Ir al contenido principal

"Agosto es un mes diabólico" y "Noche" de Edna O´Brien


Este es un librito de unas trescientas páginas que contiene dos historias escritas por Edna O´Brien con un denominador común: el erotismo. No deja de ser extraordinario que una persona con la educación estricta que recibió en su Irlanda natal sea capaz de expresar de una manera tan certera, tan abundante de detalles, tan potente y vívida, la relación erótica entre los hombres y las mujeres. Podría una preguntarse cómo es esto posible y habría que recurrir a una respuesta ya conocida: la Verdad, por un lado; la Imaginación, por otro, conforman una estructura capaz de reflejarlo todo si se tiene talento para ello. La vida de Edna O´Brien tuvo tanto de represión como de libertad y esa conjunción de elementos juega a su favor. A eso se une la capacidad de recrear emociones, sentimientos, deseos, pasiones y situaciones concretas que debe a su indudable y poderoso talento literario. Por eso en toda su obra las escenas eróticas tienen, a la vez, delicadeza y estremecimiento. Es muy difícil recrear escenas amorosas si uno no posee esas cualidades. Resultan toscas, duras y sin escalofríos. Pero en Edna O´Brien recrear el amor carnal, el amor físico, el amor en todas sus facetas, es una muestra más de su capacidad literaria. 

En "Agosto es un mes diabólico" nos encontramos a una mujer divorciada que se queda sola en el tórrido verano londinense porque su hijo se ha ido de camping con su padre. "Hacía cinco días que el cielo ardía y la ciudad de Londres hervía a fuego lento a sus pies" Ella vive en una casa prestada. Esta es una cuestión recurrente en la vida de Edna. Nunca tiene una casa a la que pueda llamar suya, pues su casa de la infancia le produce, a la vez, rechazo y apego. Pero la casa ya no existe y ella siempre está en casas extrañas, con las que no sueña. Incluso ahora, en 2019, vive en una casa alquilada en un buen barrio de Londres. Del hombre sabemos poca cosa. Aparece de pronto. Tiene cuatro hijos, una exesposa y una amante, y trabaja de noche en un periódico como redactor, pero aparece un día y es todo de ella. Son ambos una especie de transeúntes en un Londres semi abandonado. "Le hizo el amor como jamás se lo había hecho ningún otro hombre" "La suavidad y la dureza unidas" Pero lo que parece una historia de devaneos, una forma de llenar el vacío, se va deslizando por la pendiente de la tristeza más honda que un ser humano puede tener y entonces se convulsiona la narración de manera que ya nada es lo mismo. Y el viaje que emprende desde el Londres caluroso a la suave caricia del aire del sur de Francia tendrá un eco final que cambiará su vida por completo. 


El segundo relato "Noche" es una representación onírica de los pensamientos y frustraciones de una mujer para quien la vida parece que ya ha pasado de largo. Recoge momentos de la historia pasada de la autora, situaciones, ambientes, costumbres, incluso pequeños detalles de la vida en una granja o del contacto con los animales. En muchos textos de Edna el recuerdo de la comida de su infancia recrea tiempos nostálgicos: "Lo que más me apetecería ahora son unas natillas. Llenarme la boca con su suavidad, no demasiado dulces pero sin que les falte su pizca de vainilla" "La primera leche que me dio a beber fue de una botella. Más tarde de un cántaro. Las vacas eran mis amigas y eso que solíamos estar de acuerdo" La naturaleza tiene carácter humano, la vida en los valles, en las colinas, en las praderas tiene un significado que solo conocen aquellos que han tenido la suerte de conocer de cerca ese modo de existir, en el que los pequeños sonidos se identifican y donde las personas se alían entre sí para vencer a los males externos. El relato se desliza por senderos que a veces resultan misteriosos, otras veces son desagradables y siempre te dejan un regusto extraño, como si no hubiera forma de escaparse del eco que permanece después de leer. Esa es una de las características de Edna, su carácter insistente, su repetición constante de algunas ideas a través de muchas formas expresivas, dando la impresión de que merodea en torno a las palabras hasta que todas ellas quedan exprimidas al máximo como si fueran naranjas.


