Deresiewicz y Jane Austen: lecciones de amor

 

(Jennifer Ehle interpretó a Elizabeth Bennet en "Orgullo y prejuicio", versión de la BBC de 1995)

Mantuve un cruce de mensajes con William Deresiewicz a consecuencia de su libro sobre Jane Austen. Básicamente no está publicado en español, así que me he tenido que agenciar un volumen en inglés y otro en italiano, para defenderme en las dos lenguas e intentar que no se me escapen los matices. Pero, desde aquí, pido a cualquier editorial que lo traduzca por favor. 

El caso es que Deresiewicz se topa con la obra de Jane Austen y decide, luego de leerla, contarnos qué le ha parecido, qué influencia ha tenido en su vida y qué piensa él de la propia vida de Austen. Un trío de noticias enmarcado en las novelas de la escritora. Una por una, el análisis nos acerca más o menos a lo que nosotros mismos pensamos. De modo que hay una vuelta de tuerca. Tres ideas y la nuestra. 

Cada capítulo del libro se dedica a una de las novelas. Emma (Asuntos de la vida cotidiana), Orgullo y prejuicio (Crecemos), La abadía de Northanger (Aprendiendo a aprender), Mansfield Park (Ser buenos), Persuasión (Amigos de verdad), Sentido y sensibilidad (Enamorándose). El capítulo 7 y último tiene un nombre inspirador: El final de la historia. 

(Chawton Cottage, la casita de campo donde Jane Austen pasó sus últimos años)

El capítulo de Emma podría también titularse Aquellas pequeñas cosas, como la canción de Serrat. Viene a concluir que la vida cotidiana está llena de tantos detalles, peripecias, sucedidos y personas, que es imposible aburrirse y que darse cuenta de su importancia cuanto antes es una señal clara de inteligencia práctica. En Emma hay quien afirma que no pasa nada, quizá acostumbrados a historias donde todo transcurre a gran velocidad y hay muchos incidentes importantes. Aunque esa importancia es relativa porque en Emma, por ejemplo, se enamoran algunas personas y se casan. Esto no puede considerarse baladí. También hay visitas y celebraciones, fiestas y bailes, paseos campestres, conversaciones, resfriados, acertijos que se coleccionan, pequeñas heroicidades, generosidad con quienes están peor, idas y venidas y también misterios. Hay incluso una gran ocultación que se desvela al final. No parece poco bagaje para una novela. El aprendizaje de Deresiewicz está en cambiar su mirada, en no pensar que todo eso es intrascendente o, mejor dicho, en considerar lo nimio, las minucias, como elementos básicos de un tapiz vital que llena los corazones y los conforta. 

(Recreación de la vieja rectoría de Steventon, que desapareció, y en la que nació y vivió Jane Austen)

En Orgullo y prejuicio destaca la importancia de madurar, de crecer en todos los sentidos y no solamente en altura física. Las señoritas Bennet comienzan la novela, cada cual a su modo, con una necesidad importante de conocer algunas cosas que no tienen demasiado claras. La influencia perniciosa de su madre, siempre empeñada únicamente en que sus hijas hagan una buena boda (y no lo hace solo por frivolidad sino por asegurar el sustento de la familia ante una herencia vinculada), y la desidia del padre, que solo quiere que lo dejen en paz, tranquilamente, en su biblioteca y que no ha tenido la prudencia de ahorrar para el futuro, no son una buena forma de educar a cinco muchachas en edad de casarse. Y por eso cada una de ellas tiene que aprender, como sea y con la experiencia, a convertirse en personas sensatas y no en chorlitos cabezas locas. Es verdad que Jane es más seria que las demás, quizá por ser la mayor, y que Elizabeth es ingeniosa y lista, pero las otras tres tienen más problemas: Lydia, deseando bailar donde sea con un casaca roja; Mary, enfrascada en libros que ni siquiera entiende y Cathy, simplemente dejándose llevar por la pereza y por la imitación a Lydia, un modelo nada positivo. De modo que todas ellas precisan esa maduración del ejemplo y de aprender de los errores. Todas cometerán errores, pero todas ellas tendrán la oportunidad de superarlos. Esa es la gran lección. 


(La vida según Jane Austen, es el título de la versión italiana del libro)

La lección que se extrae de Northanger Abbey (La abadía de Northanger) podía defenderla cualquier pedagogo moderno: Aprendiendo a aprender o Aprender a aprender. Adquirir no solo conocimientos sino rutinas, estrategias, instrumentos, que hagan posible a las personas llevar adelante su vida de una forma sana, equilibrada, confortable. Y dejarse de tonterías, podíamos añadir. Las novelerías de Catherine Morland y su pensamiento mágico sobre la existencia tienen que desaparecer si quiere que su vida tenga un sentido adecuado y no la estropee con imaginaciones absurdas y con atribuciones equivocadas sobre las personas y sus acciones. Si Catherine escuchara las opiniones y consejos de su madre seguro que le iría mucho mejor, porque es una mujer verdaderamente sensata y llena de sentido común. Sin embargo, hasta ahora, la jovencita simplemente se ha dejado llevar por la lectura de algunas novelitas poco recomendables y de algunas amigas demasiado envidiosas y poco amigables en realidad. 


