Ir al contenido principal

"Territorio de luz" de Yuko Tsushima

 


Más de cuarenta años después de su publicación original, la editorial Impedimenta saca a la luz, para los lectores en español, esta novela de Yuko Tsushima, "Territorio de luz". La historia de una separación matrimonial y lo que ello trae consigo. Un argumento sencillo pero que esconde los vaivenes de las vidas cuando estas cambian y se convierten en algo no deseado. El abandono y el desamor rompe los lazos que te atan, no solo a la otra persona, sino a los ritos y las ceremonias que habéis construido juntos. Entonces tienes que aprender a terminar y aprender a construir. De todo ello trata el libro, cuyo título tiene que ver con una cuestión física y sencilla: la luz que entra por los ventanales de la casa de la protagonista y que es su mayor conexión con la vida de fuera. La forma en la que puede recordar que no todo se ha terminado para ella. Una ingeniosa manera de dibujar la esperanza. 

La novela está llena de símbolos. La estación invernal es el tiempo en que las cosas se acaban, también los matrimonios. Una ciudad enorme y compleja como Tokio tiene que acoger el renacer de la esposa y la pequeña hija, ambas desconcertadas, casi perdidas en ese gran castillo lleno de sorpresas. Y la luz, como elemento de redención, asomada siempre a los pretiles, allí donde conviven el amor, la depresión, el miedo, el incipiente odio, la protección y la incógnita. Nada puede saberse pero se intuye. 

Satoko Tsushima (Mitaka, Tokio, 30 de marzo de 1947 – Tokio, 18 de febrero de 2016), es más conocida por su pseudónimo Yūko Tsushima. Fue una escritora de ficción, ensayista y crítica literaria japonesa.1​  Ganó muchos de los principales premios literarios de Japón durante su carrera, incluyendo el Premio Izumi Kyōka de literatura , el Premio Noma Anual para nuevos talentos, el Premio Noma de Literatura, el Premio Yomiuri o el Premio Tanizaki. Esta es la primera traducción al español de uno de sus libros, quizá el más reconocido, aunque ya ha sido llevada a otros idiomas con anterioridad. Fue hija de uno de los más importantes escritores japoneses del siglo XX, de vida extraña y muerte prematura, por lo que apenas pudo conocerlo. 

Tsushima es una escritora vocacional, con una vida difícil desde la infancia. También estudió en la universidad, se especializó en literatura y fue profesora. Consideraba a la escritura como la gran puerta abierta hacia el exterior, la forma en la que los seres humanos eran capaces de comunicar mejor con sus semejantes. Algo de ese deseo aparece en su obra, transparentándose la luz a pesar de las sombras, como un símbolo del poder de la renovación y de la lucha por mantener, pese a todo, la esperanza. 

La mujer de "Territorio de luz" tiene puntos en contacto con la autora. Es también, una aficionada a la lectura, por su trabajo de bibliotecaria y también sufre de una convulsión en su vida debida al abandono, como a la propia escritora le ocurrió con su padre siendo una niña muy pequeña. También vivió la experiencia del divorcio y eso se refleja asimismo en sus novelas que tienen todas un marcado carácter, si no autobiográfico, sí referencial con respecto a su propia vida. El tema central de todas sus novelas es siempre una mujer que lucha contra la sociedad y el papel que esta le asigna, con el fin de encontrar sus propios deseos y sentimientos, para poder entenderse a sí misma. Son mujeres muchas veces atormentadas por no lograr que esa lucha culmine para ellas de forma satisfactoria. En todo caso, es una escritura intensa, llena de pasión, emoción y de precipicios en los que esas mujeres están siempre a punto de caer. 

