Ir al contenido principal

"El corazón de las nueve estancias" de Janice Pariat

Delicadeza. Esa es la palabra que me sugiere este libro. Ese es el concepto. Algo delicado pero no exento de verdad, de realidades no siempre aceptadas o entrevistas. El corazón de las nueve estancias tiene en su centro a una mujer y, en derredor, a nueve personas que la han habitado, que la han poseído, entendido o amado de alguna manera. Es un largo poema biográfico con sentido filosófico. 

Esas nueve personas titulan cada uno de los capítulos: el santo, el carnicero, el tutor, la enterradora, el profesor, el florista, el cruzado, el farero y el marinero. Tiene una dedicatoria mágica: Para quien se quedó a pasar la noche. En nuestra vida no todo el mundo tiene la oportunidad o el deseo de habitarnos. La noche es la antesala de la intimidad, del conocimiento y también del rechazo. He ahí la difícil cuestión que a todos nos incumbe. Lo que somos, cómo nos ven. 

Luego está la cita de Anaïs Nin: Es fácil amar. Una especie de profesión de fe, un recordatorio, un propósito. Es fácil amar si sabes cómo, cabría añadir. Es fácil amar aunque el de enfrente no lo note siquiera, aunque tú te deslices por una pendiente en la que resbalarte es lo más lógico. Las nueve personas que relatan su encuentro con esta mujer, de la que sabemos solo lo que ellos cuentan, tienen vivencias diferentes y por eso sus palabras construirán una imagen múltiple. Si cualquiera de nosotros hiciera ese ejercicio hallaríamos un retrato desconocido, que solo tendría algunos leves puntos en común. ¿Cómo nos ven los demás? es la pregunta. ¿Cómo reconciliar esas visiones con el momento de nuestra vida en que nos han conocido? 

Esto es una narración de sentimientos, de percepciones, de emociones y vivencias. Por eso ha de contarse en una clave diferente a la simple narración de los hechos. Por eso las palabras deben volar y buscar su acomodo como pájaros que salen del nido. Esos nueve personajes han recibido la huella de esa mujer y, al tiempo, la han horadado ellos mismos, han contribuido a lo que es o a lo que parece ser en realidad. No es simplemente una biografía ficticia, aunque también, pero quizá es más adecuado llamarlo biografía a varias voces, una polimorfia inevitable si todos hablan, si ninguna de las voces miente. 

Cada narrador, de forma independiente, narra una historia, una visión, un momento de la vida de la mujer y de ellos, una intersección que ocasionó emociones y causó sentimientos, que generó actos, y formó pensamientos. Incluso hay contradicciones, debe haberlas, porque, en caso contrario, existiría el disimulo, la ocultación y la cobardía. Una vida entera a los ojos de los otros. Ojos que ven más allá de lo que se vive. Un largo poema biográfico a nueve voces, al fin y al cabo. 


El corazón de las nueve estancias. Janice Pariat. Editorial Siruela, Nuevos Tiempos. Primera edición 2018. Traducido por Laura Salas. 

Noticia de la autora (Siruela):

Janice Pariat es autora de la colección de relatos Boats on Land y de la novela Seahorse. En 2014 obtuvo la beca Charles Wallace de Escritura Creativa en la Universidad de Kent. Estudió Literatura Inglesa en el St. Stephen’s College de Nueva Delhi e Historia del Arte en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres. El corazón de las nueve estancias ha sido traducido a seis idiomas.

Entradas populares de este blog

“El dilema de Neo“ de David Cerdá

  Mi padre nos enseñó la importancia de cumplir los compromisos adquiridos y mi madre a echar siempre una mirada irónica, humorística, a las circunstancias de la vida. Eran muy distintos. Sin embargo, supieron crear intuitivamente un universo cohesionado a la hora de educar a sus muchísimos hijos. Si alguno de nosotros no maneja bien esas enseñanzas no es culpa de ellos sino de la imperfección natural de los seres humanos. En ese universo había palabras fetiche. Una era la libertad, otra la bondad, otra la responsabilidad, otra la compasión, otra el honor. Lo he recordado leyendo El dilema de Neo.  A mí me gusta el arranque de este libro. Digamos, su leit motiv. Su preocupación porque seamos personas libres con todo lo que esa libertad conlleva. Buen juicio, una dosis de esperanza nada desdeñable, capacidad para construir nuestras vidas y una sana comunicación con el prójimo. Creo que la palabra “prójimo“ está antigua, devaluada, no se lleva. Pero es lo exacto, me parece. Y es importan