Lo importante que es ser buena persona (ser bueno) es la enseñanza que el autor obtiene de Mansfield Park. Y viene al pelo dada la cantidad de envidia y de picardía de la mala que hay en la novela, por otro lado, la menos luminosa de todas las que escribió Austen. Hay un ambiente de opresión, de malas intenciones, que acorralan a la protagonista y esta es tan parada y se da tan poca cuenta de las cosas que nos cuesta que reacciones. Ser buenos pero no tontos, podríamos añadir. El papel que juega en la consideración de las personas el estatus económico y la forma en que te miran dependiendo de cómo eras y cómo vives es un elemento importante de esa visión que extrae Deresiewicz en la novela. Su lugar de residencia es Nueva York y bien que vale allí tener dinero y posición para ser aceptado en una sociedad difícil, tanto que ya lo avisaba Edith Wharton. La pobre Fanny Price tiene que pasar humillaciones y sinsabores, tanto que parece más una heroína de alguna de las hermanas Brontë que de Jane Austen. El problema de no poder cumplir los deseos del corazón a causa de la posición económica es algo que está presente en todas las novelas de Austen, sin embargo. La madre de Fanny Price ha pagado bien caro su matrimonio por amor y esto es algo que, sin duda, no es deseable en aquella sociedad. Lo ideal es un equilibrio entre lo que queremos y lo que nos viene mejor. Pero es difícil de entrada y a la misma Jane Austen le sucedió que no logró encontrarlo en su vida. Y, sobre todo, la bondad como cualidad que ilumina a las personas y que hace posible una mejor convivencia con los otros. En esto sí que la escritora estaba por encima de los demás. Por eso no le gustaban los malos y los solía ridiculizar. 


Lo que más destaca en Persuasión es el valor de la amistad cuando es verdadera. Austen es muy moderna para enseñarnos que la amistad entre un hombre y una mujer no solo es posible sino deseable, el fundamento mejor para una relación de pareja, la antesala del amor, la que lo hace sólido y perdurable. Conocerse bien, respetar la forma de ser de cada uno, entender los defectos, contribuir a que estos se suavicen con el trato y proporcionarse mutuamente consuelo y comprensión, son elementos del amor que Jane Austen reclama para sus personajes y para la vida en general. Por lo tanto, no hablamos de amores instantáneos, de pasiones convulsas, de dramáticos encuentros, como había hecho la novela gótica, sino todo lo contrario. Desea un amor río, un amor en el que los sinsabores se vean compensados por la felicidad de las almas gemelas, que no lo son de entrada sino a través del trato y el conocimiento mutuo. 


Por último, Deresiewicz aprecia en Sentido y sensibilidad la enseñanza de que el amor no es la panacea que nos convierte en mejores sino que cambia el orden de la ecuación: solo cuando estamos verdaderamente a gusto con nosotros mismos, cuando nuestro carácter está dispuesto para ello, solo entonces podemos enamorarnos y disfrutar de ese amor, por cuanto culminación de un aprendizaje previo. Esta es la educación sentimental de Jane Austen resumida en una frase: hay que mejorar el carácter, conocerse a uno mismo para aprender a enamorarse y hacerlo de la persona adecuada, tras una reflexión profunda y entendiendo que la pasión efímera no es lo que queremos para vivir una vida equilibrada y feliz en compañía del otro. 

La última parte del libro es una sorpresa que cada lector deberá descubrir en su momento y que se centra en el propio autor y en la forma en que influye en su vida y en su pensamiento todo lo que ha conocido y degustado de las novelas de Jane Austen. Por eso el final de la entrada es una foto de Deresiewicz que es, por cierto, un tipo muy atractivo, inteligente y experto en temas educativos, con una mirada que lo dice todo. Alguien que enamora y se enamora, claro está. 


 William Deresiewicz (Englewood, Nueva Jersey, 1964) es un ensayista y crítico de arte, conferenciante en universidades, institutos y otros lugares, y autor del best-seller Excellent Sheep: The Miseducation of the American Elite and the Way to a Meaningful Life (El rebaño excelente. Cómo superar las carencias de la educación universitaria de élite). Su libro más reciente es La muerte del artista, publicado en castellano por Capitán Swing. El fin de la soledad, su nuevo libro, se publicará en septiembre de 2022.

Ha publicado más de 290 ensayos y críticas. Ha ganado el Premio Hiett de Humanidades, la Mención Balakian del Círculo Nacional de Críticos de Libros a la Excelencia en la Crítica y un Premio Sydney; también ha sido nominado tres veces al National Magazine Award. Su obra, que ha aparecido en The New York Times, The Atlantic, Harper's, The American Scholar y muchas otras publicaciones, ha sido traducida a 18 idiomas y antologada en 39 libros de lectura universitarios y escolares.

Enseñó inglés en Yale y Columbia antes de dedicarse a la escritura a tiempo completo en 2008. Ha dado conferencias en más de 150 centros educativos y de otro tipo y ha ocupado puestos de visitante en las universidades Bard, Scripps y Claremont McKenna, así como en la Universidad de San Diego. Sus libros anteriores  A Jane Austen Education y Jane Austen and the Romantic Poets no se han traducido al español. 

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