamente esa circunstancia, la boda de Pandora, lo que abre los ojos de la muchacha y, cuando vuelve a su casa de visita, empieza a comprender que lo que allí sucede no es normal. No puede hablar de maltrato, pero sí de un sistema de vida que es todo menos adecuado. La segunda hija de la casa es Thisbe, la tercera se llama Morgan y es la que toma la voz de narradora en la historia. La cuarta hija es Cressida y tiene ya dieciocho años. La más pequeña, que tiene un nombre "normal" porque se lo puso su padre y no su madre, según cuentan (la madre se cansó por lo visto de ponerles nombre a sus hijas), se llama Teresa

Pandora, con su nuevo punto de vista, intentará que la vida de sus hermanas cambie, sobre todo la de la pequeña Teresa, que está todavía en edad de ir al colegio. Pero se topará con el muro de todos que no entienden por qué hay que cambiar algo que, según ellos, marcha estupendamente. El síndrome de Estocolmo funciona a la perfección. Y los detalles de la vida en común irán deteniéndose en cada caso y cada circunstancia, de forma que la claustrofobia sea uno de los sentimientos que afloren. La técnica del punto de vista, hábilmente trabajada por la autora, es el elemento que hace que el lector pueda seguir el desarrollo y entrar en los entresijos de una familia tan especial. ¿Vida natural o aislamiento intencionado? ¿Padres protectores o antisociales? ¿Qué pasa en la casa de los Harvey? 

Protege a tus hijas. Diana Tutton. Editorial Alba, colección Rara Avis. Marzo, 2020. Traducción de Miguel Ros González. 

Diana Godfrey-Fausset-Osborne (1915-1991). Se educó con institutrices en la casa familiar de Kent. Se casó con el capitán John Tutton y estuvo viviendo indistintamente en Londres, Kenia y Malasia. Trabajó como enfermera militar y tuvo una granja. Escribió tres novelas, de las que "Protege a tus hijas" es la segunda de ellas y la primera publicada. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

“El dilema de Neo“ de David Cerdá

  Mi padre nos enseñó la importancia de cumplir los compromisos adquiridos y mi madre a echar siempre una mirada irónica, humorística, a las circunstancias de la vida. Eran muy distintos. Sin embargo, supieron crear intuitivamente un universo cohesionado a la hora de educar a sus muchísimos hijos. Si alguno de nosotros no maneja bien esas enseñanzas no es culpa de ellos sino de la imperfección natural de los seres humanos. En ese universo había palabras fetiche. Una era la libertad, otra la bondad, otra la responsabilidad, otra la compasión, otra el honor. Lo he recordado leyendo El dilema de Neo.  A mí me gusta el arranque de este libro. Digamos, su leit motiv. Su preocupación porque seamos personas libres con todo lo que esa libertad conlleva. Buen juicio, una dosis de esperanza nada desdeñable, capacidad para construir nuestras vidas y una sana comunicación con el prójimo. Creo que la palabra “prójimo“ está antigua, devaluada, no se lleva. Pero es lo exacto, me parece. Y es importan

Ripley

  La excepcional Patricia Highsmith firmó dos novelas míticas para la historia del cine, El talento de Mr. Ripley y El juego de Ripley. No podía imaginar, o sí porque era persona intuitiva, que darían tanto juego en la pantalla. Porque creó un personaje de diez y una trama que sustenta cualquier estructura. De modo que, prestos a ello, los directores de cine le han sacado provecho. Hasta cuatro versiones hay para el cine y una serie, que es de la que hablo aquí, para poner delante de nuestros ojos a un personaje poliédrico, ambiguo, extraño y, a la vez, extraordinariamente atractivo. Tom Ripley .  Andrew Scott es el último Ripley y no tiene nada que envidiarle a los anteriores, muy al contrario, está por encima de todos ellos. Ninguno  ha sabido darle ese tono entre desvalido y canalla que tiene aquí, en la serie de Netflix . Ya sé que decir serie de Netflix tiene anatema para muchos, pero hay que sacudirse los esquemas y dejarse de tonterías. Esta serie hay que verla porque, de lo c

