"Flores para la señora Harris" de Paul Gallico



Si eres una señora de la limpieza inglesa y dedicas tres años de tu vida a ahorrar libra a libra para comprarte un vestido en Chez Dior...es que tu mente es extraordinaria y tu personalidad única. Eso es lo que hace la señora Harris, viuda y en la sesentena. Las señoras de la limpieza inglesas son diferentes a todas las del orbe, son una especie de raza aparte, pero no esperaba tanta convicción, tanto deseo concentrado y tanta ilusión en un objetivo. Si fuera una ejecutiva de ventas, sería la ejecutiva del año. 

Se trata de eso, sin duda, de querer algo con todas tus fuerzas. Así lo siente la señora Harris desde el día en que ve en el armario de una de sus clientas, la señora Dant, dos vestidos de la casa Dior que la dejan absolutamente prendada. Puede una enamorarse de un hombre (debe una enamorarse de un hombre) y también de un objeto, por ejemplo, por qué no, de un vestido. Así que Harris (llamémosla así, apeando el tratamiento) se dedica a juntar una libra tras otra y utiliza para ello cosas tan dispares y algunas tan alejadas de su forma de ser como juegos de azar, carreras de galgos y, lo peor de todo,  restricción absoluta de pequeños lujos, incluido el té de las cinco con su compañera de trabajo, la señora Butterfield. Lo que hoy se llamaría un plan de recorte de gastos. 

Por fin, su sueño se hace realidad y marcha a París, sin saber una palabra de francés, en un avión que la deberá traer de vuelta la misma noche, con la intención de comprarse su vestido y regresar de inmediato a su vida de señora de la limpieza. Aunque, eso sí, con sueño cumplido. Ella sabe que nunca tendrá ocasión de lucir ese vestido, pero lo dejará colgado en su armario y eso será suficiente.

París contempla a Harris ataviada con un gastado abrigo marrón y un sombrero de paja, verde y nuevo. Si vas a la calle con un sombrero de paja que lleva una rosa rosa colgada en la parte delantera, es que tu manera de ser es inusual. Así es ella. Se planta en Chez Dior, entra por la puerta de las ricas y se las ingenia para ver el desfile de la colección esa misma tarde y sentada en primera fila. 

Madame Colbert, la encargada, verá reflejada en la determinación de Harris el empuje que a ella le falta para ayudar a su marido a mejorar profesionalmente. El joven contable, Fauvel, la inspiración para dar el paso que lo una a su amor platónico, la bella modelo Natasha. Por su parte, la modelo, entenderá que la vida cotidiana junto a un hombre enamorado, en una casita bellamente arreglada, es más de lo que ella ansía. Y así todo. 


Paul Gallico. Flores para la señora Harris. Editorial Alba, colección Rara Avis. 2015. 

Referencia del autor (Editorial Alba): 

De ascendencia italiana y austriaca, Paul Gallico nació en Nueva York en 1897. Se licenció por la Universidad de Columbia y empezó a trabajar como periodista deportivo para The New York Daily News. A finales de la década de 1930, decidió abandonar el periodismo deportivo y empezó a escribir relatos breves para varias revistas. Una de sus novelas infantiles más conocidas, El ganso de nieve (1941), así como algunas otras, tuvieron su origen en esos relatos cortos. Otros títulos que le hicieron célebre fueron The Adventures of Hiram Holliday (1939) o el relato The Man Who Hated People (1950), que se convirtió en un libro llamado Love of Seven Dolls (1954) y dio lugar a la película Lili (1953) y al musical Carnival! (1961).


Flores para la señora Harris(1958) tuvo tal éxito que, en las décadas siguientes, la seguirían tres secuelas (Mrs Harris Goes to New York en 1960, Mrs Harris, M.P. en 1965 y Mrs Harris Goes to Moscow en 1974). En 1969 publicaría La aventura del Poseidón, también conocida por su adaptación al cine en 1972. A lo largo de su extensa y prolífica carrera combinó la literatura infantil con la adulta, a veces eliminando los límites entre ambos géneros. Thomasina: The Cat Who Thought She Was God (1957) o Manxmouse (1968) son otras de sus obras infantiles más conocidas. Murió en Mónaco en 1976.

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