"Persuasión" de Jane Austen
Persuasión, cuyo título original fue The Elliots, fue escrito entre 1816 y 1817. En marzo de este último año ya estaba listo para ser publicado. Un mes antes, en febrero, había recibido del editor Murray el importe de las ganancias de Emma, descontadas las pérdidas de Mansfield Park. Ascendían exactamente a 38 libras y 18 chelines. Eso le hizo decir a la autora: "Las mujeres solteras tienen una espantosa proclividad a ser pobres".
Persuasión es una de sus obras menos conocidas, pero contiene hallazgos admirables. En primer lugar, el propio perfil de la heroína, no una jovencita, sino una mujer hecha y derecha que, además, ha perdido el tren de la felicidad ocho años antes y lucha por volver a encontrarlo. Ann Elliot es, junto a Marianne Dashwood, la única mujer "romántica" que aparece en las novelas de Austen. Ambas aman la poesía, ambas disfrutan con la naturaleza a la que consideran el centro del mundo y las dos tienen sus miras puestas en un amor imposible.
Puede decirse que el resto de los personajes del libro, y esto hay que anotarlo en el debe, están trazados de una forma simple, incluso caricaturesca, en comparación con los secundarios de sus otras obras. ¿Estilización voluntaria, pérdida del músculo literario o cansancio debido a la enfermedad que ya la rondaba? En todo caso, la elección de una antiheroína como Ann Elliot demuestra una considerable madurez, no solo literaria sino personal. Y lo mismo puede decirse de algunas frases y reflexiones que el libro recoge. En este sentido, se trata de una novela con matices filosóficos.
"Le habían impuesto la prudencia en su juventud, y sólo conoció el romance cuando se hacía mayor...la secuencia natural de un despertar antinatural"
"Los hombres han tenido siempre la ventaja de contarnos su propia historia. Como han accedido con mayores medios a la educación, han dispuesto del poder de la pluma en sus manos. No reconoceré por eso que los libros demuestren nada"
Persuasión se publicó cuando ya había muerto Jane Austen. Fue su hermana Cassandra la encargada de que saliera a la luz y también la persona que destruyó la mayoría de las cartas personales de la escritora, por expreso deseo de esta. El argumento del libro lo sitúa en la órbita de los dramas realistas. La protagonista es una mujer que ha tenido una infancia difícil y que, en un momento dado, rechazó a un hombre del que estaba enamorada profundamente, al dejarse llevar por consejos que se demostraron erróneos. Cuando ese hombre vuelve a aparecer en su vida, todavía presa del despecho y ahora rico y honorable, algo se le remueve a ella y aparece la lucha por buscar, esta vez sí, la oportunidad de ser feliz. Un libro de segundas oportunidades, por un lado; un muestrario de emociones, relaciones y sentimientos de una sociedad que estaba en ebullición, por otro.
Ann Elliot ama la lectura y la poesía en concreto. Su corazón ha guardado como en un cofre antiguo el afecto por el hombre que constituye el centro de su vida. En este sentido es un amor constante, único, indisoluble. Un amor romántico, podíamos decir, porque surge con todas las circunstancias en contra y se mantiene, asimismo, en un silencio atroz. También Marianne Dashwood, en "Sentido y Sensibilidad", entrega su corazón a un hombre que no va a corresponder en la misma medida. Por eso, ambas se separan del resto de las "mujeres Austen" y se convierten en paradigmas del amor romántico, en medio de un océano de heroínas atrevidas, valientes, modernas y llenas de la efervescencia de sentirse bien en su propia piel. Austen, como siempre, rompe moldes.
Ann Elliot ama la lectura y la poesía en concreto. Su corazón ha guardado como en un cofre antiguo el afecto por el hombre que constituye el centro de su vida. En este sentido es un amor constante, único, indisoluble. Un amor romántico, podíamos decir, porque surge con todas las circunstancias en contra y se mantiene, asimismo, en un silencio atroz. También Marianne Dashwood, en "Sentido y Sensibilidad", entrega su corazón a un hombre que no va a corresponder en la misma medida. Por eso, ambas se separan del resto de las "mujeres Austen" y se convierten en paradigmas del amor romántico, en medio de un océano de heroínas atrevidas, valientes, modernas y llenas de la efervescencia de sentirse bien en su propia piel. Austen, como siempre, rompe moldes.
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