"Veinticinco de hace veinticinco" de Víctor Colden
Los recuerdos, las vivencias, las experiencias personales...lo vivido, lo soñado, lo imaginado, lo temido...todo lo que significa el equipaje de la sentimentalidad es el caldo de cultivo donde se muestra la prosa (y la poesía) de Víctor Colden (Madrid, 1967), al que el corrector se empeña en apellidar Holden, como el actor. Basta con leerlo para entender lo que digo. Cada uno de nosotros haría un inventario de su propia infancia, con detalles imprecisos y definitivos. Cada cual trazaría la imagen original de lo que, en forma de versos en prosa, constituyen sus emociones o sus fracasos, de modo que la melancolía sería la mejor prueba de que no somos perfectos. Cada uno escogería en el gran mosaico de su vida los elementos que constituyen lo peor de sí mismos, lo mejor, lo esencial. Esto último es "Veinticinco de hace veinticinco", una foto-fija de lo que el autor extrae de su 1988 (el libro se escribe en 2013, veinticinco años después), para mostrarlo a través de un caleidoscopio que tamice la luz. No es nostalgia, es, de nuevo, melancolía, pasada por la clave de bóveda de la palabra. Sencillamente numerados así, 1 de 25, 2 de 25...
Veinticinco fragmentos de vida, seleccionados del pasado, de cuando tenía veintiún años y el mundo empezaba a individualizarse, a convertirse en lección o en tragedia. De eso nace esta colección de pequeños textos en los que se encuentra de todo, un mercado persa organizado pero imbuido del desorden de la mirada joven. Tempus fugit, a pesar del corrector. Siente una la tentación de hacer el ejercicio retrospectivo de pensar qué hacíamos esos días, con quién estábamos, qué sentíamos, cuál era el dolor o la alegría del momento...
Esta es una forma de hacer memoria, pero la memoria es tanto recuerdo como construcción. La música, la literatura, libros y autores, los viajes, gente querida, gente inolvidable, gente desaparecida y presente. Las paradas de este autobús simbólico tienen en común el punto de vista, pues todo ha de ser convertido en palabras y todo ha de ser llevado al terreno de lo íntimo, de lo propio, autoficción incluso sin hechos, relevantes pensamientos y también nimiedades, tonterías dichas en voz baja, introspección y realidades.
Cómo nos pesa el tiempo, parece decirnos, cómo nos convierte en lo que somos y en lo que no hemos querido ser, cómo miramos hacia atrás y nos hacemos preguntas sin respuesta, cómo dejamos ahí al padre, a la música de Antonio Vega o Los Secretos, a los poemas amados y a la gente que nos siguió en nuestro viaje, piedra, cielo, edificios, naturaleza, todo a la par. La reflexión sobre el pasado es una de las constantes de nuestra vida y por eso Víctor Colden utiliza la forma literaria que mejor domina, el texto corto, mitad prosa, mitad poesía, o poesía-prosa en una mezcla unitaria y sin fisuras, para contar que lo vivió, que estuvo, pero que hoy, todavía, esa huella sigue perenne y sin remedio. Tempus fugit, reconoce el corrector. Y no se equivoca.
Veinticinco de hace veinticinco. Víctor Colden. Newcastle Ediciones. Enero de 2021.
Otros libros del autor: Inventario del paraíso, 2019, editorial Canto y Cuento. Gazeta de la melancolía, 2020, editorial Canto y Cuento.
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