Se escucha un cante Gregorio era un niño ambulante, el hijo de unos temporeros que iban de un lado para otro, una especie de gente del circo, pero peor, porque en el circo la gente parece muy contenta, van en grupo y tienen profesores que alternan con los payasos y los trapecistas. Esto era otra cosa. Sus padres eran buena gente y trataban de que Gregorio aprendiera cosas, las más importantes, leer, escribir y las cuentas, para que no le engañaran. Pero era muy difícil. Porque Gregorio acudía a recoger la fresa, a la vendimia, a la recolección del algodón, a la recogida de la aceituna, a la quema del ramón, en fin, Gregorio sabía más de geografía y de cultivos que siete maestros juntos. Así que, un día de septiembre, Gregorio llegó, con catorce años, al colegio de los pinitos. Y lo metieron en una clase de octavo de EGB, que ya ni existe eso. Ésta era una clase bastante peculiar. Los niños estaban aprendiendo muchas cosas y, entre ellas, estudiaban el flamenco. Aunque pueda parecer alg
¡Cumplimos 15 años! 2009-2024