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Mostrando las entradas etiquetadas como Jane Austen

"Filosofía en el jardín" de Damon Young

  Este es uno de los libros que te llaman la atención por su título y por lo que parece ofrecer y que luego te confirman el interés que tiene. Está bien escrito, se lee con alegría y dedica su primer capítulo a Jane Austen. ¿Qué más se puede pedir?. La presencia de los jardines en la literatura siempre ofrece buenos resultados y, en este caso, el autor, que es filósofo y escritor, aparece como uno de los motores de la creación artística y también como la forma en que el escritor recarga las pilas en contacto con la naturaleza.  Jane Austen nació entre jardines y murió entre jardines. En medio hubo paréntesis en los que estaban las ciudades (sobre todo Bath y Londres) y el mar de Southampton o de Lyme Regis.  Pero fue la naturaleza abierta y libre de los campos y de los jardines domésticos lo que más influyó en su forma de abordar la belleza de la escritura. Young lo describe muy bien, representa su momento creador y luego esa necesidad de airear la mente saliendo al jardín. También nos

Si te gusta Jane Austen, te gustará mi libro sobre "sus mujeres"

  De todas las miradas que se pueden lanzar a Jane Austen en este libro se ha escogido la que va dirigida a las mujeres que forman parte de sus novelas. Las mujeres son los personajes más representados y mejor definidos, aunque la escritora tiene la enorme virtud literaria de que usa solo una pincelada y es capaz de representar un mundo. No es necesaria la explicación prolija. No es necesario exagerar.  Este libro tiene la intención, además, de rendir una especie de sencillo homenaje a quien tan feliz me hace con sus novelas, así como de pararse en algunas cuestiones que, lejos de estar claras, siguen formando parte de una zona de oscuridad con respecto a ella. Más claro: se habla mucho de Austen, pero se fomentan tópicos e inexactitudes que no se combaten. Una pequeña intención y un pequeño intento. Ojalá sirva y ojalá aparezcan más lectores y lectoras que la lean y la amen.  Como todos los escritores muy divulgados, los tópicos permanecen y así todavía hay mucha gente que la cree, a

Baile a la luz de las velas

(Pintura de Jack Vettriano) Ocupar el ocio es una de las prerrogativas de las sociedades avanzadas. Cuando uno tiene asegurada la supervivencia, no tiene que ir a cazar animales para obtener pieles ni alimento, cuando la vida sigue su curso organizadamente, entonces nos encontramos con que hay tiempo libre que llenar.  Los personajes de Jane Austen tienen en su mano las diversiones normales de la gente como ellos en el tiempo en que vivieron. Jugar a las cartas; conversar; hacer visitas; jugar a los juegos de palabras; a las adivinanzas, o a las charadas; bailar; salir a cenar fuera; hacer una excursión al campo; asistir a una velada musical; tocar el piano…; coleccionar acertijos... Bailar a la luz de las velas era una de las más atractivas distracciones para cualquier joven. Cuando los señores Weston (en "Emma") quieren agasajar con un baile a Frank Churchill, dado que su casa es demasiado pequeña, deciden comprobar las condiciones de “La Corona”, una es

Delicias

  (Foto: David Pullum) Acabo de publicar un libro. Ha salido hace, exactamente, 25 días. Está por aquí, por mi blog, y también en mis redes sociales. Si os fijáis un poco sabréis qué libro es. Acabo de publicarlo, ya os digo. No es el primer libro que publico pero sí el libro que más ilusión me hacía publicar y el que significaba, o podía significar, un paso adelante en la literatura. Porque la literatura es mi vocación. Como Jane Austen, yo también escribo desde muy pequeña y guardo diarios, cuadernos y toda clase de cosas escritas desde siempre. Ella es un genio y yo su admiradora. Leerla es la delicia mayor. Escribir sobre ella, un encanto sublime.  (Foto Brook Pier) (Foto Trey Ratcliff)

