Burocracia y Bullying
/ Hermann Seeger, 1910/
Cuando eres pequeña no crees que la maldad existe. Ves historias terribles en las películas o las lees en los libros pero piensas que tu universo está preservado, porque allí están tus padres, que pueden salvarte de todo, y las amigas de toda la vida, y tu maestra, tus profesores. Pero te equivocas. Hay personas malas en todas partes. Yo lo supe por experiencia porque una de mis "amigas" de los catorce o quince años era mala. Hacía daño a la gente utilizando insidias, ridiculizando, haciendo comentarios que dolían a los demás, mintiendo, todo ello bajo una apariencia de normalidad que engañaba. No sé si todo el mundo se dio cuenta de cómo era aparte de sus víctimas pero hubo gente inteligente que la caló. Una de ellas era mi madre. Nunca ponderaré lo suficiente lo lista que era para darse cuenta de la realidad de la gente. Quizá por eso se sintió tan sola durante toda su vida, no encontró a gente como ella, tan transparente y clara, salvo Manolita, que tenía también el don de la belleza de espíritu. Mi madre caló a esa amiga (la llamaremos Margot para entendernos) muy pronto, la pilló en mentiras y procuró que yo me diera cuenta también, aunque costaba, costaba pensar en tanto engaño. Hizo sufrir a algunas de las niñas con las que nos juntábamos, incluso llorar y, sobre todo, contribuyó a crear un estado de miedo que nunca antes había tenido. El miedo a la difamación, el miedo al abandono por parte de los demás, al ostracismo. Eso es el buylling, aunque no se llamaba así, no se tenía en cuenta para nada y no se comentaba. Durante un curso entero lo sentí completamente y era natural, ahora lo pienso, porque ella era fea, mala y nada lista. Tenía un padre horrible que había estado en la cárcel por atrocidades y ella despreciaba a su madre y la hacía sufrir. Yo era guapa, lista, buena y tenía unos padres maravillosos en los que podía confiar completamente. Me envidiaba como envidiaba a otras niñas del grupo y nos lo hacía pasar horriblemente mal con comentarios, desprecios, habladurías, mentiras, correveydile. Era insoportable. No podía soportarla. Era el último año de instituto y teníamos que pasar a la universidad, íbamos a estudiar la misma carrera y mi madre me dijo que me alejara de ella completamente, que pasara de ella en todos los extremos, en el transporte, en los pasillos, en todo. Afortunadamente lo hice y me libré de ella, aunque el miedo no se borra tan fácil. Aprendes lo que es el miedo ya para siempre.
He pensado en todos esto con la noticia del suicidio de la niña Sandra Peña, de Sevilla, que sufría bullying en el colegio. Es un colegio religioso así que llevaría allí toda su escolaridad. Los colegios privados y concertados suelen ocultar estas cosas, no quieren que se sepa. Pero eso es un error, sería mucho más educativo hablar abiertamente de estos problemas, no ocultarlos y actuar con responsabilidad y contundencia. Para eso los públicos son más transparentes, aunque no quiere decir que en todos se actúe bien, ni mucho menos, es más yo diría todo lo contrario. Encontrarte un centro donde el equipo directivo y los orientadores están concienciados y preparados de verdad con este tema no es fácil. Pero yo he tenido la gran satisfacción de llevar un gran programa antibullying y una actuación impecable al respecto en todos los años que he trabajado como docente. Es una de mis fortalezas profesionales aunque ya no se acuerde nadie y nadie te agradezca nada. Solo agradecen las tonterías de proyectos absurdos y nunca el trabajo de verdad. No hay en esto frustración porque hace tiempo que no me interesan ni los honores ni los políticos.
Siguiendo con el problema, es un absurdo que ocurran estas cosas y se podrían atajar, de hecho yo misma lo hice cuando era orientadora, cuando era directora, cuando era simplemente maestra o profesora. Hay que actuar de inmediato, con papeles o sin papeles, no dejando que la víctima sufra, identificando de inmediato a los abusones, también a los espectadores que ocultan información, por supuesto utilizar un alumno-sombra para que esté con la víctima a todas horas, y tener previstos alumnos-ayudantes para evitar la soledad. A veces se previene evitando que haya niños solos en los recreos, niños sin amigos, niños despreciados. Pero otras veces son los alumnos más brillantes los que se convierten en víctimas. Por eso hay que estar atentos, fijarse en ellos, conocerlos, darse una vuelta por el recreo e inspirar confianza. No valen papeles, tiene que ser de verdad y real, una actuación cara a cara, sin pasar ni un día, enfrentando a los abusones y a sus familias con la realidad, siendo claros y utilizando todas las medidas posibles, de inmediato, ya, ahora mismo. Tengo la gran satisfacción de haber logrado solucionar todos los casos que se me presentaron en estos años. De haberlo conseguido a pesar de la burocracia, trabajando sin descanso, elaborando pautas y hablando a los alumnos muy claro desde el primer día. Desde la primera reunión de principios de curso. A los alumnos y a sus padres. Mirad, esto es bullying y aquí no lo consentimos. Aquí no hay segunda oportunidad en este tema. No puedes actuar de esta manera, ni de esta, ni de esta. Línea roja. Tomárselo en serio, no esperar a que suenen el timbre, es una prioridad, alguien está sufriendo, y no hay nada peor que ver a un estudiante que no disfruta con su escuela sino que la teme. Se puede lograr, yo lo conseguí. Mi miedo personal no se ha curado, pero he ayudado a tantísima gente que ha merecido la pena. Poneos las pilas, profesores de ahora, poneos las pilas y no dejéis pasar ni un segundo sin actuar.
Otro día hablaré del papel de los padres.
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