Hay un trasfondo de melancolía en las dos narraciones, de tristeza no suficientemente explicada, pero latente. Una especie de nomadismo emocional que enfrenta a sus protagonistas, mujeres, con unos estados de ánimo que las superan y que las dejan exhaustas. Con motivo o sin él, las dos tienen que convertirse en sanadoras de sí mismas y observar al resto del mundo como si no hubiera motivo para creer en él. Ninguna de las narraciones tiene el aire claro, el estilo directo, el delicado engranaje de sus novelas o de sus cuentos, sino que, por el contrario, parecen surgir de un interior confuso, de unas sensaciones mal hilvanadas y que la literatura intenta recomponer, como las piezas mal distribuidas de un mecano. En ocasiones, los sentimientos no obedecen a la razón ni esta se compadece de la realidad y por eso la escritura, que pretende establecer el orden en el mundo que vivimos, llega a percibir y a trasladar, con infinita crudeza, ese permanente deseo de encontrar algo que no se tiene, que no se intuye, que no se conoce. En esto, como en otras cosas, Edna O´Brien es una maestra.

Agosto es un mes diabólico. Escrito por Edna O´Brien. Traducción de Mireia Bofill. Dedicado a Stanley Mann. Se inicia con una cita de John Keats, uno de los poetas de cabecera de O´Brien: Y tiene su invierno deformado/pues sus naturaleza mortal así lo exige. Título original: August is a Wicked Month. Fecha de publicación original 1965. 

Noche. Escrito por Edna O´Brien. Traducción de Raquel Velázquez. Dedicado a sus hijos, Carlo y Sasha, a los que ella llama aquí "muchachos". Se inicia con una canción: Ella está muy lejos/de donde el joven/héroe descansa. Continúa con una cita de E. Weekley: Los auténticos Hooligans eran una divertida familia irlandesa cuyo comportamiento, hacia finales del siglo XIX, animó la monótona cotidianidad de Southwark. Título original: Night. Fecha de publicación original 1965.

Esta edición conjunta de ambas historias ha sido publicada por la editorial DeBolsillo en su colección Contemporánea, Penguin Random House, grupo editorial, en septiembre de 2018. El diseño es de Andreu Barberan. 

Las fotografías que acompañan al texto de esta entrada son de Jack Vettriano, Fife, Escocia, 1951, excepto la foto inicial que es de la autora del blog. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

“El dilema de Neo“ de David Cerdá

  Mi padre nos enseñó la importancia de cumplir los compromisos adquiridos y mi madre a echar siempre una mirada irónica, humorística, a las circunstancias de la vida. Eran muy distintos. Sin embargo, supieron crear intuitivamente un universo cohesionado a la hora de educar a sus muchísimos hijos. Si alguno de nosotros no maneja bien esas enseñanzas no es culpa de ellos sino de la imperfección natural de los seres humanos. En ese universo había palabras fetiche. Una era la libertad, otra la bondad, otra la responsabilidad, otra la compasión, otra el honor. Lo he recordado leyendo El dilema de Neo.  A mí me gusta el arranque de este libro. Digamos, su leit motiv. Su preocupación porque seamos personas libres con todo lo que esa libertad conlleva. Buen juicio, una dosis de esperanza nada desdeñable, capacidad para construir nuestras vidas y una sana comunicación con el prójimo. Creo que la palabra “prójimo“ está antigua, devaluada, no se lleva. Pero es lo exacto, me parece. Y es importan

Ripley

  La excepcional Patricia Highsmith firmó dos novelas míticas para la historia del cine, El talento de Mr. Ripley y El juego de Ripley. No podía imaginar, o sí porque era persona intuitiva, que darían tanto juego en la pantalla. Porque creó un personaje de diez y una trama que sustenta cualquier estructura. De modo que, prestos a ello, los directores de cine le han sacado provecho. Hasta cuatro versiones hay para el cine y una serie, que es de la que hablo aquí, para poner delante de nuestros ojos a un personaje poliédrico, ambiguo, extraño y, a la vez, extraordinariamente atractivo. Tom Ripley .  Andrew Scott es el último Ripley y no tiene nada que envidiarle a los anteriores, muy al contrario, está por encima de todos ellos. Ninguno  ha sabido darle ese tono entre desvalido y canalla que tiene aquí, en la serie de Netflix . Ya sé que decir serie de Netflix tiene anatema para muchos, pero hay que sacudirse los esquemas y dejarse de tonterías. Esta serie hay que verla porque, de lo c

