"El tiempo entre costuras" de María Dueñas
(La portada del libro de María Dueñas es una imagen del pintor Vettriano)
La joven Sira Quiroga es la humilde hija de una modista en el Madrid anterior a la guerra civil. Ayuda a su madre que cose en el taller de Doña Manuela, cuya clientela es de lo mejorcito de la capital. A punto de casarse con Ignacio, su novio, un joven formal y que la quiere mucho, conoce a un sinvergüenza sin paliativos que la engatusa y con el que se marcha de España. Este tipo, Ramiro, la conduce por una senda de saraos y de lujos que sostienen con el dinero y las joyas que el padre verdadero de Sira, un acaudalado empresario llamado Gonzalo, que tiene otros dos hijos de su matrimonio legítimo, le ha dado a Sira como compensación a no haberla reconocido como hija.
Sira y Ramiro se marchan al norte de África, al Protectorado de Marruecos, que era una zona muy frecuentada por los españoles. En Tánger se queda embarazada, Ramiro desaparece con todo el dinero y las joyas y ella se marcha a Tetuán a intentar rehacer su vida. Tras perder a su hijo, el comisario D. Claudio Vázquez estará pendiente de ella en Tetuán para que no se desmande y no se escape sin pagar la deuda que tiene con el hotel de Tánger en el que se hospedaban ella y Ramiro.
(Sira Quiroga y Rosalinda Fox)
En Tetuán tiene la suerte de hacer varias amistades que serán eternas y que la ayudarán enormemente: la dueña de una pensión, La Matutera, donde vivirá bien atendida; Yamila, la joven criada árabe que la servirá; su vecino, el pintor y profesor de pintura, Félix, un gay de mucho estilo y simpatía y, por fin, la que llegará a ser su entrañable amiga Rosalinda Fox, la amante, nada más y nada menos, que del Alto Comisario, el coronel Juan Luis Beigbeder.
(Sira Quiroga y Marcus Logan)
Todas estas personas forman parte del telón de fondo de la historia. En ella aparecerá también un periodista inglés, Marcus Logan, del que ella se enamorará y con el que seguirá corriendo aventuras, no solo en Tetuán, sino en Madrid, adonde volverá cuando el final de la guerra civil haga posible el regreso. En Tetuán quedará su madre, encargándose del taller de costura, floreciente ya y con muchas clientas. En Madrid, ella adoptará una nueva personalidad, la de la modista de alta costura Aris Agoriuq, que trabajará como espía para los ingleses con el fin de conocer los movimientos del régimen y su relación con los alemanes, ya que estamos en plena Segunda Guerra Mundial.
(Manuel Da Silva y Sira Quiroga)
Después de unos avatares políticos que la llevarán a Portugal, donde trabará relación con el peligroso empresario textil, aliado de los alemanes, Manuel Da Silva (que también se enamorará de ella, aunque a su manera), la historia acaba de nuevo en Madrid, asentada ella como espía de tomo y lomo y manteniendo su relación con Marcus Logan, aunque, ya se sabe, con futuro incierto, porque la vida de los espías es muy sacrificada.
El libro fue un enorme éxito que convirtió a su autora, la profesora de la universidad de Murcia María Dueñas, en un referente de la literatura en los últimos años. La mezcla de personas reales con personajes inventados dio un resultado excelente. La época, el escenario, todo se conjuró para ese éxito. Bien escrito, cuenta una historia interesante que ha resistido su paso a la pantalla, pues se ha rodado una serie, rigurosa, muy bien ambientada e interpretada, con la supervisión de la propia autora en el guión. El argumento es el elemento principal y más fuerte del libro. Y quizá por eso, porque no es fácil hallar argumentos de tanto peso, el resto de la obra de la autora que ha ido publicando después ha pasado sin pena ni gloria. Sin embargo, este El tiempo entre costuras, merece la pena leerse para pasar buenos ratos, disfrutar con los personas y la intriga y para que la literatura nos enseñe también algunas cosas, como el ambiente bélico, la postguerra y el eco de la Segunda Guerra Mundial en España.
(Juan Luis Beigbeder y Rosalinda Fox, ella vistiendo el falso Delfos que le ha confeccionado Sira)
Mención aparte merecen los vestidos, las descripciones de la tarea de modista, las pequeñas artimañas que usa, por medio de esa condición, para conseguir secretos y lograr sus fines. Encantador todo este aspecto del libro. Y lleno de posibilidades, como que las puntadas puedan hacerse siguiendo el alfabeto Morse para transmitir un mensaje cifrado. Los escenarios, el norte de África, Madrid, Lisboa, lugares de moda, fiestas, bailes, salones, cafés y teatros, todo ello realza el sentido de amor y lujo que tiene el libro en muchos aspectos. Y luego, el mensaje social, la vista sobre los vencidos y el triunfo del amor.
(Sira Quiroga convertida en Aris Agoriuq)
Diecisiete años después de su publicación, en los primeros meses de 2010, todavía sigue interesando a los lectores esta historia de intriga, amor, luchas políticas, suplantaciones y deseos de sobrevivir.
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