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Aire que casi vuela

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En la medida exacta de las cosas Estas tú Y quererte es la prueba de la armonía del mundo. Enlazo sentimientos, Ato los hilos de la emoción temprana. Escribo que te espero. Espero que me ames... Si subo un escalón, te encuentro arriba Con el olor del sol y de las rosas Con el color del aire que cerca el horizonte Con la verdad de ser, de ver en ti la vida. (Fotografías de Richard Avedon, 1923-2004) 

Para escribir la vida

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  A orillas de las noches inciertas, cuando se olvidan los deseos, y los nombres pierden sus sílabas y las consonantes suenan a hueco, he llegado a amarte tanto, que tu silencio ha sido una respuesta.   En las noches que tienen el sabor de la duda, cuando algo te aleja y te acerca a las cosas, quise estar contigo aun sin conocerte, hasta que la aurora deslice su mano.  Y en los días que se levantan con el cielo gris con nubes azuladas y relámpagos dorados esos días que parecen desprenderse del tiempo, sé que si tú estuvieras hallaría un sol presentido un sol de rayos triangulares y enigmáticos un sol único para escribir la vida.  (Fotografías de Robert Doisneau)

Úrsula y Gudrun

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Las hermanas Brangwen, Úrsula y Gudrun, son cultas, hermosas, inteligentes y vitales. Pero tienen una mancha de fábrica que en la sociedad de entreguerras no es fácil de solucionar. Son hijas de minero, nietas de minero. Si fueran hombres, serían mineros. Úrsula es maestra y ha dado el salto sobre los de su clase a base de ocupar una plaza en la escuela del lugar donde nació. Eso la obliga a vivir en la casa familiar, a pesar de que no es la casa de sus sueños, de que es una casa en la que no querría haber nacido. Gudrun , que tiene unas alas más amplias y unos sueños más extravagantes, es artista, porque los artistas no son de ningún sitio y tienen patente de corso para codearse con unos y con otros. Pero ambas saben, sobre todo cuando están en su tierra, que todo el mundo conoce a su padre, oscuro del color de la mina, y a su madre, sencilla y sin abalorios, y su casa, una casa corriente con la única diferencia de que en ella hay libros y acuarelas.  Es muy difícil remonta

Traductores

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Ipad and Iphone Paintings (Hockney, 2009)  La lectura es un placer y, como todos los placeres, hay que tomarla muy en serio.  Cuando empecé a leer no le di demasiada importancia a los traductores de los libros escritos en otro idioma distinto del español. Sin embargo, mi obstinación en perseverar en el conocimiento de algunos autores, de los que leía un libro y, a partir de ahí, el resto de su obra, me llevó a darme cuenta de ciertas cosas en las que antes no había reparado.  Si los libros de determinado autor se encontraban todos en una sola editorial, quizá y solo quizá, el traductor sería la misma persona. Pero esto no sucedía en la mayoría de los casos. De modo que me encontré con estilos diferentes dependiendo de quien fuera el traductor. Esto se notaba mucho más cuando buscaba un mismo libro en diferentes editoriales. Sé que esto no es lo que hace un lector ordinario, pero hay muchos lectores avanzados como yo para quienes es importante, sobre todo, leer cosas que estén "bie

"Irène Némirovsky" de Elisabeth Gille

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  La vida literaria de Irène Némirovsky (Kiev, Ucrania, 11 de febrero de 1903-Auschwitz, 17 de agosto de 1942), se rompió poco antes de que su propia vida quedara destruida en Auschwitz. Tuvo que dejar de publicar cuando Francia fue ocupada por el III Reich el 22 de junio de 1940. A partir de ese momento lo hizo escasamente y con seudónimo, gracias a la complicidad de la editorial. Los perros y los lobos, de 1940 y Los bienes de este mundo, de 1941, son las dos obras que ven la luz en este tiempo convulso.     Irène, su marido Michel Epstein, y sus dos hijas, Denise y Èlisabeth, vivían en París pero tuvieron que abandonar la ciudad y esconderse en Issy-l'Évêque, un pueblecito de la Borgoña que hoy apenas alcanza los mil habitantes. Podía haberse marchado a Suiza, dijeron sus hijas en un momento dado. Mucha gente lo hizo. No se sabe el motivo por el que se quedaron allí con una situación tan terrible que ella conocía muy bien y de primera mano. El matrimonio había pedido la nacional

