Anderson (Gene Hackman) y Ward (Willem Dafoe), dos agentes del FBI de Hoover, investigan, en el verano de 1964, la desaparición de tres jóvenes activistas del movimiento pro derechos civiles “Verano de la libertad”, en un pueblecito del Estado de Mississipi. Anderson y Ward son el agua y el aceite. El uno, rudo y atípico; el otro legalista y metódico. Mismos objetivos, métodos distintos. La clásica pareja de policías obligados a trabajar juntos contra su voluntad que, en este caso, ofrecen un contraste apasionante y la oportunidad de oír algunos de los diálogos más inteligentes de este tipo de uniones. A partir de aquí Alan Parker hace un mix de drama, denuncia y policíaco, a base de un ritmo endiablado y sostenido, unas interpretaciones de mérito y una atmósfera efervescente. A modo de poblado del legendario Oeste, el pueblo es una ciudad sin ley, en la que el polvo, el calor y el miedo se aúnan para mantener la tensión del espectador desde el minuto 1 al 125. La película ofrece
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