(Elizabeth Taylor. 1912-1975. Una vista del puerto. La señorita Dashwood) Ana y yo disfrutábamos de un alegre mediodía de compras y luego, en el almuerzo, después de hablar de la vida y de la moda, nos hemos adentrado en el territorio intenso de la lectura y los libros. Así han salido a relucir los nombres de aquellas mujeres que ahora leo y que antes no conocía. ¿Cómo es posible que estas escritoras hayan permanecido ocultas? ¿Cómo es posible que sean tantas? Ambas preguntas se han lanzado al aire y se han quedado sin respuesta. (Stella Gibbons. 1902-1989. La saga de Flora Poste) Podíamos hacer el esfuerzo de contestarla pero no estaríamos de acuerdo en los motivos. Sin embargo, me estremece pensar que sin el esfuerzo de las editoriales independientes (cada vez más activas en España, cada vez más prestigiosas y más creativas), no hubiera llegado a nosotros toda esta literatura de calidad, maravillosamente escrita, tan variada de temas como alta de emociones. En los ú
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