Ultramarinos

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  (Ultramarinos Sopranis. Cádiz.  Tradicional tienda de alimentación y bar, con gran variedad de conservas, vinos y licores. ) Cuando era pequeña vivía enfrente de una tienda de ultramarinos. El dueño se llamaba Celestino y era montañés. Se marchó un día y la traspasó o la vendió a una familia de Conil que se hizo cargo de ella, con tan buena fortuna, que aún continúan su hijo y sus nietos con el negocio. El hombre se llamaba Andrés y era taciturno y poco hablador, ancho de cuerpo y con un aire recio, muy de campo. La esposa, Isabel, era una especialísima persona, que gustaba de vestir con colores alegres, como la reina de Inglaterra, y cuya tranquilidad y punto de vista original sobre las cosas a mí me llamaba la atención. Por último, tenían un hijo, Antoñito el de la tienda era su nombre y apodo, muy trabajador, guapo, activo y gracioso, que imitaba a José Luis López Vázquez y era capaz de cautivar a todas las clientas con sus dichos y comentarios.  La tienda era un placer para la vi

La lluvia es una vieja amiga

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  Saludo las deseadas lluvias como si fueran un puñado de amigas que reaparecen después de algún tiempo de olvido. Son suaves, tiernas, díscolas y persistentes. Pero no hace viento y no molestan, solo están ahí, detrás de los cristales, para expresarnos que el ciclo de la vida continúa, que el clima no es únicamente lo que estudiamos en los libros.  Cuando llegan las lluvias recuerdo siempre mis historias de paraguas, unas cuantas entremezcladas y casi confusas. La historia de un paraguas azul y blanco con mango de madera, que presté a una señora con bebé en un autobús, a pesar de que eso me obligó a mojarme y correr hasta mi casa desde la parada hasta acabar como una sopa. Esas cosas que una hace en la juventud, esa forma de no poder ser ajena a nada triste de este mundo. O ese otro paraguas que se quedó perdido no recuerdo dónde y era tan bonito, quedaba tan vistoso. O el paraguas sin estrenar, en tornos verdosos, muy florido, con un mango de brillante material que se perdió en un tr

"El amante de Lady Chatterley" de Laure de Clermont-Tonerre, 2022

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(La protagonista en Venecia, de viaje con su hermana y su padre) Constance Chatterley (de soltera Reid) es una joven de ideas liberales que se ha casado con un baronet, Clifford Chatterley , inválido a consecuencia de las heridas sufridas en la Gran Guerra. Ambos van a vivir a la mansión familiar del marido y allí comienzan su vida de casados. La casa es bastante oscura, casi tétrica, está llena de cachivaches antiguos y contrasta con la naturaleza de alrededor: hermosos bosques de prados, césped maravilloso y bien cortado, setos, flores silvestres, un lago y algunas casas de los trabajadores de la finca. Entre esos trabajadores que llegan nuevos a la casa está Oliver Mellors , antes teniente y ahora simple guardabosques. Sin embargo, no es un trabajador manual sin más, porque de niño era muy listo, como atestiguan las antiguas maestras y lee libros, entre ellos y con devoción al propio James Joyce . La vida sexual en el matrimonio simplemente no existe y para Connie esto es una situ

Libros para una Navidad lectora

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(Nick Knight, campaña publicitaria) Veo en mi imaginación la imagen serena de mi amiga del alma Paqui Luna, allá en mi ciudad marítima junto al Atlántico, sentada tranquilamente en su butaca junto a la ventana y tomando una tacita de té mientras lee. En esa misma ciudad mi hermana Carmelita se mete de lleno en una novela de misterio, quizá, o de amores. También percibo a una de mis hermanas, Manoli, en el porche de su casa de campo, rodeada de niños y de flores, pasando la hora indecisa del crepúsculo con un libro en las manos. Allá en una ciudad del extrarradio de Madrid otra de mis hermanas, Mili, busca todos los momentos posibles para leer un bonito libro y, quién lo sabe, escribir una bonita historia ella misma. Y, quién sabe si mis amigas Lucy Cepero y Loli Carrasco no están también en este momento buscando un libro para leer estos días. En mi ciudad natal, preciosa como siempre, mi sobrina Alicia Violeta tiene un libro en las manos y quizá es uno de estos... Por ellas, estos libr

Charlas a la caída de la tarde

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  Portada de LIFE con los protagonistas de Esplendor en la hierba: Natalie Wood y Warren Beatty Fueron tres veranos y dos cursos. Yo estaba en el instituto y él en la universidad. Estudiaba fuera, así que solo podíamos vernos en vacaciones. Cumplí los catorce, los quince y los dieciséis. Él tenía cinco años más. Era muy inteligente. Y feo. El primer amor que así llamarse puede. No tenía nada que ver con los chavales de su edad. Su personalidad estaba por encima de todos, era una especie de jefe y así todo el mundo lo aceptaba. Sabía más, entendía más, leía más. Poseía un sentido del humor único, que no todo el mundo era capaz de comprender. Yo sí. Porque era mucho más lista que las muchachas del club y eso que todas eran mayores. Por eso, seguramente, se enamoró de mí y siguió enamorado toda su vida, hasta hace unos meses en que murió. Es una clase de amor que no borra la distancia, que no necesita siquiera frecuentarse, que pasa por encima de matrimonios y de hijos. Lo entendí cuando,

