La escritora que inspiró a Jane Austen
Retrato de la escritora Frances Burney
(Remember: if to pride and prejudice you owe your miseries, so wonderfully is good and evil balanced, that to pride and prejudice you will also owe their termination)
Esta frase, extraída del libro "Camilla" de Frances Burney, dio origen al título del libro "Pride and Prejudice" originariamente titulado "First Impressions". Frances Burney fue contemporánea de Jane Austen, aunque nació más de veinte años antes y murió más de veinte años después. Austen conocía bien sus novelas, como también las de otros escritores de la generación inmediatamente anterior porque en casa de los Austen se leía mucha novela. Defoe, Fielding, Richardson, Swift y Sterne andaban por la biblioteca de Steventon, la rectoría donde la autora nació y vivió sus primeros veinticinco años. Y también estarían en esos anaqueles las menos conocidas Elizabeth Fowler, Hannah More, María Egerton y por supuesto, Burney. ¿Quizá la primera escritora profesional inglesa, Aphra Behn (1640-1689) podía encontrarse allí?
La vida de Frances Burney, Fanny llamada, bien pudo inspirar una novela o una obra de teatro llena de acción. Tiene todos los ingredientes para ello. Es el contrapunto de la existencia de Jane Austen, no porque la de esta fuera plácida (ninguna vida es plácida si nos fijamos) sino porque la de Fanny Burney fue excepcionalmente movida. Huérfana de madre a los diez años tuvo que soportar a su madrastra, pues su padre se volvió a casar con una viuda poco agradable que aportó tres hijos al matrimonio, a los que había que sumar los seis del caballero.
Había nacido el 13 de junio de 1752 en King`s Lynn, Inglaterra, aunque la familia se trasladó a Londres. Su padre era un hombre instruido, compositor e historiador de la música, pero ella no tuvo una buena educación porque consideraron que tenía poca inteligencia. De modo que fue autodidacta al máximo. Incluso aprendió a leer sola cuando ya había cumplido los diez años. En 1768 comenzó a redactar su Diario, que escribió durante 72 años y que se ha convertido en una fuente indispensable para conocer la sociedad y los modos de la época. En 1778, sin contar con la ayuda de su padre, publicó su primera novela, "Evelina o historia de una joven dama en su entrada en sociedad", cuyo título adelanta el contenido. La publicó de forma anónima y obtuvo por ello una ganancia de veinte guineas. La guinea era una moneda de oro que se utilizó en el Reino Unido antes de que adoptase el sistema decimal en 1971. Equivalía a 21 chelines.
En 1785 pasó a formar parte de la corte del rey Jorge III y su esposa, la reina Carlota, como segunda vestidora. Este trabajo funcionarial le restaba mucho tiempo para escribir y terminó por dejarlo. En esos momentos (1789) estalló la Revolución Francesa y fue de los ingleses que la apoyaron fervientemente.
Un emigrado francés, el general Alexandre D`Arblay, llegó a Inglaterra y conoció a la escritora, casándose en 1793. El único hijo de ambos nació un año después.
En 1796 publicó "Camilla", otra de sus grandes novelas, también dirigidas a mostrar la sociedad de la época sobre todo en relación con la situación de las jóvenes. Antes había publicado, en la misma línea, "Cecilia" (1782). En 1801 su marido obtuvo un puesto cerca de Napoleón Bonaparte y se marchó a Francia. Ella le siguió el año siguiente pensando que era una cosa provisional pero la guerra anglo-francesa la retuvo diez años en Francia, pues hasta 1812 no pueden volver a Inglaterra, instalándose en Bath, ciudad en la que murió en 1840. Las novelas de Fanny Burney denuncian la hipocresía social patente en la sociedad del momento y la frivolidad y crueldad que se gastaban en determinados contextos debido a la ambición o a la maldad. Esto se ve con toda claridad en "Evelina", novela epistolar que coloca en su centro a una joven bella, ingenua y bondadosa, rodeada de "hombres que la pretenden y mujeres que la envidian".
Tienen razón los que sitúan a Fanny Burney como una de las escritoras que Jane Austen conocía bien y que le inspiró en su obra. Pero la excepcional originalidad de Austen hizo que su forma de enfocar los temas y de resolverlos fuera radicalmente distinta. De esa forma se constituye en una isla literaria que no tiene parecido ni antes ni después. La inteligencia de sus planteamientos y la forma en la que mira con perspectiva todo aquello que rodeaba a la vida de las mujeres en su época constituyen un universo aparte. No obstante, como en cualquier escritor, el poso de las lecturas siempre es una cuestión de interés. Ella se consideraba una gran lectora y dejó a la posteridad el analizar si también era una gran escritora.
La vida de Frances Burney, Fanny llamada, bien pudo inspirar una novela o una obra de teatro llena de acción. Tiene todos los ingredientes para ello. Es el contrapunto de la existencia de Jane Austen, no porque la de esta fuera plácida (ninguna vida es plácida si nos fijamos) sino porque la de Fanny Burney fue excepcionalmente movida. Huérfana de madre a los diez años tuvo que soportar a su madrastra, pues su padre se volvió a casar con una viuda poco agradable que aportó tres hijos al matrimonio, a los que había que sumar los seis del caballero.
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En 1785 pasó a formar parte de la corte del rey Jorge III y su esposa, la reina Carlota, como segunda vestidora. Este trabajo funcionarial le restaba mucho tiempo para escribir y terminó por dejarlo. En esos momentos (1789) estalló la Revolución Francesa y fue de los ingleses que la apoyaron fervientemente.
Un emigrado francés, el general Alexandre D`Arblay, llegó a Inglaterra y conoció a la escritora, casándose en 1793. El único hijo de ambos nació un año después.
En 1796 publicó "Camilla", otra de sus grandes novelas, también dirigidas a mostrar la sociedad de la época sobre todo en relación con la situación de las jóvenes. Antes había publicado, en la misma línea, "Cecilia" (1782). En 1801 su marido obtuvo un puesto cerca de Napoleón Bonaparte y se marchó a Francia. Ella le siguió el año siguiente pensando que era una cosa provisional pero la guerra anglo-francesa la retuvo diez años en Francia, pues hasta 1812 no pueden volver a Inglaterra, instalándose en Bath, ciudad en la que murió en 1840. Las novelas de Fanny Burney denuncian la hipocresía social patente en la sociedad del momento y la frivolidad y crueldad que se gastaban en determinados contextos debido a la ambición o a la maldad. Esto se ve con toda claridad en "Evelina", novela epistolar que coloca en su centro a una joven bella, ingenua y bondadosa, rodeada de "hombres que la pretenden y mujeres que la envidian".
Tienen razón los que sitúan a Fanny Burney como una de las escritoras que Jane Austen conocía bien y que le inspiró en su obra. Pero la excepcional originalidad de Austen hizo que su forma de enfocar los temas y de resolverlos fuera radicalmente distinta. De esa forma se constituye en una isla literaria que no tiene parecido ni antes ni después. La inteligencia de sus planteamientos y la forma en la que mira con perspectiva todo aquello que rodeaba a la vida de las mujeres en su época constituyen un universo aparte. No obstante, como en cualquier escritor, el poso de las lecturas siempre es una cuestión de interés. Ella se consideraba una gran lectora y dejó a la posteridad el analizar si también era una gran escritora.
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