"Verano y amor" de William Trevor


Si es un sábado de sol y rebuscas en cualquier librería en la zona de novedades, siempre puedes hallar algo. Como este libro que tengo entre las manos, casi terminado de leer en una tarde: "Verano y amor". Ya ves, no conocía al autor. William Trevor nació en 1928 y vive todavía en su casa de Devon, en Inglaterra, el condado que tantas veces aparece en los libros del XIX que me gusta leer. Trevor es un gran escritor, un excelente escritor, de palabra luminosa y sobria a la vez. El libro que tengo entre las manos transcurre en una pequeña población de Irlanda y el retrato de los paisajes, de los olores y sabores, de las tareas en las granjas y en las casas, es tan exacto a lo que una imagina que sería la vida en los pequeños pueblos de Irlanda en los años centrales del siglo pasado, que, desde las primeras páginas tienes ya en la retina todo ese tiempo de los años cincuenta que el autor recrea impecablemente. Son los años de su juventud, esos que siempre permanecen anclados en nosotros y que, por lo mismo, vuelven una y otra vez en forma de escritura, si es que eres un escritor como Trevor o como cualquier otro.
Allí, en el libro, están la rubia y joven Ellie; el granjero Dillahan, cuyo sufrimiento es paralelo a su voluntad de superación; el fotógrafo Florian, que ha encontrado precisamente en la captación de imágenes con su Leika, la única forma de afirmarse en un mundo donde apenas tiene sitio. Allí está la atormentada señorita Connulty, que no tiene ni nombre. Allí están la estafeta de correos, la iglesia, la pensión, el bazar, la granja, todos los lugares que comparten espacio en el pueblo de Rathmoye con el cine extrañamente incendiado.

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