Un aire del pasado

  (Foto: Manuel Amaya. San Fernando. Cádiz) Éramos un ejército sin pretensiones de batalla. Ese verano, el último de un tiempo que nos había hechizado, tuvimos que explorar todas las tempestades, cruzar todas las puertas, airear las ventanas. Mirábamos al futuro y cada uno guardaba dentro de sí el nombre de su esperanza. Teníamos la ambición de vivir, que no era poco. Y algunos, pensábamos cruzar la frontera del mar, dejar atrás los esteros y las noches en la Plaza del Rey, pasear por otros entornos y levantarnos sin dar explicaciones. Fuimos un grupo durante aquellos meses y convertimos en fotografía nuestros paisajes. Los vestidos, el pelo largo y liso, la blusa, con adornos amarillos, el azul, todo azul, de aquel nuestro horizonte. Teníamos la esperanza y no pensamos nunca que fuera a perderse en cualquier recodo de aquel porvenir. Esa es la sonrisa del adiós y la mirada de quien sabe que ya nunca nada se escribirá con las mismas palabras.  Aquel verano fue el último antes de separa

Rocío

  Tiene la belleza veneciana de las mujeres de Eugene de Blaas y el aire cosmopolita de una chica de barrio. Cuando recorríamos las aulas de la universidad había siempre una chispa a punto de saltar que nos obligaba a reír y, a veces, también a llorar. Penas y alegrías suelen darse la mano en la juventud y las dos conocíamos su eco, su sabor, su sonido. Visitábamos las galerías de arte cuando había inauguración y canapés y conocíamos a los pintores por su estilo, como expertas en libros del laboratorio y como visitantes asiduas de una Roma desconocida. En esos años, todos los días parecían primavera y ella jugaba con el viento como una odalisca, como si no hubiera nada más que los juegos del amor que a las dos nos estaban cercando. La historia tenía significados que nadie más que nosotras conocía y también la poesía y la música. El flamenco era su santo y seña y fue el punto culminante de nuestro encuentro. Ella lo traía de familia y yo de vocación. Y ese aire no nos abandona desde ent

“Anna Karénina“ de Lev N. Tolstói

Leí esta novela hace muchos años y no he vuelto a releerla completa. Solo fragmentos de vez en cuando, pasajes que me despiertan interés. Sin embargo, no he olvidado sus personajes, su trama, sus momentos cumbre, su trasfondo, su contexto, su sentido. Su espíritu. Es una obra que deja poso. Es una novela que no pasa nunca desapercibida y tiene como protagonista a una mujer poderosa y, a la vez, tan débil y desgraciada que te despierta sentimientos encontrados. Como le sucede a las otras dos grandes novelas del novecientos, Ana Ozores de La Regenta y Emma Bovary de Madame Bovary, no se trata de personas a las que haya que imitar ni admirar, porque más que otra cosa tienen grandes defectos, porque sus conductas no son nada ejemplares y porque parecen haber sido trazadas por sus mejores enemigos. Eso puede llamarse realismo. Con cierta dosis de exageración a pesar de que no se incida en este punto cuando se habla de ellos. Los hombres que las escribieron, Tolstói, Clarín y Flaubert, no da

La construcción del relato en la ruptura amorosa

Aunque  pasar por un proceso de ruptura amorosa es algo que ocurre a la inmensa mayoría de las personas a lo largo de su vida no hay un manual de actuación y lo que suele hacerse es más por intuición, por necesidad o por simple desesperación. De la forma en que se encare una ruptura dependerá en gran medida la manera en que la persona afectada continúe afrontando el reto de la existencia. Y en muchas ocasiones un mal afrontamiento determinará secuelas que pueden perdurar más allá de lo necesario y de lo deseable.  Esto es particularmente cierto en el caso de los jóvenes pero no son ellos los únicos que ante una situación parecida se encuentran perdidos, con ese aire de expectación desconcentrada, como si en un combate de boxeo a uno de los púgiles le hubieran dado un golpe certero que a punto ha estado de mandarlo al K.O. Incluso cuando las relaciones vienen presididas por la confrontación, cuando se adivina desde tiempo atrás que algo no encaja, la sorpresa del que se ve aban

Novedades para un abril de libros