Austen entre amigos

  La idea fue de la sevillana Librería Palas, que a mí me parece que es austenita confesa y en la que he comprado muchísimas veces. Durante un tiempo fui vecina, los años que viví en Los Remedios, que a mí es un barrio que me encanta y al que siempre vuelvo con la emoción de lo que te trae felicidad. He paseado por la calle Asunción mis penas y mis alegrías, siempre en charla animada con amigas, que han escuchado mis cuitas igual que yo las suyas. La calle Asunción, ahora y antes, es un antídoto contra todo. Lo llamábamos de esa forma: la medicina Asunción. Las amigas, Luz, Gabriela, Alma, Dulce, Lorena, Patri, Ana, Gema, la pandilla de estudiantes de arte y de historia de américa, las amigas...Y los amores, esos amores contrariados, esos amores perdidos, esos amores renovados, esos amores no vistos, esos amores que nos llevaban muchos años, esos amores que nos invitaban a un martini seco, esos amores... Así que Palas no podría tener mejor ubicación, mejor lugar para mostrarnos un para

Los ojos de Jane

  (Pintura de Eugene de Blaas) Si hay alguna dolencia recurrente en la biografía de Jane Austen esa es la que afecta a los ojos. Padecía una conjuntivitis crónica que le duraba semanas y le impedía leer y escribir. Ella misma afirmaba que tenía los "ojos débiles" y que se le ponían mucho peor con el polvo de los salones de baile. En numerosas ocasiones hace alusión a ello sobre todo para quejarse de que le impide realizar la actividad que más le gustaba, la lectura y, además, la escritura. "Mis ojos han estado muy deteriorados desde la última carta, pero ahora mejoran de nuevo" dice en la carta número 18 escrita entre el 21 y el 23 de enero de 1799. No se trata de una dolencia sobrevenida sino que la tuvo desde siempre prácticamente.  Esto le proporcionaba molestias que a ella le afectaban enormemente porque no la dejaba leer ni tampoco escribir. La lectura era su mayor placer y siempre se quejaba de que leía menos de lo que debía, aunque sabemos que era visitante a

Lo que comía Jane Austen

  Cesto con frutas, de Caravaggio, 1596, Pinacoteca Ambrosiana de Milán Se sabe que a Jane Austen le gustaba beberse una buena copita de vino con las comidas y que durante los años en que vivió en Chawton era ella precisamente la encargada de controlar la llave de la bodega. En esos años escribió tanto y durante tantas horas que su madre y su hermana le permitieron librarse un poco de otras faenas que ocupaban más tiempo, pero nunca dejó de colaborar en el mantenimiento doméstico de la casa.  Una de los aspectos más destacados de la asistencia a bailes o cenas en aquel momento era, precisamente, poder degustar manjares menos habituales de los que se comían en la casa. Una buena provisión de verduras y de animales de granja estaba asegurada en la vicaría de Steventon y desconocemos cómo se organizaban las compras en los años de Bath. Pero sí hay noticia en algunas de sus cartas de esos manjares especiales que merecían por ello ser detallados  en sus misivas.  Algunos de esos alimentos e

La delicia de mi vida

  Lejos de buscar escenarios exóticos, países lejanos, personajes excéntricos, historias superlativas, Jane Austen optó por la escritura de lo cercano. Colocó su lupa de buena observadora sobre lo que tenía a mano y de ahí obtuvo sus historias. Creía tanto en que esta era la forma en la que era posible elaborar una novela que los consejos que dio a sus sobrinas que hacían sus pinitos de escritora iban en esa misma dirección. En el año 1814 escribe a su sobrina Anna, la hija mayor de su hermano James, que estaba entonces precisamente intentando escribir una novela:  Ahora estás reuniendo a tus personajes de maravilla, situándolos en un lugar que es la delicia de mi vida; tres o cuatro familias en un pueblecito rural son la base para poder trabajar sobre ellos, y espero que escribas aún muchísimo y lo disfrutes plenamente ahora que están ubicados de un modo tan favorable.  De este modo resumía su idea de que no era necesario trasladarse de lugar ni de época para conseguir una historia qu

¿Por qué "Emma" es la mejor novela de Jane Austen?