Rosas sobre un campo de lava

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(Foto: Cristina Coral)   " Durante algunos años mantuve una especie de correspondencia con alguien a quien creí inteligente, compasivo y humano. En esa nueva forma de correo que es el electrónico mis cartas se movían continuamente desde el corazón al ordenador, en un bucle continuo. Era muy hermoso pensar cosas, convertirlas en palabras y lanzarlas al aire de mi destinatario. Sabía que me entendía. Entender es algo que todo el mundo busca en otro alguien. Y por eso, quizá, nos confundimos demasiado a menudo, pensamos que está ahí, que lo hemos encontrado, pero, tantas veces erramos como logramos acertar. Yo creí que esa persona tenía todas las cualidades para ponerse en mi lugar. Era capaz de oír sin juzgar, de consolar sin preguntar, de aconsejar sin presumir. Las mañanas del verano, cuando todo está más vacío y la vida se compone de horas más largas, yo me sentaba delante del ordenador, abría mi corazón y lo hacía llegar al otro lado del correo, con la presteza de quie

París es triste

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  Yo recuerdo un instante en que París caía  sobre mí con el peso de una estrella apagada.  Recuerdo aquella lluvia total. París es triste.  Todo lo bello es triste mientras exista el tiempo.  Vivir es detenerse con el pie levantado,  es perder un peldaño, es ganar un segundo.  Cuando se mira un río pasar, no se ve el agua.  Vivir es ver el agua; detener su relieve.  Mi vagar se acodaba sobre el pretil de hierro  del Pont des Arts. De súbito, centelleó la vida.  Sobre el Sena llovía y el agua, acribillada,  se hizo piedra, ceniza de endurecida lava.  Nada altera su orden. Es tan sólo un latido  del ser que, por sorpresa, llega a ser perceptible.  Y se siente por dentro lo compacto del hierro,  y somos la mirada misma que nos traspasa.  La lucidez elige momentos imprevistos.  Como cuando en la sala de proyección, un fallo  interrumpe la acción, deja una foto fija.  Al pronto el ritmo sigue. Y sigue el hundimiento.  La pesada silueta de Louvre no se cuadraba  en el espacio. Estaba instal

Tanta infancia...

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Dicen los psicólogos que una infancia feliz es el pasaporte seguro a la bondad. Los que hemos tenido la suerte de tenerla no podemos perder el tiempo en la envidia o en la maldad, esas cosas no nos interesan. Nuestra cabeza está llena de buenos recuerdos, de hermosos momentos y de imágenes muy especiales. Sobre todo, en la memoria brillan las personas, las que estuvieron junto a nosotros en esos años de la niñez, las que nos ayudaron a ser como somos. Quizá no hemos sido conscientes pero mis hermanas, mis amigas de la calle y yo, hemos tenido una extraordinaria infancia. Sin temores ni acechanzas, sin miedos, sin miserias ni odios. Y eso fue así gracias a nuestros padres, ellos y ellas, que dedicaban todo su tiempo a que fuéramos felices en todo el enorme sentido de la palabra. Esa fortuna de haber vivido con tanta buena gente nos acompaña siempre y no se marcha de nuestro lado. Muchos de ellos no están, pero siguen regando cada instante con el perfume de su mejor esencia. No éramos ri

Wolfe, Fitzgerald, Hemingway and Perkins

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(Colin Firth, como Max Perkins y Jude Law, como Thomas Wolfe, en una escena de "El editor de libros", película de 2016) Thomas Wolfe (1900-1938), Francis Scott Fitzgerald (1896-1940) y Ernest Hemingway (1899-1961), tienen algo en común, aparte de ser escritores que coincidieron en el tiempo: los tres fueron descubiertos, animados a escribir y editados por Maxwell Perkins (1884-1947), el mítico editor de Scribaer , considerado uno de los más legendarios de todos los tiempos. La película "Genius" , titulada en castellano "El editor de libros" refleja esta curiosa entente aunque incidiendo, sobre todo, en la relación entre Wolfe y Perkins . Rara vez nos es dado presenciar un encuentro de personalidades tan rotundas, tan diferentes y que, a la vez, tienen en sí las aristas suficientes como para incitar nuestra curiosidad. Ves la película y entran ganas de profundizar en ellos automáticamente. Algunas cosas pueden descubrirse. Y no todas ellas son a