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"El hermano del famoso Jack" de Barbara Trapido

En 1982 se publicó, por primera vez "El hermano del famoso Jack", la primera novela de Barbara Trapido. La protagonista es una chica llamada Katherine (el nombre más usual en todas las protagonistas de todos los libros y películas del mundo occidental desde el principio de los tiempos). Katherine es elegante y moderna y entra en contacto con una familia muy especial, los Goldman. Jacob Goldman es su profesor de filosofía y Jane es su esposa. Tienen dos hijos ya mayores, Jonathan y Roger y otros dos más pequeños. Además, Jane está embarazada de gemelos. Hay otro personaje más, un amigo de todos llamado John Millet, una especie de hombre para todo, introductor de amistades y cultísimo especialista.  Las referencias literarias son constantes en la novela. Eso me cautivó, después de su portada con Katherine descalzada y su curioso título. D. H. Lawrence desfila por las páginas como un hombre que no sabía escribir de sexo y "Emma" es la novela favorita de Ka

Paréntesis de nieve

En ocasiones un acontecimiento agitaba sus emociones y las convertía en un carrusel de sentimientos que no se podían detener por mucho que lo intentara. En esas horas, la actividad se paraba, salvo la de pensar la forma de parar aquello. Se paraba el disfrute, la contemplación de la naturaleza, la charla sosegada y, sobre todo, la escritura. Los objetivos se desdibujaban, el tiempo quedaba en suspenso y todo se convertía en un paréntesis de nieve a la espera de que se deshelara. Nunca esos paréntesis fueron productivos. Solamente nadas y desolación. Una absurda respuesta a un estímulo aún más absurdo. Había decidido que esa sería la última vez que ocurriera. Pero no tenía seguridad de que podría cumplir esa promesa hecha a sí misma. Nieve sobre mojado. 

Tiempo de silencios

(Retrato. Salvador Dalí) Fue una niña callada y una adolescente silenciosa. Una joven expectante. Una mujer en sueños. Un día, algunas de las cosas que había estado guardando se mostraron al exterior. Alguien las recibió y pudo conocerlas. Eso era una excepción en una vida en la que la ausencia de palabras para explicar quien era había sido la norma. Pero, como ocurre a veces, ese caudal de confidencias, de sensaciones inciertas, de hechos, de nombres y de ritos, no conmovió el corazón de nadie, no fue capaz de mostrarse en su verdadera esencia.  Así que la antigua niña que escribía la historia en su diario, la joven que coleccionó poemas, la mujer que recibió imperturbable y sin lágrimas el azote de la muerte, volvió a recoger los restos de sus pequeñas cosas y las guardó como antaño, en un lugar inaccesible para todos. El silencio volvió y ahí está, se queda. Silencio sin palabras y sin escritos. Un largo silencio para proteger lo que tanto había costado construir. Una v

"Los Sioux" de Irene Handl

Siento una extraña inquietud cuando tropiezo con un libro como este, escrito por alguien de quien nunca he oído hablar. Trae buenas referencias, eso sí, por parte de gente a la que considero pero ¿me gustará? ¿se convertirá Irene Handl en una de esas autoras que me atrapen? ¿seguirá la senda que antes atravesaron Stella Gibbons, Penelope Fitzgerald, Eudora Welty y otras autoras que conocí gracias a esta editorial? ¿se convertirá, como Edna O´Brien, en una de mis autoras de culto?  Todas estas incertidumbres me llenan en el momento en que conozco que Impedimenta ha rescatado del olvido a una autora que ha escrito, según Doris Lessing, una novela original a más no poder. Y bien escrita, dice. Rescato de la propia página web de la editorial la sinopsis de la obra. Aún no la he leído así que yo no puedo sino mostraros mi interés por hacerlo y contaros qué dicen de ella los que la conocieron en su día. Dice Impedimenta de "Los Sioux":  Los Benoir componen una aris