  Durante el año 2015 escribí una larga serie de artículos que encuadré bajo el título "El año de Emma" y que pretendía conmemorar los doscientos años de la publicación, en diciembre de 1815, del libro del mismo título escrito por Jane Austen. Desmenucé "Emma" hasta en sus más mínimos detalles, lo que supuso que hubiera artículos de todo tipo de cuestiones relacionadas con el libro, su estilo, su momento histórico, sus personajes, sus tramas, sus adaptaciones, todo en suma lo que podía decirse en ese tiempo de "Emma". Los artículos los fui publicando en una revista digital de cultura, en la que su director me había invitado a participar con temas diversos: empecé escribiendo de cine, luego de educación, luego hubo artículos de opinión, también reseñas de libros y críticas de películas, para culminar todo ello con este arduo trabajo sobre "El año de Emma". Creo que tuvo mucho seguimiento, todo el que entonces se podía tener a través de Internet e

Jane Austen en la televisión

(Romola Garai es Emma Woodhouse en "Emma", 2009) También la televisión ha mostrado en muchas ocasiones adaptaciones realizadas a partir de las novelas de Jane Austen. Esas adaptaciones comienzan en España en los años sesenta, en concreto en 1967 y 1968 respectivamente, con la adaptación de Emma, protagonizada por Lola Cardona y de La abadía de Northanger, dirigida por Pedro Amalio López y protagonizada por Lola Herrera. La primera miniserie británica es de 1972 y la dirige John Glenister, mientras que los protagonistas son Doran Godwin y John Carson. Se trata de otra "Emma". En 1980 aparece una "Orgullo y prejuicio" en miniserie, dirigida por Cyril Coke y protagonizada por Elizabeth Garvie y David Rintoul. El año siguiente, también británica como la anterior, se lleva a la televisión "Sentido y sensibilidad", dirigida por Rodney Bennett y con irene Richard y Tracey Childs como las hermanas Dashwood.  (Johnny Lee Miller, un excelente señor Knightl

Jane Austen en el cine

  (Fotograma de "Persuasión", 2022) Hasta treinta y cinco adaptaciones al audiovisual existen sobre las novelas de Jane Austen, sin contar las que se dedican a su vida. De ellas, veinticuatro son versiones de cine, televisión y plataformas que podríamos considerarse canónicas y otras once se dedican a rarezas. Dejaré de lado estas últimas y dedicaré esta entrada a las versiones de Jane Austen al cine. Lo haré por orden cronológico, ya que de ese modo se ordena mucho mejor y, además, se puede ver el momento de más auge de esta tendencia.  *Más fuerte que el orgullo fue el título en España de la versión de Orgullo y prejuicio de 1940, nacionalidad estadounidense, dirigida por Robert Z. Leonard y protagonizada por Greer Garson y Laurence Olivier, dos estrellas del momento. Blanco y negro.  *En 1995 se ruedan dos películas, dedicadas a novelas de Austen. Persuasión, dirigida por Roger Michele e interpretada por Amanda Root en el papel de Anne Elliot y Sentido y sensibilidad, de A

¿A quién le importa Jane Austen?