La historia de cómo se publicó el libro nos da pistas del aspecto formal: fueron doce entregas, una por mes, en una revista. Esto quiere decir que es una estructura que no siempre ofrece conexión entre sí aunque el argumento central está claro y es consistente. La separación o el divorcio como fracaso personal, la maternidad como una carga a veces, que cuesta mucho trabajo asumir, la búsqueda del equilibrio en medio de una red de depresión, ansiedad y culpa. Los tres elementos se mezclan para proporcionar la argamasa de la novela y el sentido del comportamiento, errático a veces, de la protagonista. Doce meses de búsqueda, doce meses de redención, doce meses de autodescubrimiento. No siempre placentero, casi nunca satisfactorio. 

Territorio de luz. Yuko Tsushima. Editorial Impedimenta. Verano del 2020. Traducción de Tana Oshima. 


(Yuko Tsushima) 

Comentarios

Entradas populares de este blog

“El dilema de Neo“ de David Cerdá

  Mi padre nos enseñó la importancia de cumplir los compromisos adquiridos y mi madre a echar siempre una mirada irónica, humorística, a las circunstancias de la vida. Eran muy distintos. Sin embargo, supieron crear intuitivamente un universo cohesionado a la hora de educar a sus muchísimos hijos. Si alguno de nosotros no maneja bien esas enseñanzas no es culpa de ellos sino de la imperfección natural de los seres humanos. En ese universo había palabras fetiche. Una era la libertad, otra la bondad, otra la responsabilidad, otra la compasión, otra el honor. Lo he recordado leyendo El dilema de Neo.  A mí me gusta el arranque de este libro. Digamos, su leit motiv. Su preocupación porque seamos personas libres con todo lo que esa libertad conlleva. Buen juicio, una dosis de esperanza nada desdeñable, capacidad para construir nuestras vidas y una sana comunicación con el prójimo. Creo que la palabra “prójimo“ está antigua, devaluada, no se lleva. Pero es lo exacto, me parece. Y es importan

Ripley

  La excepcional Patricia Highsmith firmó dos novelas míticas para la historia del cine, El talento de Mr. Ripley y El juego de Ripley. No podía imaginar, o sí porque era persona intuitiva, que darían tanto juego en la pantalla. Porque creó un personaje de diez y una trama que sustenta cualquier estructura. De modo que, prestos a ello, los directores de cine le han sacado provecho. Hasta cuatro versiones hay para el cine y una serie, que es de la que hablo aquí, para poner delante de nuestros ojos a un personaje poliédrico, ambiguo, extraño y, a la vez, extraordinariamente atractivo. Tom Ripley .  Andrew Scott es el último Ripley y no tiene nada que envidiarle a los anteriores, muy al contrario, está por encima de todos ellos. Ninguno  ha sabido darle ese tono entre desvalido y canalla que tiene aquí, en la serie de Netflix . Ya sé que decir serie de Netflix tiene anatema para muchos, pero hay que sacudirse los esquemas y dejarse de tonterías. Esta serie hay que verla porque, de lo c

Un aire del pasado

  (Foto: Manuel Amaya. San Fernando. Cádiz) Éramos un ejército sin pretensiones de batalla. Ese verano, el último de un tiempo que nos había hechizado, tuvimos que explorar todas las tempestades, cruzar todas las puertas, airear las ventanas. Mirábamos al futuro y cada uno guardaba dentro de sí el nombre de su esperanza. Teníamos la ambición de vivir, que no era poco. Y algunos, pensábamos cruzar la frontera del mar, dejar atrás los esteros y las noches en la Plaza del Rey, pasear por otros entornos y levantarnos sin dar explicaciones. Fuimos un grupo durante aquellos meses y convertimos en fotografía nuestros paisajes. Los vestidos, el pelo largo y liso, la blusa, con adornos amarillos, el azul, todo azul, de aquel nuestro horizonte. Teníamos la esperanza y no pensamos nunca que fuera a perderse en cualquier recodo de aquel porvenir. Esa es la sonrisa del adiós y la mirada de quien sabe que ya nunca nada se escribirá con las mismas palabras.  Aquel verano fue el último antes de separa