"Oona and Salinger" de Frédéric Beigbeder

El francés Frédéric Beigbeder, es, como tantos hombres de nuestro tiempo y de épocas anteriores, alguien que se resiste a envejecer. Fue el "enfant terrible" de las letras francesas y ahora, a los cincuenta años, se ha casado con una mujer veinticinco años menor para perpetuar así el ansia de juventud. Como sabemos, caso inútil. La juventud no vuelve por mucho que las sábanas de seda te envuelvan junto a un cuerpo joven. Pero Beigbeder no esconde su debilidad y por eso hemos de aceptarla. Son cosas de hombres, podemos afirmar y no equivocarnos.  Algo de ese deseo de permanencia en la edad más fresca de la vida se encuentra en su libro, una "faction", como él mismo la define, hechos reales contados a modo de ficción y realzados por aportaciones literarias que no se pueden probar ni para decir que son verdad ni para rechazarlos, dedicada a los amores juveniles entre una jovencita Oona O´Neill y un joven J. D. Salinger. Ambos personajes merecen ser rescatados

"La última modelo" de Franck Maubert

Son solamente 105 páginas. Un libro pequeñito, que resulta cálido y fácil de manejar. Su autor es Franck Maubert, nacido en 1955 y autor de varias novelas y libros consagrados a la pintura. Algunos de esos libros son "Le Paris de Lautrec" y "Maeght, la passion de l´art vivant". La portada interior de Acantilado, que es la editorial que ha sacado esta edición, nos avisa de que han publicado ya, en 2012, "El olor a sangre humana no se me quita de los ojos. Conversaciones con Francis Bacon". El mundo del arte visto desde dentro o, al menos, con otra mirada. Esa mirada que resulta imprescindible para no quedarse en la mera contemplación de la obra, en la biografía sucinta o en la descripción técnica de los cuadros.  Este libro acerca a los públicos la figura de la amante de un artista particularmente distinto. Alberto Giacometti, de quien me quedé suspendida cuando lo estudiaba en la Facultad. El Giacometti de las figuras alargadas, expresionistas, carg

Olvidar la palabra

(Joseph Rodeare DeCamp. Escuela de Boston. 1858-1923) Quise dejar a un lado la palabra, el eco cotidiano de sílabas y letras que siempre me acompaña aunque no sepa cómo. Quise olvidar el sonido de los versos escritos, de frases pronunciadas al teléfono. Quise olvidarte todo. Quise dejar de ser y de sentir, dejar de amarte, dejar de convertirte en un relato, dejar de ansiar que un mediodía de sol, al fondo de la calle, tu figura se alce entrevista, llena de plenitud, ya para siempre.  He querido asomarme al interior y descubrir que siento esa tibia penumbra de los años perdidos, ese rumor incesante de olas que nunca se terminan de encontrar, esa noche callada de los sueños, inundados de cuerpos que se abrazan. He querido asomarme a la distancia que existe sin que pueda evitarlo, está, se vive, es ella, pero no tengo forma de descubrir su estado, su esencia, su por qué.  Ahora sé que no puedo. Que tengo que llorarte amargamente si quiero conocer lo que es amor para luego

Soneto 29 de William Shakespeare

(La joven de la perla. Johannes Vermeer- 1665) Cuando me son adversos la Fortuna y los hombres  Lloro a solas mi triste condición de abandono Y clamo al sordo cielo mis inútiles quejas Y maldigo mi suerte viendo cuál es mi estado. Quisiera ser un hombre más rico en esperanza,  Hecho a su misma imagen, con sus mismos amigos, Y envidio el arte en unos, la competencia en otros, Y hoy apenas disfruto de lo que ayer quería; Pero mientras medito, casi ya despreciándome, Pienso en ti y mi congoja se convierte en un himno (Al igual que la alondra se aleja de la tierra Y alza su  vuelo al alba) a las puertas del cielo; Pues recordarte, amor, me aporta tal riqueza Que ni por el de un rey cambiaría mi estado.  When in disfrace with fortuna and men´s eyes, I all alone beweep my outcast state,  And trouble deaf heaven with my bootless cries And look upon myself and curse my date, Wishing me like to one more rich in hope, Featured like