  "El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos". Ilsa Lund y Rick Blaine lo dijeron antes. El cine siempre avisa, siempre es una predicción que termina por cumplirse. Y que puede aplicarse a muchas situaciones. Por eso vivimos en modo cine tantas veces. Las imágenes y, sobre todo, las frases, tienen la versatilidad de los axiomas. Esto es así porque lo dijeron Bogart y Bergman . Punto.  Estos días el país, el nuestro, que no es todo el mundo pero es nuestro mundo, anda de cabeza. Elecciones, resultados, votaciones, adelanto electoral, consecuencias, pactos, pitos y palmas. La vida cotidiana se alfombra de estos temas a través de la televisión, internet, la radio y la prensa escrita. Cada cual a su modo tiene una idea de lo que sucede y, sobre todo, de su posición al respecto. La gente normal, que somos casi todos, no pinta nada. Aunque nos cueste reconocerlo. No vamos a elegir aunque lo parezca a la pareja de baila, ni vamos a bailar a nuestro son, es así y así hay que en

Ni tacitas ni leche

  (Foto Bridgeman, acuarela de James Miller, Aceras de Londres, Museo de Birmingham) En el Londres de mediados del siglo XVIII, unos años antes de que naciera Jane Austen, hubo que inventar aceras para que los viandantes pudieran pasear o recorrer la ciudad sin toparse con la cantidad ingente de carruajes que se movían, algunos para llevar personas y otros para trasladar mercancías. La revolución industrial estaba en sus momentos iniciales y la fisonomía de la ciudad estaba sufriendo enormes cambios. El humo, el bullicio, el ruido, el gentío, todo eran factores nuevos a tener en cuenta si uno visitaba Londres entonces.  La señorita Jane Austen iba a Londres a veces y así lo demuestran algunas de sus cartas. La pregunta que hay que hacerse con respecto a estas cartas no es por qué se destruyeron casi tres mil sino por qué se conservan 161. El criterio debió ser presentar la cara más fidedigna de la autora, al menos así lo pienso conociendo a Cassandra, su hermana querida, su albacea. Un

De baile en Basingstoke

  Hoy es posible ir de Steventon a Basingstoke en catorce minutos en coche. En la época de Jane Austen Basingstoke era el centro comercial y cultural de referencia. Allí acudían los habitantes de Steventon y también de Deane, donde estaba la otra rectoría del padre de Jane, para comprar, resolver asuntos y para el ocio, sobre todo, para los bailes. Un baile era el centro de la vida social de la época y prepararlo requería esfuerzo y organización. Había que ver el medio de locomoción para llegar allí, es decir, el carruaje que se utilizaría. También las personas que acudirían, los vestidos y adornos, los zapatos, el horario.  Basingstoke forma parte del distrito Basingstoke and Deane, está situado en el valle del río Loddon y pertenece a Hampshire , cuyo capital del condado es Winchester . En la catedral de esta última ciudad está enterrada la escritora. Steventon es hoy un pequeño pueblo de unos trescientos habitantes, al noroeste de Basingstoke, que es una ciudad grande, con más de

Lo inacabado

  ¿Cuáles son los motivos por los que un escritor deja un libro a medio hacer? ¿O apenas iniciado? Eso sucedió con Jane Austen y aquí vamos a aventurarnos en las posibles razones. Dejando claro que no fue lo único que no culminó, sino que en su juventud, cuando escribía historias que iba clasificando en tres volúmenes que luego se publicación con el título genérico de Juvenilia, muchas de esas historias se quedaron sin acabar. Ahí podemos aludir a una especie de experimentación, de jugueteo con las palabras, pero en las dos novelas que aparecen en las imágenes las cosas son de otra manera.  "Los Watson" se escribió en el corto espacio de tiempo en que la autora vivió en Bath. Tras jubilarse, su padre, George Austen, había tomado la súbita decisión de retirarse a Bath y allí que se fueron el matrimonio y las dos hijas solteras, Cassandra y Jane. En los añoso 1803 y 1804 estuvo escribiendo este texto en el cual hay también unas hermanas y otras familias de la campiña, además de

