Los Elliot
Los Elliot son la familia protagonista de "Persuasión". El cabeza de familia es sir Walter Elliot y tiene tres hijas, Elizabeth, Anne y Mary. Así nos describe Jane Austen al señor Elliot:
"La vanidad lo era todo en el carácter de sir Walter Elliot, tanto en lo referente a su persona como a su rango. En su juventud había sido muy bien parecido, y a los cincuenta y cuatro años aún era todavía un hombre apuesto"
Elizabeth, la hija mayor, en la que tiene depositadas sir Walter sus esperanzas de un buen matrimonio, se parecía mucho a él:
"Elizabeth igualaba a su padre en lo que a vanidad se refiere. Trece años la vieron como señora de Kellynch Hall, presidiendo y dirigiéndolo todo, con un dominio de sí misma y una decisión que no correspondían a su temprana edad".
En lo que respecta a Anne, su padre no se hacía demasiadas ilusiones:
"Anne Elliot había sido una muchacha agraciada, pero su belleza se marchitó pronto y si en el apogeo de ésta era muy poco lo que el padre encontraba en ella digno de admiración-los delicados rasgos y los ojos negros de la muchacha eran muy distintos de los de él-, menos había de hallarlo ahora que estaba delgada y melancólica"
La tercera hija, Mary, aparece ya casada al principio de la novela:
"Mary había adquirido una importancia ficticia por haberse convertido en esposa de sir Charles Murgrove"
Si hay un término que puede aplicarse a sir Walter es el de fatuo. Vive por encima de sus posibilidades y, por tanto, aboca a sus hijas al desastre. La dependencia de un buen matrimonio por parte de alguna es absoluta, lo que solía ser muy común a los baronets como él que recibían un patrimonio importante y que tenían que dejarlo íntegro a su heredero. Si no tenían hijos aparecía un grave problema, un problema que conocía muy bien Jane Austen, aunque en su casa no se diera, porque lo refleja en muchas de sus obras. El tren de vida del señor Elliot era superior a sus ingresos y cuando el libro da comienzo lo encontramos haciendo cuentas a ver de qué manera puede seguir viviendo con la dignidad que él mismo se atribuye.
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