El sueño de Whitman
Un ultraje cometido en Larache a comienzos de la Guerra Civil es la clave de esta novela. Muchos años después, el editor Claudio Valbuena recibe de manos de Julia Gadea el diario del capitán falangista Alonso Zaldívar, encontrado entre los papeles que dejó su madre. Ella aún no lo sabe, pero en realidad es la hija secreta de ese hombre cruel, supuestamente fallecido, que forzó a su madre con engaños, traicionando al marido que era su amigo de juventud. Pese a la diferencia de edad, Claudio (38) y Julia (66) inician una relación apasionada. Ambos viajan a Marruecos en busca de pistas sobre el origen de ella, con el propósito de recoger material para la edición del diario, y allí se entrevistan con un presunto hermano de Zaldívar que en realidad es el propio capitán, oculto bajo una identidad falsa. Ya de vuelta, y tras la exitosa publicación del diario (donde se da cuenta de la feroz participación de Zaldívar en crímenes horrendos), Julia enferma de cáncer, abandona a Claudio y decide, sorprendentemente, pasar lo poco que le queda de vida en compañía de su padre, a quien de algún modo había reconocido en la anterior visita. Un poema de Walt Whitman, dispuesto en el epitafio de la tumba de Zaldívar, acaba revelando a Claudio, años después, el enigma de Julia.
Este es el argumento de "El sueño de Whitman" de José Luis Ferris, que ha conseguido el Premio Málaga de Novela en 2010. Hay que decir que no es el primer libro importante de Ferris, sino que este profesor de Universidad tiene una trayectoria llena de títulos interesantes, diferentes y que, quizá, ahora sea momento de revisar. "Miguel Hernández: pasiones, cárcel y muerte de un poeta" publicado en el año 2003 por la editorial Temas de Hoy (la misma que lo ha reeditado en 2010, con motivo del primer centenario del nacimiento del poeta), es una obra imprescindible para conocer a Hernández.
Puedo deciros que, como hernandiana que soy desde que tenía catorce años, conocer a Miguel Hernández no es fácil, pues su biografía se ha llenado de simplificaciones y de lugares comunes. Ferris pone de manifiesto que muchas cosas que se han dicho y publicado, sencillamente no son verdad y, por ejemplo, deja claro que el único que ayudó a Miguel Hernández de muy diversas formas, fue José María de Cossío, quien, primero, le dio empleo en su editorial y luego, entre otras cosas, logró que se le conmutara la pena de muerte por cadena perpetua, empeño en el que tuvo la ayuda de Rafael Sánchez Mazas (el padre de Rafael Sánchez Ferlosio a quien hemos redescubierto con "Soldados de Salamina" la obra de Javier Cercas) y el General Varela (el padre de Casilda Varela, que luego se casó con Paco de Lucía, el genial músico).
Puedo deciros que, como hernandiana que soy desde que tenía catorce años, conocer a Miguel Hernández no es fácil, pues su biografía se ha llenado de simplificaciones y de lugares comunes. Ferris pone de manifiesto que muchas cosas que se han dicho y publicado, sencillamente no son verdad y, por ejemplo, deja claro que el único que ayudó a Miguel Hernández de muy diversas formas, fue José María de Cossío, quien, primero, le dio empleo en su editorial y luego, entre otras cosas, logró que se le conmutara la pena de muerte por cadena perpetua, empeño en el que tuvo la ayuda de Rafael Sánchez Mazas (el padre de Rafael Sánchez Ferlosio a quien hemos redescubierto con "Soldados de Salamina" la obra de Javier Cercas) y el General Varela (el padre de Casilda Varela, que luego se casó con Paco de Lucía, el genial músico).
Además, Ferris ha escrito un curioso libro sobre un personaje poco transitado: se trata de Maruja Mallo, la pintora, a quien dedica un libro titulado "Maruja Mallo, la gran transgresora del 27".
En "El sueño de Whitman", llamado así por el papel que juegan en el libro unos versos del poeta norteamericano Walt Whitman, volvemos a encontrar, como escenario y telón de fondo, el Marruecos español, en este caso, la ciudad de Larache, de la que se decía que era cien por cien española y cuya plaza de España reproducimos en la imagen.
Pero no quisiera dejar de mencionar el encuentro apasionado y definitivo que en el libro se produce entre dos personas que, a pesar de la diferencia de edad, casi treinta años, son capaces de encontrar ese punto en común que nos une a las personas, incluso contra nuestra propia voluntad. Eso que llaman "química" en el cine y que nos hace creernos una historia entre Julia Roberts y Richard Gere y no creernos para nada otra entre Mel Gibson y Michelle Pfeiffer. Esa "química" es la que se crea entre los dos protagonistas, dando lugar a un sentimiento que es el último tren para ella y un incierto y sorprendente puerto donde atracar, para él.
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