Paisaje de almendros con Ronda al fondo

La primera vez que visité Ronda tenía dieciséis años y estuve allí quince días en unas colonias escolares. En el tiempo de descubrir la vida conocí el pálpito de la ciudad y la recorrí una y mil veces por caminos que no se han olvidado, a pesar del tiempo transcurrido. Desde Santa Teresa, bajando por una calle de piedra llena de casas solariegas con escudos, el camino se abría en dos direcciones: una, la derecha a la zozobra silenciosa de la Ronda antigua, con pequeñas plazas recoletas, iglesias de enormes portalones oscuros, torres calladas y rincones llenos de arriates y plantas aromáticas. La otra, a la izquierda, al bullicio comercial, a la zona turística y plena de luz de la plaza de toros, del parque y de los restaurantes de postín. Siempre supe cuál de las dos era la dirección que mis pasos iban a tomar siempre y, si me conocéis un poco, estoy segura de que también vosotros la habréis adivinado.  El tiempo no pasa en vano. Descubres un día ante el espejo que los años ha

Las palabras escritas

(John William Waterhouse. Simbolismo) La música suena en esta mañana que anuncia una calidez que ahora no queremos. Se despereza el día. Esta canción, esta voz, estos sonidos, me acompañan desde hace unos meses y me hacen llorar casi siempre. Pero las lágrimas no son lo peor. Lo peor es el silencio. Ese silencio que te impide escribir lo que sientes, que te impide hablar lo que deseas. Eso es lo que más cuesta.  Junto a la música hay una pila de libros, de esos que ordenas de vez en cuando y que no quieres que se separen de ti. En ellos, tanta poesía como es posible. Llega un momento en que es la poesía la única voz que quieres oír. Un momento en que todo es poesía, todo se escribe en versos, o con ritmo. Recitaba poesía en los años en que mi casa era un jardín, antes de que desapareciera todo atisbo de flores. Recitaba poesía en el colegio y levantaba las manos al aire, como si quiera apresar ese tiempo, el tiempo de las rosas, cuando todavía no habían perdido su olor. Qué t

"Apropiación indebida" de Lena Andersson

Lena Andersson es escritora, periodista y una analista política de primera categoría en su país, Suecia. También es una mujer. Y ha escrito un libro "sobre el amor", no un libro "de amor". La diferencia debería ser obvia. No es una novela romántica, sino una novela en la que alguien se enamora, alguien se deja querer y alguien sufre. Adivinen quién sufre, podríamos preguntar a estas alturas del post.  Ester Nilsson tiene 31 años y es una poeta y ensayista de escaso renombre, aunque dotada de una gran inteligencia y futuro. Sus puntos de vista son originales, nada gregarios y tiene una cualidad que todo el mundo reconoce: la palabra. El arte de la conversación es el que ella domina, este es su territorio, el espacio en el que se encuentra más a gusto. Es una persona analítica, que sopesa los pros y los contras con sentido crítico, una persona muy informada, muy preocupada por el mundo y su devenir. Una mujer joven, que hace deporte, corre el maratón y tie

La palabra nos hace

(Mujer escribiendo. Johannes Vermeer)  La frase no es mía, sino de Sánchez-Ferlosio. Pero podría aceptarla tal y como está. Queda dicho ya de otras maneras, con otras expresiones, incluso con historias enteras que cuentan el milagro de expresar lo que sientes, lo que ves, lo que vives, lo que sabes, lo que nunca se hará realidad o se ha perdido. De todas las herramientas que tiene el ser humano, de todo el utillaje que lo distingue de los animales, de las plantas o de los seres inanimados, es la palabra el más preciado, el que más eficaz resulta, el que requiere mayor cuidado, mejor condición. Surge en los sencillos momentos de la comunicación, cuando la vida fluye, para situar exactamente el sitio en el que estás. Surge en las tristezas, como bálsamo y como condimento imprescindible para abrir otra puerta, cerrada ya la anterior por inútil. Surge en los espasmos de la felicidad que quieres controlar a fuerza de besos. Surge en los adioses, en las explicaciones imposibles, en

