Para la libertad
Para la libertad
sangro, lucho, pervivo
para la libertad
mis ojos y mis manos
como un árbol carnal
generoso y cautivo
doy a los cirujanos.
Para la libertad
siento más corazones
que arenas en mi pecho
dan espuma a mis venas
y entro en los hospitales
y entro en los algodones
como en las azucenas.
Porque donde unas cuencas
vacías amanezcan
ella pondrá dos piedras
de futura mirada
y hará que nuevos brazos
y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas
de sangre sin otoño
reliquias de mi cuerpo
que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol
talado que retoño
que aún tengo la vida.
(Miguel Hernández)