Todos los años, por estas fechas, asistimos al mismo rito: despedimos a nuestros alumnos que terminan el Bachillerato. Algunos de ellos, los más, llevan con nosotros desde primero de ESO, es decir, seis años. Otros, los menos, llegaron al Instituto precisamente para cursar Bachillerato. Están también los alumnos de Adultos, que tienen otra problemática diferente y que viven su estancia en el centro de otra manera, no por ello, quizá, menos decisiva en su futuro. El acto de despedida guarda cada año alguna sorpresa y es la puerta que se abre para aquellos que dejan el Instituto e inician otro camino. En el caso de nuestro Instituto la mayoría, la gran mayoría de esos alumnos, se van a la Universidad: ingenieros, médicos, biotecnólogos, traductores, maestros, arquitectos, abogados, economistas, de todo un poco cada año. En el caso de los alumnos de diurno, la entrada en la Universidad, el final de curso, coincide con su mayoría de edad, mes más o menos, es decir, con el momento en que as