"Distrito del Sur. Un paisaje inglés" de Winifred Holtby


 Anna Maxwell Martin as Sarah Burton in the 2011 BBC adaptation of South Riding by Winifred Holtby. Photograph: BBC. Fuente The Guardian

La historia de Winifred Holtby es la de una mujer de su tiempo. Dedicada al periodismo, fue una feminista convencida (de ese feminismo de la primera ola que tan importante ha sido en la historia de los derechos de la mujer) y que vivió pocos años (murió muy joven, a los treinta y siete años) pero que lo hizo en una época apasionante. Aunque nació en Gran Bretaña estuvo viviendo en Francia durante los años de la Primera Guerra Mundial y allí conoció a su amiga del alma, también escritora, la competente Vera Brittain. La unión entre ambas nos ha servido para que su última novela, Distrito del Sur, llegara a nosotros de forma póstuma. 

Winifred fue hija de granjeros. Todavía se conserva la granja de sus padres en la pequeña aldea de Yorkshire llamada Rudston, donde nació el 23 de junio de 1898. Allí, en la iglesia de Todos los Santos se encuentra su sepultura. Todo se puede visitar y hay una especie de tour literario que muestra estos lugares de su vida al modo en que los ingleses valoran sobremanera a los suyos. Su madre era una mujer muy activa, sufragista y la primera alderwoman del consejo del condado, una especie de concejal, que le inculcó valores que ella llevaría toda su vida y que plasmaría en su obra. Aunque tuvo institutriz en su casa después asistió a la Queen Margaret School de Scarborough y, años más tarde, a la universidad de Oxford

Ejerció de periodista durante años y también escribió novelas y relatos. Esta es su obra póstuma. Se trata de un novelón de más de seiscientas páginas que escribió estando enferma y terminó a duras penas. Cuenta la historia de Miss Sarah Burton, la nueva directora de la Escuela Superior de Kiplington para señoritas. Ella, que procede de una familia humilde, un herrero de Lipton Hunter y una comadrona, podrá elevarse sobre su condición a base de estudio. Es aquí donde incide Winifred para dejar claro que es posible lograrlo si la educación es la conveniente. Su postura está en la línea de las mujeres de su tiempo que entendieron la necesidad de que la mujer se formara para lograr acceder a puestos que, de otro modo, le estarían vedados. En su casa tuvo la escritora un claro ejemplo en su madre, a la que se dirige en la primera parte del libro, en una llamada "carta preliminar". 


(Queen Margaret School de Scarborough, cuya alumna más eminente fue Winifred Holtby)

Después de esa carta vienen algunos otros textos originales que presentan la historia con todo detalle y que no dejan de resultar curiosos: un refrán español, una cita de Vita Sackville-West, un listado de los personajes por orden de aparición (al estilo de lo que hace Agatha Christie), un extracto del Kingsport Chronicle, periódico donde trabaja uno de los protagonistas, un capítulo titulado: prólogo en una tribuna de la prensa y, después de esto, ocho capítulos señalados con números romanos y un epílogo. 

El gran número de personajes que aparece nos habla de una novela coral, de una historia que no es tanto de personas sino de ambientes, de paisajes, de lugares, sin que ello signifique que esos personajes no tengan alma y no lleven el hilo de una trama compleja pero, al fin y al cabo, centrada en mostrar los cambios vitales que se producían en esa época de los años treinta en que el mundo esperaba con preocupación y miedo que estallara otra guerra que, por otro lado, iba a ser muy distinta de la anterior. 


La historia abarca todos los aspectos de la vida de un condado, el de South Riding, lo que quiere decir que aparecen problemas domésticos, relaciones humanas, pero también cuestiones institucionales, educativas, religiosas y referentes a la situación política, social y económica. Es un enorme mosaico que se despliega y cada una de sus piezas contribuyen a la visión global de la vida en el enclave y del comportamiento de sus habitantes. Por eso hay periodistas, deportistas, hombres de negocio, celebridades locales, granjeros, oficiales retirados, políticos, educadores, abogados, alumnos, directores de bancos, familias enteras incluidos niños de todas las edades, profesores de danza, lecheros, palafreneros, institutrices, doncellas, catedráticas, ministros de la iglesia, arrendatarios, cantantes, taberneros, científicos, empresarios y toda clase de gente, toda la que forma el extenso arsenal que la escritora sitúa en la acción de su novela. Quizá el personaje más original sea Kate Theresa, la gatita del manicomio. Un total de ciento sesenta personajes. El amor de Sarah Burton, la joven y nueva directora, es Robert Carne, un caballero elegante y educado que lleva una vida bastante triste a cuenta de un matrimonio que ha resultado ser un desastre. Y mientras los personajes viven y gozan y sufren, el paisaje, la inigualable campiña inglesa, ofrece el marco más adecuado para el desarrollo de sus ritos de vida, de sus costumbres, su ocio y todo aquello que florecía en la primera mitad del siglo XX. 


La muerte prematura de Winifred Holtby, en 1935, con treinta y siete años, obligó a que el libro se publicara póstumamente. La escritora, que goza de consideración entre los lectores y que ha llegado a nuestras estanterías gracias a las traducciones de Hermida Editores, sigue la gloriosa tradición de la literatura femenina anglosajona del siglo XX que tantas autoras nos ha descubierto. Winifred Holtby es una de nuestras extraordinarias Mujeres Que Escriben. 

Distrito del Sur. Un paisaje inglés. Winifred Holtby
Traducción de Simón Santainés
Hermida Editores
Colección El Jardín de Epicuro. Ficción.
Primera edición: enero 2021



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