"Hijas y esposas" de Elizabeth Gaskell
La gran Elizabeth Gaskell publica este libro, por entregas como era habitual, entre 1864 y 1866. Es una historia "doméstica" pero de la que se pueden extraer conclusiones, como suele pasar con todos los libros de Gaskell. Nada es tan pequeño como para que no nos sirva en nuestras reflexiones. El espacio físico es el pequeño pueblo de Hollingford. Allí vive el señor Gibson, un médico atento y preocupado por su trabajo, pero que se ha quedado viudo con una hija en edad de casarse. Una jovencita a la que su padre no entiende ni es capaz de controlar. Para la gente de la época era muy importante tener claro quiénes eran los pretendientes, cuál su posición e intenciones y si les convenía o no para sus hijas. Pero esta labor parece exceder de las capacidades del señor Gibson. De modo que, como tantos otros hombres en aquellos años, decide casarse de nuevo y para ello elige a una señora respetable, maestra de escuela y con la edad apropiada, también viuda y madre de una muchacha bellísima. Esto último va a distorsionar un poco la placidez a la que aspira el señor Gibson, pero es lo que tienen los libros, que no son la vida real. Como hace siempre, Elizabeth Gaskell usa el retrato psicológico de los personajes y el retrato de la comunidad en la que viven, para crear un fresco con tintes realistas y con alguna reconvención moral. Sin embargo, la mirada irónica y observadora de la autora hace que el relato tenga ese ritmo y esa buena marcha que reconocemos siempre en sus libros. Y en sus personajes hay rasgos que nos mueven tanto a la ternura como a la sonrisa. Una mezcla voraz, que está reflejada en sus otras novelas y que responde a su forma de entender el mundo y la literatura.
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