"París no se acaba nunca" de Enrique Vila-Matas

Hay un cine dentro del cine y una literatura dentro de la literatura. También hay una mitología dentro de la pintura y un sinfín de artificios emocionales y plásticos para que las artes aparezcan ante nosotros desmenuzadas, convertidas en briznas que puedan olerse. Los amantes de la literatura se entienden entre sí con códigos particulares, al igual que lo hacen los amantes del cine. En una ocasión tuve una amiga con la que compartía esa cinefilia extrema que forma parte de mi naturaleza. Ella y yo generamos un modo de comunicación único, diferente y sin interferencias ajenas. Sabíamos siempre de lo que hablábamos con solo una palabra, una frase o un gesto. Las personas que existían a nuestro alrededor tenían un correlato en el cine y las frases de nuestras películas favoritas salpicaban siempre nuestras conversaciones. Dejamos de vernos y la amistad desapareció porque, contra lo que algunos opinan, si uno no se ve, no se encuentra y no se habla, los sentimientos van enmudeciendo.

Shakespeare y una tarde de lluvia

En las tardes de lluvia, la poesía. La plaza aparece cubierta de esa liviana luz de las farolas, a punto de llover, si ya no lo está haciendo. Sin ruido. En el son silencioso que surge de improviso. Una lluvia callada que no quiere asustarnos. Su presencia es el único movimiento que esta tarde parece existir en torno a sus jardines. Todo el mundo observa, detrás de las ventanas, el transcurrir del día, cómo el crepúsculo está tejiendo ya su sombra y cómo la luz se marcha sin decirnos su último secreto.  En tardes como estas, la poesía. Los sonetos de Shakespeare. "Embelleces la noche, la iluminas". Y luego de leerlo te aseguras de que aquello no huya, no se quede en el aire, no se evapore, como esta niebla tibia que se deshace en copos de rocío, sin que haya amanecido todavía. El verso se construye y se transforma y aparece la estrofa entre tus manos, sin que puedas evitar su latido:  Embelleces la noche, la iluminas trazas airoso tu compás ausente los destell

"El último magnate" de Francis Scott Fitzgerald

"El último magnate" es el canto del cisne de Francis Scott Fitzgerald. Comenzó a escribirlo en septiembre de 1939 y lo hizo como una manera de sentirse vivo después de una serie de desgracias familiares, personales y económicas que lo habían estado zarandeando durante los últimos tiempos. No hubo suerte, sin embargo. Fitzgerald murió en 1940 y la novela quedó sin terminar. Una obra inacabada es un cajón de objetos desordenados que, inesperadamente, quedan a merced de alguien que no es su dueño. En este caso los objetos se recompusieron de alguna forma usando las anotaciones que el escritor había dejado preparadas. Edmund Wilson, que se ocupó de editarla al año siguiente de la muerte de Fitzgerald, la subtituló así "Una novela inacabada". La edición que ahora releo es, precisamente, la que reproduce con fidelidad esta versión publicada en 1941 por Charles Scribner´s y que la editorial Burguesa, en su colección Narradores de Hoy, sacó a la luz en 1981. 

"Doble fuga de amor y muerte" de Jean Legrand

La prueba más evidente del desconocimiento que tenemos en España de la vida y la obra de Jean Legrand es que su reseña en la Wikipedia solamente puede consultarse en francés. A mí me parece un autor maldito, uno de esos escritores que andan siempre en el filo de la navaja. Editan de milagro, se autoeditan y no entran nunca en los circuitos comerciales, porque su estilo no es compatible con los grandes públicos. No son comerciales, en suma. Son gente rara, que escribe cosas raras. Así que hay que saludar con una alegría agradecida esta publicación de la editorial Periférica, porque nos trae una nouvelle, solo cincuenta y siete páginas, que no debería pasar desapercibida. Quizá abramos así la puerta al conocimiento de un escritor que, de otro modo, seguiría estando en la semiclandestinidad.  Jean Legrand nació en Montpellier, en el año de 1910. Montpellier es una ciudad fastuosa. La conocí hace años y conserva para mí el encanto de lo que se asocia a tu biografía en los mejores