La madre de Jane Austen

  /La casita de Chawton, en la que vivió Jane Austen con su madre y hermana/ ¿Cómo era la madre de Jane Austen? ¿En qué influyó en la vocación literaria de su hija? ¿Se llevaban bien? Para empezar pertenecía a una familia superior a la del padre en cuanto a títulos, ascendencia y parentesco. Su padre era el reverendo de Oxfordshire y su tío Theophilus Leigh, un tipo excéntrico y eminente. La propia Cassandra tenía importantes cualidades intelectuales: era inteligente, tenía sentido crítico, un humor irónico muy reconocible y era muy sensata. Esa sensatez la demostró al casarse con alguien tan formal como George Austen, clérigo, y también al espaciar convenientemente los sucesivos partos de sus ocho hijos, de modo que no se resintió su salud ni la de los niños. Cassandra Austen, madre, murió a los ochenta y ocho años, diez años después que su hija, y solo padeció una leve hipocondría que se fue acentuando con la edad como suele ser normal en esta dolencia.  /La ciudad de Bath, en la que

El hermano Francis

(Puerto de Porstmouth, fines XVIII, principios XIX, Thomas Whitcombe) La privilegiada situación geográfica de la ciudad de Porstmouth, en un resguardo del mar y enfrente de la isla de Whigth, la convirtió en centro de la actividad naval durante muchos años, incluso siglos, y todavía es ahora una importante ciudad marítima, con un puerto comercial en plena actividad, un astillero y una base militar. Pero, en los años en que vivió Jane Austen, estaba allí la escuela naval en la que se formaban los futuros marinos ingleses. Todavía se conserva como reliquia el puerto histórico y en él la HMS Victory, que comandaba el almirante Nelson, héroe nacional, en su victoria sobre los españoles en la batalla de Trafalfar. A esa escuela naval asistió desde los doce años Francis William Austen (1774-1865), tan solo un año mayor que la escritora. Conocido hoy como sir Francis Austen, por el título alcanzado en su trayectoria, tuvo una larga hoja de servicios que le llevó a lograr el grado de almirante

Quioscos

  Yo soy mucho de quioscos de toda la vida. En cuanto tenía algún dinero me iba al quiosco de la plazoleta y compraba, además de alguna chuchería (pocas, porque nunca me han gustado demasiado), algo de lectura. "No tengo nada que leer" era mi latiguillo, el que obligaba a mi madre a decir "vete al quiosco o a la imprenta a buscar algo". La imprenta es la forma habitual que usábamos para hablar de nuestra librería de cabecera. De modo que me iba al quiosco y allí buscaba algún tebeo. O una revista, o un periódico, o, sobre todo, alguna oferta de libros. Me encantan esos cartones grandes en los que las editoriales lanzan las promociones. Yo compraba muchas de las promociones al inicio, cuando ofrecían dos por uno o eran más baratas. Cruzaba la calle desde la plazoleta llevando el armatoste y algún vecino me decía en voz baja, ya está esa niña con los libros. Pasados los años, todos me recuerdan así, con un libro en la mano, de igual forma que otras niñas llevaban sie

Hamlet, Heathcliff, Darcy, Max...Larry

Lo mismo que decía Spencer Tracy (y con él, toda la profesión), Laurence Olivier es el más grande actor de la historia del teatro, o lo que es lo mismo, de la historia de la interpretación. Y está entre los cuatro o cinco mejores del cine, ese arte que él despreciaba al principio (como ocurre con todos los actores de teatro) y que luego fue un trabajo que le dio fama y dinero y que le trajo también decepciones y dudas. No era un hombre perfecto, pero era el mejor actor del mundo. Siempre me produjo melancolía su vida personal (lo que sabemos de ella, que es la punta del iceberg, como ocurre siempre) y admiración profunda su trabajo. Y su imagen es el del hombre plagado de aristas. A la vez elegante, tierno, implacable, asustado, difícil, enamorado, exquisito, templado y azaroso. Una mirada indescifrable en una presencia imposible de clasificar.  Como él, otros actores ingleses sintieron la llamada del cine, que, en los años treinta y cuarenta significaba mudarse a Estados Unid