"La hora de la estrella" de Clarice Lispector
La hora de la estrella
Clarice Lispector
Editorial Siruela, 2025. Biblioteca Clarice Lispector
Epílogo de Paulo Gurgel Valente, hijo de Clarice
Traducción del portugués de Ana Poljak
Traducción del epílogo de Antonio Jiménez Morato
Clarice Lispector era ucraniana y se convirtió en brasileña. Había nacido en 1920 y murió en 1977. Fue periodista, traductora y escritora. Entre los géneros que cultivó están los cuentos, las novelas, los libros infantiles y los poemas. Tiene un estilo inconfundible. Una mezcla de fortaleza y duda. En este libro, el epílogo que escribe uno de sus dos hijos, representa un papel importante, porque todo lo que sea aclarar la peripecia vital de Clarice es fundamental. Era una persona complicada de entender y ella misma lo sabía y lo afirmaba. La literatura tiene aquí un papel extraordinario, pues es a través de ella que canaliza sus emociones, sus sentimientos, su propio itinerario de vida.
Raramente veo reseñas de los libros que comento. Cada crítico tiene su punto de vista. Pero en este caso he hecho una excepción, tanta rareza observo en este libro y tan poco familiarizada estoy con la obra de Lispector. No he leído ninguna novela antes que esta, sí cuentos y crónicas, otro registro, aunque de luz parecida. Actúo como si no la conociera y me acerco al libro sin ataduras y sin sospechas. Pero no es suficiente, ya lo veo. Hay claves que se escapan y quizá se le escapen también a otros lectores inéditos en esta escritora. Por eso alguna reseña me ha arrojado un poco de luz, poco, desde luego. Su manera de escribir me parece tan de realismo mágico y el realismo mágico me gusta tan poco... Creo que compré el libro porque es bonito por fuera. Y no lo sabía pero resulta extraño por dentro. La última novela, una Nouvelle, poquísimas páginas, de Clarice Lispector y un rompecabezas. La dedicatoria es absurda, el listado de ítems del principio me mosquea y no logro salvar algunos enigmas. Pero estoy segura de que habrá lectores inteligentes y convencidos que lo logren.
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