"El señor Norris cambia de tren" de Christopher Isherwood

"En 1931, a bordo de un tren con destino a Berlín, William Bradshaw conoce a Arthur Norris, un británico de aspecto cómico e intrigante con el cual entabla una amistad que le llevará a descubrir su ambigua personalidad. El señor Norris dirige un turbio negocio de importación y exportación en Berlín; vive atemorizado por sus acreedores y su secretario Schmidt y sometido a su amante, la prostituta Anni; y se define, según la ocasión, como militante comunista, orador político, espía o agente doble. " Es así, de esta sencilla forma, como la editorial Acantilado, que ha publicado el libro, nos presenta esta historia que firma el mismo autor de "Regreso a Berlín", esa novela autobiográfica que reseñamos en su momento en este blog. Durante la República de Weimar, la propia peripecia vital del autor, le llevó a escribir ambos libros. Toda la sordidez del nazismo, el estado de ambigüedad de la población alemana, las ocultaciones y los problemas diarios, todo eso se r

"La solterona" de Edith Wharton

La personalidad de Edith Wharton (1862-1937), su estilo luminoso, lleno de detalles pero sin resultar prolijo ni cansado, llenan esta nouvelle de un aire peculiar, inconfundible. En el conjunto de sus obras es un acercamiento más a la clase alta neoyorkina, que tan bien conoció y de la que acabó desconfiando y huyendo.  Estamos en 1850, en ese Nueva York que tiene varias caras. La mejor de ellas, la que brilla, es la de las grandes familias hegemónicas, que se casan entre ellos en una endogamia que quiere perpetuar su poder y que consigue, sobre todo, acentuar su diletantismo y su falta de vigor. Los Lovell y los Ralston son los amos de la ópera, de los bailes, de los salones y tertulias. El personaje más influyente de los Ralston es Delia, que ve con muy buenos ojos la boda que va a celebrarse entre Charlotte Lovell y Joe Ralston. Ese es el inicio de la trama. Una boda siempre es una buena noticia así que resulta poco conveniente (ay, las conveniencias, ese gran velo de oculta

"Verano y amor" de William Trevor

Si es un día de sol invernal y rebuscas en cualquier librería  siempre puedes hallar algo. Es un ejercicio magnífico. Sales de trabajar y decides que hoy vas a husmear e el alma de cualquier escritor desconocido. Estás de buen humor, porque el sol brilla y porque hay claridad y la gente pasea por la calle como si no tuviera nada mejor que hacer. Recorrer despacio los pasillos, ver las estanterías, ajustarte las gafas para leer los lomos. Los ritos de la búsqueda. Una búsqueda que, a veces, tiene resultados y otras veces no los tiene. Una búsqueda interior. Te llama una portada, un título, un autor, una corazonada, un sentimiento, una intuición. No sabes descifrarlo. Quizá preguntes al dependiente o al librero si hay suerte y la persona que te atiende se merece este nombre. En todo caso, recorrer librerías es una forma de encontrar motivos para disfrutar. Me gusta hacerlo sola, porque, al fin y al cabo, los libros van a ser tu mejor compañía. Y nunca estás sola si tus manos acaric

Rojo, azul, amarillo, violeta

(Vasili Kandinsky) Si desparramo amor, tú no lo notas Impasible al sonido de un corazón en llamas Te pierdes en la noche de los silencios claros De la firmeza oculta de tiempos que no existen. Si te recuerdo, amor, tú no lo sabes No entiendes el sentido de mi fatal bagaje No me oyes, no me miras, no estoy, no notas nada, Eres la oscuridad, la noche oscura y lenta. Amor, si un día te busco, inexorablemente Tendrás que abrir la puerta o abatirla de golpe Tendrás que acariciarme o despedirme entera Tendrás que amarme, amor, o moriré, sin duda.