Un aire del pasado

  (Foto: Manuel Amaya. San Fernando. Cádiz) Éramos un ejército sin pretensiones de batalla. Ese verano, el último de un tiempo que nos había hechizado, tuvimos que explorar todas las tempestades, cruzar todas las puertas, airear las ventanas. Mirábamos al futuro y cada uno guardaba dentro de sí el nombre de su esperanza. Teníamos la ambición de vivir, que no era poco. Y algunos, pensábamos cruzar la frontera del mar, dejar atrás los esteros y las noches en la Plaza del Rey, pasear por otros entornos y levantarnos sin dar explicaciones. Fuimos un grupo durante aquellos meses y convertimos en fotografía nuestros paisajes. Los vestidos, el pelo largo y liso, la blusa, con adornos amarillos, el azul, todo azul, de aquel nuestro horizonte. Teníamos la esperanza y no pensamos nunca que fuera a perderse en cualquier recodo de aquel porvenir. Esa es la sonrisa del adiós y la mirada de quien sabe que ya nunca nada se escribirá con las mismas palabras.  Aquel verano fue el último antes de separa

Rocío

  Tiene la belleza veneciana de las mujeres de Eugene de Blaas y el aire cosmopolita de una chica de barrio. Cuando recorríamos las aulas de la universidad había siempre una chispa a punto de saltar que nos obligaba a reír y, a veces, también a llorar. Penas y alegrías suelen darse la mano en la juventud y las dos conocíamos su eco, su sabor, su sonido. Visitábamos las galerías de arte cuando había inauguración y canapés y conocíamos a los pintores por su estilo, como expertas en libros del laboratorio y como visitantes asiduas de una Roma desconocida. En esos años, todos los días parecían primavera y ella jugaba con el viento como una odalisca, como si no hubiera nada más que los juegos del amor que a las dos nos estaban cercando. La historia tenía significados que nadie más que nosotras conocía y también la poesía y la música. El flamenco era su santo y seña y fue el punto culminante de nuestro encuentro. Ella lo traía de familia y yo de vocación. Y ese aire no nos abandona desde ent

“Anna Karénina“ de Lev N. Tolstói

Leí esta novela hace muchos años y no he vuelto a releerla completa. Solo fragmentos de vez en cuando, pasajes que me despiertan interés. Sin embargo, no he olvidado sus personajes, su trama, sus momentos cumbre, su trasfondo, su contexto, su sentido. Su espíritu. Es una obra que deja poso. Es una novela que no pasa nunca desapercibida y tiene como protagonista a una mujer poderosa y, a la vez, tan débil y desgraciada que te despierta sentimientos encontrados. Como le sucede a las otras dos grandes novelas del novecientos, Ana Ozores de La Regenta y Emma Bovary de Madame Bovary, no se trata de personas a las que haya que imitar ni admirar, porque más que otra cosa tienen grandes defectos, porque sus conductas no son nada ejemplares y porque parecen haber sido trazadas por sus mejores enemigos. Eso puede llamarse realismo. Con cierta dosis de exageración a pesar de que no se incida en este punto cuando se habla de ellos. Los hombres que las escribieron, Tolstói, Clarín y Flaubert, no da

La construcción del relato en la ruptura amorosa

Aunque  pasar por un proceso de ruptura amorosa es algo que ocurre a la inmensa mayoría de las personas a lo largo de su vida no hay un manual de actuación y lo que suele hacerse es más por intuición, por necesidad o por simple desesperación. De la forma en que se encare una ruptura dependerá en gran medida la manera en que la persona afectada continúe afrontando el reto de la existencia. Y en muchas ocasiones un mal afrontamiento determinará secuelas que pueden perdurar más allá de lo necesario y de lo deseable.  Esto es particularmente cierto en el caso de los jóvenes pero no son ellos los únicos que ante una situación parecida se encuentran perdidos, con ese aire de expectación desconcentrada, como si en un combate de boxeo a uno de los púgiles le hubieran dado un golpe certero que a punto ha estado de mandarlo al K.O. Incluso cuando las relaciones vienen presididas por la confrontación, cuando se adivina desde tiempo atrás que algo no encaja, la sorpresa del que se ve aban

Novedades para un abril de libros