Rocío

  Tiene la belleza veneciana de las mujeres de Eugene de Blaas y el aire cosmopolita de una chica de barrio. Cuando recorríamos las aulas de la universidad había siempre una chispa a punto de saltar que nos obligaba a reír y, a veces, también a llorar. Penas y alegrías suelen darse la mano en la juventud y las dos conocíamos su eco, su sabor, su sonido. Visitábamos las galerías de arte cuando había inauguración y canapés y conocíamos a los pintores por su estilo, como expertas en libros del laboratorio y como visitantes asiduas de una Roma desconocida. En esos años, todos los días parecían primavera y ella jugaba con el viento como una odalisca, como si no hubiera nada más que los juegos del amor que a las dos nos estaban cercando. La historia tenía significados que nadie más que nosotras conocía y también la poesía y la música. El flamenco era su santo y seña y fue el punto culminante de nuestro encuentro. Ella lo traía de familia y yo de vocación. Y ese aire no nos abandona desde ent

“Anna Karénina“ de Lev N. Tolstói

Leí esta novela hace muchos años y no he vuelto a releerla completa. Solo fragmentos de vez en cuando, pasajes que me despiertan interés. Sin embargo, no he olvidado sus personajes, su trama, sus momentos cumbre, su trasfondo, su contexto, su sentido. Su espíritu. Es una obra que deja poso. Es una novela que no pasa nunca desapercibida y tiene como protagonista a una mujer poderosa y, a la vez, tan débil y desgraciada que te despierta sentimientos encontrados. Como le sucede a las otras dos grandes novelas del novecientos, Ana Ozores de La Regenta y Emma Bovary de Madame Bovary, no se trata de personas a las que haya que imitar ni admirar, porque más que otra cosa tienen grandes defectos, porque sus conductas no son nada ejemplares y porque parecen haber sido trazadas por sus mejores enemigos. Eso puede llamarse realismo. Con cierta dosis de exageración a pesar de que no se incida en este punto cuando se habla de ellos. Los hombres que las escribieron, Tolstói, Clarín y Flaubert, no da

La construcción del relato en la ruptura amorosa

Aunque  pasar por un proceso de ruptura amorosa es algo que ocurre a la inmensa mayoría de las personas a lo largo de su vida no hay un manual de actuación y lo que suele hacerse es más por intuición, por necesidad o por simple desesperación. De la forma en que se encare una ruptura dependerá en gran medida la manera en que la persona afectada continúe afrontando el reto de la existencia. Y en muchas ocasiones un mal afrontamiento determinará secuelas que pueden perdurar más allá de lo necesario y de lo deseable.  Esto es particularmente cierto en el caso de los jóvenes pero no son ellos los únicos que ante una situación parecida se encuentran perdidos, con ese aire de expectación desconcentrada, como si en un combate de boxeo a uno de los púgiles le hubieran dado un golpe certero que a punto ha estado de mandarlo al K.O. Incluso cuando las relaciones vienen presididas por la confrontación, cuando se adivina desde tiempo atrás que algo no encaja, la sorpresa del que se ve aban

Siete mujeres y una cámara

  La maestra de todas ellas y la que trajo la modernidad a la escritura fue Jane Austen. La frescura de sus personajes puede trasladarse a cualquier época, de modo que no se puede considerar antigua ni pasada de moda, todo lo contrario. Cronológicamente le sigue Edith Wharton pero entre las dos hay casi un siglo de diferencia y en un siglo puede pasar de todo. Austen fue una maestra con una obra escasa y Wharton cogió el bastón de la maestra y llevó a cabo una obra densa, larga y variada. Veinte años después nació Virginia Woolf y aquí no solo se reverdece la maestría sino que, en cierto modo, hay una vuelta de tuerca porque reflexionó sobre la escritura, sobre las mujeres que escriben y lo dejó por escrito, lo que no quiere decir que Edith y Jane no tuvieran ya claros algunos de esos postulados que Virginia convierte en casi leyes. Ocho años más tarde que Virginia nació Agatha Christie y aunque su obra no tiene nada que ver con las anteriores dio un salto enorme en lo que a considerac