La modelo Joanna McCormick aparece en la portada de julio de 1957 de la revista "Vogue". Las portadas de "Vogue" son la historia de la moda, del gusto femenino, de la emocionalidad, del sentimiento de la mujer. Mucho más que cualquier otra manifestación, a veces mucho más que cualquier libro. Todas las portadas llevan un mensaje y es un mensaje que no siempre se descifra. Sobre todo, llevan una intención, un anuncio. La mujer de la portada amarilla de julio de 1957 despliega la placidez elegante del verano de la Costa Azul. No el verano de las playas atestadas, de los paseos marítimos llenos de gente sin nombre. No. Ella es esa mujer que solo se cruza en nuestra vida una vez. Es la oportunidad que puede que nunca aparezca. Nosotras mismas, quizá en alguna ocasión podríamos haber sido esa mujer, con su pulcra sortija de perlas blancas, con sus pendientes a juego, con sus labios y sus uñas rojas, con su maravilloso sombrero orlado de lazos y mariposas. Es la muje
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