Ripley

  La excepcional Patricia Highsmith firmó dos novelas míticas para la historia del cine, El talento de Mr. Ripley y El juego de Ripley. No podía imaginar, o sí porque era persona intuitiva, que darían tanto juego en la pantalla. Porque creó un personaje de diez y una trama que sustenta cualquier estructura. De modo que, prestos a ello, los directores de cine le han sacado provecho. Hasta cuatro versiones hay para el cine y una serie, que es de la que hablo aquí, para poner delante de nuestros ojos a un personaje poliédrico, ambiguo, extraño y, a la vez, extraordinariamente atractivo. Tom Ripley .  Andrew Scott es el último Ripley y no tiene nada que envidiarle a los anteriores, muy al contrario, está por encima de todos ellos. Ninguno  ha sabido darle ese tono entre desvalido y canalla que tiene aquí, en la serie de Netflix . Ya sé que decir serie de Netflix tiene anatema para muchos, pero hay que sacudirse los esquemas y dejarse de tonterías. Esta serie hay que verla porque, de lo c

Un aire del pasado

  (Foto: Manuel Amaya. San Fernando. Cádiz) Éramos un ejército sin pretensiones de batalla. Ese verano, el último de un tiempo que nos había hechizado, tuvimos que explorar todas las tempestades, cruzar todas las puertas, airear las ventanas. Mirábamos al futuro y cada uno guardaba dentro de sí el nombre de su esperanza. Teníamos la ambición de vivir, que no era poco. Y algunos, pensábamos cruzar la frontera del mar, dejar atrás los esteros y las noches en la Plaza del Rey, pasear por otros entornos y levantarnos sin dar explicaciones. Fuimos un grupo durante aquellos meses y convertimos en fotografía nuestros paisajes. Los vestidos, el pelo largo y liso, la blusa, con adornos amarillos, el azul, todo azul, de aquel nuestro horizonte. Teníamos la esperanza y no pensamos nunca que fuera a perderse en cualquier recodo de aquel porvenir. Esa es la sonrisa del adiós y la mirada de quien sabe que ya nunca nada se escribirá con las mismas palabras.  Aquel verano fue el último antes de separa

Rocío

  Tiene la belleza veneciana de las mujeres de Eugene de Blaas y el aire cosmopolita de una chica de barrio. Cuando recorríamos las aulas de la universidad había siempre una chispa a punto de saltar que nos obligaba a reír y, a veces, también a llorar. Penas y alegrías suelen darse la mano en la juventud y las dos conocíamos su eco, su sabor, su sonido. Visitábamos las galerías de arte cuando había inauguración y canapés y conocíamos a los pintores por su estilo, como expertas en libros del laboratorio y como visitantes asiduas de una Roma desconocida. En esos años, todos los días parecían primavera y ella jugaba con el viento como una odalisca, como si no hubiera nada más que los juegos del amor que a las dos nos estaban cercando. La historia tenía significados que nadie más que nosotras conocía y también la poesía y la música. El flamenco era su santo y seña y fue el punto culminante de nuestro encuentro. Ella lo traía de familia y yo de vocación. Y ese aire no nos abandona desde ent

“Anna Karénina“ de Lev N. Tolstói

Leí esta novela hace muchos años y no he vuelto a releerla completa. Solo fragmentos de vez en cuando, pasajes que me despiertan interés. Sin embargo, no he olvidado sus personajes, su trama, sus momentos cumbre, su trasfondo, su contexto, su sentido. Su espíritu. Es una obra que deja poso. Es una novela que no pasa nunca desapercibida y tiene como protagonista a una mujer poderosa y, a la vez, tan débil y desgraciada que te despierta sentimientos encontrados. Como le sucede a las otras dos grandes novelas del novecientos, Ana Ozores de La Regenta y Emma Bovary de Madame Bovary, no se trata de personas a las que haya que imitar ni admirar, porque más que otra cosa tienen grandes defectos, porque sus conductas no son nada ejemplares y porque parecen haber sido trazadas por sus mejores enemigos. Eso puede llamarse realismo. Con cierta dosis de exageración a pesar de que no se incida en este punto cuando se habla de ellos. Los hombres que las escribieron, Tolstói, Clarín y Flaubert, no da

La construcción del relato en la ruptura amorosa

Aunque  pasar por un proceso de ruptura amorosa es algo que ocurre a la inmensa mayoría de las personas a lo largo de su vida no hay un manual de actuación y lo que suele hacerse es más por intuición, por necesidad o por simple desesperación. De la forma en que se encare una ruptura dependerá en gran medida la manera en que la persona afectada continúe afrontando el reto de la existencia. Y en muchas ocasiones un mal afrontamiento determinará secuelas que pueden perdurar más allá de lo necesario y de lo deseable.  Esto es particularmente cierto en el caso de los jóvenes pero no son ellos los únicos que ante una situación parecida se encuentran perdidos, con ese aire de expectación desconcentrada, como si en un combate de boxeo a uno de los púgiles le hubieran dado un golpe certero que a punto ha estado de mandarlo al K.O. Incluso cuando las relaciones vienen presididas por la confrontación, cuando se adivina desde tiempo atrás que algo no encaja, la sorpresa del que se ve aban

Novedades para un abril de libros